Es posible que la
misma realidad nos empuje a terminar admitiendo que nuestra visión del Estado,
el rol de los partidos políticos, la función de la religión, los sindicatos y
hasta el mundo empresarial privado, deberán adaptarse a estos tiempos de
cambios en el marco de una crisis sin precedentes. Las debilidades de ambas
formas de gobernar en Venezuela, dentro del marco de la democracia que no se puede
ni soñar en que se pueda retornar a los tiempos de la prosperidad pasada, así
como tampoco creer que en el mal llamado Socialismo del siglo XXI, esté la
solución de todos nuestros problemas.
Ambas concepciones
han fracasado rotundamente; la primera, con su Capitalismo de Estado no previó
los peligros de su inevitable decadencia y facilitó la emergencia de un
liderazgo militar que terminó produciendo el bodrio que hoy padecemos, Por el
otro lado, el segundo, persistiendo en un modelo caduco y cuyo beneficio es de
pocos, aceleró todos los procesos que nos han llevado a la presente situación y
que hoy conocemos a la perfección.
Ya no nos asombra
nada de esta bestial revolución y menos nos deja de asombrar el colmo de la
sinvergüencería del régimen; el presidente Maduro ha insinuado la posibilidad
de clausurar la AN y en verdad, ni los partidos ni nadie podría evitar tamaño
desafuero. Por otro lado, un país donde una banda de pranes incautó los restos
de la señora madre del diputado Diosdado Cabello y amenazó con tirarlos al
Guaire, sino, les devuelven las armas incautadas; estos hechos, nos indican
sobre el grado de degeneración al que hemos llegado.
¿No nos podremos
organizar de manera diferente dentro de un Nuevo Orden más solidario y
equitativo? Tal vez esa sea la revolución en curso y hasta puede que la mayoría
percibe un cambio y seguimos en silencio esperándolo. ¿Es la clase social de
intelectuales o manuales, los que con su intelecto o sus manos producen toda la
riqueza del mundo? Admitimos que nunca habíamos visto el problema desde esta
perspectiva, pero parece que ahora comienza a tener sentido y que no tiene
porque no ser viable.
“Ni capitalismo
corporativo, ni socialismo estalinista, sí a una tierra de hombres libres y
organizados alrededor de las garantías de su bien personal y del bien común,
sin amos ni esclavos”. ¿Una utopía?... Puede ser, pero pareciera que el mundo
no vería con desagrado el ir construyendo ese tipo de sociedad. Sepamos que ya
autores andan en esa dirección, es el caso de Sousa Santos, habla de una
sociología de las emergencias, Lawrence Lessig, habla de la Cultura libre;
Toffler, la revolución digital y la revolución de las comunicaciones, como la
singularidad tecnológica y en Venezuela, quien suscribe propone el modelo del
“Estado Psicosocial”. Esto denota las posibilidades cada vez más amplias y
palpables de una nueva sociedad.
Jose Ernesto Pons
Briñez
joseponschene@hotmail.com
@joseponsb
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Zulia – Venezuela
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