Que el Banco Central de Venezuela prepare la emisión de
sendos billetes de 500 y mil bolívares no resulta algo de asombrar, pues lo
ilógico es lo tardío en asumir tal determinación, ante una realidad de insumos
extremadamente costosos y la necesidad de llevar casi una carretilla de papel
moneda para adquirirlos. De no ser por las tarjetas para sufragar los pagos, el
carnaval de fortachones sosteniendo enormes bolsos atestados de billetes fuese
el espectáculo diario.
Lo indiscutible es que tan ansiada medida se observa
chica ante una alocada inflación de tres dígitos que sobrepasa cualquier
previsión. Para muchos versados economistas la iniciativa debió tomarse por lo
menos dos años atrás, con una nación saturada de cajeros con muchos billetes de
poco valor. El de 100 bolívares resulta actualmente el más alto, con el cual no
compras ni un caramelo diminuto y ni siquiera se puede engañar a los niños,
pues ya exigen más para ir al abasto a suministrarse de chucherías.
Ya se habla hasta de que el material para emitir ese
billete podría ser más caro que el valor de la propia moneda. Un billete de mil
no serviría ni para obtener un kilo de carne en este momento, por ello antes de
aparecer en el escenario, dejan de tener valor en la práctica, lo cual augura
en poco tiempo el ansiar los de 2.000 y 5.000.
Ahora bien, frente a esta posibilidad monetaria retozando
en la complejidad económica de un país untado de desquicio, podemos abrir un
concurso para elucubrar sobre qué personajes pudieran aparecer como imagen de
estos nuevos billetes. Siempre se acostumbró como en todas las naciones del
orbe, a empalmar patriotas y líderes de gestas. Pero todo es posible en este
país patas arriba, cuando en una ciudad van a bautizar a un distribuidor vial
con el nombre de un bandolero como Maisanta.
Iniciemos el conciliábulo de las posibilidades y las
disertaciones. Empecemos a barajar las propuestas. No creo que aparezcan Mickey
Mouse ni el pato Donald en esos billetes, pues pese a quedar de Venezuela sólo
una caricatura, estas figuras son imperialistas y alienantes. Quizá podría
aflorar la imagen de un pollo entero, ya que en este momento tiene tanto valor
y es tan admirado en su consecución, que todos suspiraríamos al verlo como la
novia anhelante.
En esta peculiar vitrina de propuestas, no queda
descartada la imagen del “Che” abrazando a Fidel, ante la inyección de tantos
ideales cubanos, que cuando hacemos una cola no sabemos si la estamos viviendo
o sólo es una pesadilla que tuvimos después de observar un documental sobre esa
isla.
Hasta el pedigüeño de la esquina no queda descartado, en
vista del ideal de dignificar al pobre, más allá si es un vivaracho, un
delincuente o un trabajador honesto.
En esta competencia creativa de buscar a los posibles
protagonistas de estos billetes, se tiene el temor de observar en ellos la
catadura del fallecido Presidente y gran culpable de arruinar a una nación con
posibilidades. Esperemos que sólo aparezcan perfiles de quienes honradamente poseen
en la actualidad un espacio en el Panteón Nacional.
José Luis Zambrano
Padauy
@Joseluis5571
Zulia - Venezuela
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