La esperanza de un
pueblo es una poderosa fuerza que moviliza a los ciudadanos a tomar decisiones
en momentos trascendentales. La esperanza que la mayoría ha puesto en que se dé
una salida constitucional y pacífica a la actual crisis, es de por sí, un verdadero
muro de contención ante la posibilidad
de que se desborde la violencia y se materialice un estallido social. La admirable paciencia de un pueblo que
espera por un cambio es sorprendente,
pero no es ilimitada; se hace cada día más difícil sostenerla ante tanto
abuso gubernamental.
Pero como parece, usted
persiste en boicotear toda iniciativa tendiente a la búsqueda de una alternativa a la situación
planteada. Estamos viviendo una
verdadera tormenta, que amenaza convertirse en un diluvio si usted se empeña en
continuar en el poder a cualquier costo.
Jugar con la esperanza y la paciencia del pueblo, con maniobras
indignantes como las que estamos presenciando a cada rato, genera frustración y
rabia, pero no resignación como apuestan
algunos. No nos equivoquemos. En estas circunstancias no hay fuerza ni
represión posible que pueda contener al pueblo indignado y en rebeldía, que al
sentirse burlado y humillado, decide levantarse
contra una tiranía intransigente y tramposa; más aún, si considera que es
la única manera de restituir la voluntad y la soberanía perdida. Que Dios nos
libre de este terrible escenario.
La oposición
venezolana persistirá, a toda costa, por
la vía democrática, pacífica y constitucional; y está movilizada para activar
todos los mecanismos que tiene a su alcance. Esta es la esperanza para las
grandes mayorías; lo único que puede
salvar a Venezuela del caos y la violencia fratricida.
Presidente, no
derrumbe el muro de contención.
El fenómeno de los
linchamientos, que ocurren todos los días y en todo el país, reflejan el estado
de desesperación y de barbarie colectiva a que estamos llegando como
sociedad. Los repudiables linchamientos ocurren por el desbordamiento
del hampa, la inseguridad y la indefensión del ciudadano ante la impunidad que
luce entronizada y campante. Pero también, estas reacciones se alimentan de la
desesperación y la ira que sufre a
diario el ciudadano común ante el desabastecimiento, el alto costo de la vida,
la falta de medicina, la frustración acumulada etc. Estos actos violentos podrían extrapolarse a
otros escenarios, como ya se están viendo en el país, expresadas en saqueos,
protestas generalizadas, cierres de vías, confrontaciones callejeras; y llegar
a generar una reacción en cadena de grandes dimensiones.
Nelson Mándela, de
cuyo legado muchos deberían aprender, decía que los humanos no nacían odiando,
que esta era una conducta que se aprendía y se enseñaba; insistía en que nada
bueno se puede edificar estimulando el resentimiento, la división y la venganza.
Por años, ustedes han actuado en sentido contrario a lo que predicaba este gran
estadista, siendo responsables de estimular la confrontación y el odio entre
venezolanos. Haciendo esta breve reflexión, denuncio el condenable intento de
linchamiento, por causas políticas, del que fue víctima Félix Valery Gabaldón,
trabajador de la Asamblea Nacional, hecho perpetrado recientemente en puertas
del hemiciclo por bandas oficialistas, apostadas en el lugar para amedrentar y agredir a los trabajadores y parlamentarios
opositores, esto, señor mandatario, no tiene otro nombre que fascismo.
Sin fuerza ni
capacidad, sin liderazgo ni credibilidad, entrampado en disputas internas,
rodeado como está de incompetentes y corruptos, y con un país en ruinas, no
podrá usted sostenerse por mucho tiempo en el poder. Si por algún fatídico milagro del destino
lograra prolongar su permanencia en el cargo, será aún peor para usted; y solo
hará más dolorosa, lenta y costosa la reconstrucción del país. De proseguir
usted negado a entender esta cruda realidad, Venezuela entraría entonces en una
espiral ascendente de violencia, para al final, tener que abordar, ya sea usted
u otros, una salida a la crisis, en medio de una emergencia nacional
incontrolable, y a un costo trágico incalculable.
¿Es lo que quiere
para Venezuela el presidente de la república?
Presidente, abra los ojos a tiempo; La historia será inmisericorde con usted si permite que esto ocurra. Quienes le aconsejan persistir a ultranza por esta ruta inútil y criminal, seguramente tienen las maletas listas ante cualquier contingencia precipitada, sin importarle para nada su destino, y mucho menos de quienes sufrirán aquí las consecuencias de lo que ocurra.
Piénselo presidente,
ahórrele al país una desgracia, un doloroso desenlace. Ya es suficiente con lo
que estamos padeciendo hoy día. Actué como un verdadero estadista facilitando
una transición de la mejor manera posible; pero hágalo ya, el tiempo conspira,
y la paciencia del pueblo se está agotando.
Oswaldo Enrique Avila
Lacruz
salvemoselfuturo@gmail.com
Caracas - Venezuela
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