Una nueva Asamblea
Nacional, con renovada correlación de fuerzas, tiene un serio compromiso con el
país, siendoarteaga así que se trata del poder que tiene en sus manos la
responsabilidad de la representación popular, con la encomienda de dictar normas
generales para regir la vida ciudadana, cuya efectiva aplicación define el
Estado de Derecho, gobierno de las leyes y no de los hombres. Pero, además, la
Asamblea ejerce el control sobre el gobierno y la administración pública
Nacional como exigencia de la necesaria limitación en un sistema
presidencialista proclive al abuso del poder.
Estas funciones,
disminuidas o anuladas en un escenario legislativo de control mayoritario por
el oficialismo, deben ser rescatadas y efectivamente ejercidas, además de
constituirse el Parlamento, efectivamente, en el más legitimo representante de
la voluntad popular, no simplemente mayoritaria, sino plural y respetuosa de
todas las tendencias que se mueven en la colectividad. Aunque esto no lo
compartan muchos, como dice Ferrajoli, la regla máxima de la convivencia social
no es que se debe decidir sobre todo por mayoría, sino que no se puede decidir
sobre todo ni siquiera por mayoría.
En los últimos años,
estas funciones del Poder Legislativo han sido desvirtuadas, renunciando la
Asamblea a sus tareas de legislar, recurriendo a la vía excepcional de las
leyes habilitantes, que han dejado en manos del Ejecutivo la facultad de dictar
decretos-leyes, inclusive en materias que le están absolutamente vedadas, como
la normativa penal, quedando en manos del Presidente la libertad de los
ciudadanos, lo cual es absolutamente inaceptable en un Estado de Derecho y de
Justicia.
Por otra parte, la
tarea de control de la Asamblea se ha visto totalmente disminuida y ha sido
prácticamente inexistente, ante la solidaridad automática con las actuaciones
del Ejecutivo, sencillamente ratificadas sin objeción alguna.
Sin duda, después de
amargas y duras experiencias que llegaron hasta el extremo de no participar en
elecciones de la Asamblea o del desconocimiento de la voluntad popular por la
exclusión arbitraria de diputados, en franca violación a la inmunidad
parlamentaria que en otras épocas fue respetada a tal punto que su proclamación
tuvo el efecto de un indulto popular, hemos tomado conciencia de la importancia
del Poder Legislativo, el cual se debe constituir en factor fundamental para la
estabilidad democrática, en garantía de respeto al pensamiento plural y
elemento que ponga límites al ejercicio abusivo del poder, en beneficio de toda
la colectividad.
La nueva Asamblea
tiene muchos retos y compromisos. Entre los más importantes: velar y hacer lo
más serios y eficaces esfuerzos por contribuir a sentar las bases de un sistema
judicial realmente autónomo e independiente, entre otras cosas, a través de la
depuración de los procedimientos para designar al Tribunal Supremo de Justicia,
la precisión de los requisitos para ser magistrado y las limitaciones de normas
que han excedido las previsiones de la Constitución; controlar el uso de los
recursos públicos; iniciar y llevar a cabo investigaciones objetivas e
imparciales que conduzcan, en definitiva, al rescate de los dineros públicos
desaparecidos y que den lugar a los procesos que deben llevarse a cabo en los
tribunales ordinarios; legislar sobre la descentralización de las prisiones,
mandato constitucional que abrirá el camino hacia la verdadera reforma
penitenciaria; y algo que constituye una exigencia colectiva, en aras de la
reconciliación, como lo es dictar, de inmediato, como prioridad, una Ley de
Amnistía que ponga fin a la injusta prisión, persecución y exilio de un
numeroso grupo de venezolanos cuyo único “delito” ha sido disentir y su
condición de activistas políticos, hoy imputados, acusados o condenados sin
fundamento alguno, ni en los hechos ni en el derecho.
Una nueva Asamblea,
que también podrá decidir sobre los restantes poderes públicos, sin duda
contribuirá a recordar la advertencia severa del Libertador: “Huid del país
donde un solo hombre ejerza todos los poderes: es un país de esclavos”.
Alberto Arteaga
Sanchez
aas@arteagasanchez.com
@ArteagaSanchez
Miranda – Venezuela
–PUBLICADO EL 7/12/15 POR ANA FORERO EN EL ESPACIO DE MIS AMIGOS
http://www.cesarmiguelrondon.com/opinion-2/el-espacio-de-mis-amigos/la-nueva-asamblea-nacional-alberto-arteaga/
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