“Toda revolta popular é um momento propício para a ascensão de oportunistas e aproveitadores” –Olavo de Carvalho
Así se erigían
cientos de pancartas, globos y se adherían calcomanías por las calles de
Brasil. El medio PanAm Post lo llamó el “momento libertario” del país. Lo
cierto es que la Izquierda latinoamericana está sucumbiendo ante las mismas
naciones que tenía en sus manos hasta hace tan sólo unos meses.
Primero Argentina con
la llegada de la centro-derecha de Macri, luego el referéndum contra Evo… Ahora
en Brasil se vislumbra una contestación arrolladora contra todo un statu quo de
Izquierda –junto a un impulso sagaz de ideas libertarias y liberales.
No obstante, dichas
ideas no han sido –ni serán– canalizadas completamente por ningún partido
actual pues el sistema político brasileño se erige casi en su totalidad en la
periferia izquierda; salvo uno que otro elemento rescatable dentro del
Parlamento brasileño.
Ésta tendencia común
a finales de los 80 luego de la era del régimen militar sólo podría devenir en
una zancadilla a posteriori a nivel pragmático.
Y efectivamente, en
estos momentos el hastío de los brasileños no ha sido solo contra Dilma, Lula y
los petistas sino contra todo el cártel de partidos, implícitamente.
El escenario está
atado a un dinamismo muy importante en el juego político, más que a un asunto
procesal o netamente jurídico.
El #impeachment y el
consiguiente juicio político dependen de las coaliciones parlamentarias.
El enclenque PT sólo
posee 60 diputados y 13 senadores, pero uno de los principales partidos del
país (Partido do Movimento Democrático Brasileiro) –actualmente en la
vicepresidencia con Temer– sería una pieza clave para el futuro de Dilma.
El PMDB ha estado
mostrándose ajeno al oficialismo… Pero Lula juega un rol determinante por
varias razones.
Para lograr lo que
llaman los brasileños la “articulación”, es necesario que el expresidente haga
reafirmar a Temer su alianza con Dilma. Además, si la Justicia no consolida su
estocada contra Lula, su entrada al Gobierno afectaría duramente el proceso de
enjuiciamiento y destitución de Rousseff.
Ahora, lo irrefutable
es el hecho de que la incompatibilidad del mensaje de los ciudadanos se nota a
primera vista en contraste con la de la débil oposición socialdemócrata.
A pesar de esto el
candidato presidencial Aécio Neves (Partido da Social Democracia Brasileira) ha
optado por una estrategia similar a la de Leopoldo López en 2014.
Neves ha buscado
colarse –manteniendo una cautela discursiva que no esconde bien– en el fervor
de la ciudadanía para incubar una matriz electoral en aras de asegurar una
victoria a las venideras elecciones presidenciales de 2018.
Las consecuencias de
sus intenciones terminaron fustigándolo, resultando en abucheos y rechazo a su
persona por parte de la ciudadanía.
Por otro lado, el
potencial candidato presidencial y senador del Congresso Jair Bolsonaro
(Partido Social Cristão) ha confirmado su voto a favor de las protestas, del
#impeachment y su posición en contra del PT y de la Izquierda brasileña en
general.
Dentro de la
sociedad, firmes en su postura contra el sistema, resuenan organizaciones
civiles como el Movimiento Brasil Libre (Movimento Brasil Livre) liderado por
Kim Kataguiri y Vem Pra Rua que mantienen la estructura de la protesta
constante en el país.
Además, las
intenciones de lanzar un Partido que acoja las ideas libertarias y liberales se
vuelven cada vez más fuertes y reales, en aras a poseer una mejor plataforma
para el mensaje, diseñar de manera más eficiente la protesta y poder llevar la
realidad al punto de que logren hacerse con el poder.
Muy posiblemente
Bolsonaro y Kataguiri estén involucrados con la creación de esta nueva fuerza
política prometedora que goza de un incipiente respaldo de los brasileños.
El giro que han
brindado ambos elementos al debate político ha sido admirable en cuanto al
quiebre del monopolio cultural de la Izquierda.
Pero ahora
ascendiendo hacia al tema de la geopolítica, el agente supranacional de la
Izquierda latina está siendo blanco único de todos estos sucesos
importantísimos en el país.
A pesar del panorama
incierto, la realidad es que existe una valiente revuelta en el feudo del Foro
de São Paulo… Lo que pone en jaque sus recientes intentos de reforzamiento del
proyecto –indirectamente en Venezuela y Colombia–, pues darle rienda suelta (o
mantener) a un fenómeno expansionista es complicado si en el mismo punto de partida
los cimientos son débiles y están siendo rasgados violentamente.
Lo seguro es que no
existe un panorama favorable para la Izquierda brasileña: los petistas y sus
similares están sufriendo el mayor colapso de su historia, la débil oposición
quedará sepultada en su torpeza, las nacientes fuerzas políticas se están
erigiendo con rapidez dando pie a una revolución dentro de la Política
brasileña y los pilares del Foro se comienzan a derrumbar con agresividad.
Rafael A. Valera C.
vzlafutura@gmail.com
@rafaelvaleraVF
@VFutura
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