Gracias a Dios que me equivoqué; porque
confieso que me paseé por un escenario de derrota. No descarté una victoria de
la oposición, aunque con un margen muy pequeño; sobre todo, porque esta gente
contaba con los circuitos llamados focales, donde todo el mundo es chavista, y
esto porque han sido beneficiados con el Plan Vivienda y otros recursos, que
ofrecía el oficialismo cada cierto tiempo, como las Ferias de la Comida, pero
ha llegado el momento, como dice el dicho, en que se acabó el pan de piquito.
Ya no hay petróleo a cien dólares, que eran los que generaban esos enormes
ingresos con qué financiar ese reparto de su renta.
Incluso, esta vez me pasó al contrario,
a lo que me solía suceder, cuando Chávez estaba vivo, que me acostaba con un
escenario de victoria, y me despertaba con un escenario de derrota. Por lo
demás, la sensación que tengo es que comenzamos a salir de una larga y
tormentosa noche; regida por unos fantasmas crueles y rencorosos; que
devastaron al país, y lo dejaron en la completa ruina.
Porque al mirar hacia delante lo que
uno observa es que hemos llegado al fondo del abismo; momento en el que todo el
mundo se plantea que va a pasar a nivel de la comida, en especial, que es lo
que ha hecho que se haya manifestado en estas elecciones el voto castigo; tanto
más con una gente absolutamente descalificada a nivel internacional, porque le
debe a medio mundo, y resulta muy morosa; aparte de que ya el petróleo comienza
a perder su capacidad de commodity, que tuvo hace años atrás, y no es lo que
quiere Nicolás Maduro; pero gente que va a seguir aferrada al poder; pues lo
primero que ha debido hacer éste, ante estas circunstancias, es poner la
renuncia; como el primer paso que se dé, para que el país pueda enrumbarse por
el camino de la racionalidad política; tomando en cuenta que ha estado a cargo
de la improvisación, que ya de por sí se presta para el flagelo de la
corrupción que a lo largo de esta larga y tenebrosa noche ha estado muy
presente en todos los actos administrativos, y que fue la segunda razón, para
que se manifestara dicho fenómeno del voto castigo; del cual en anterior
artículo decía que se podía presentar, y entonces recordaba que, gracias al
mismo y a la anti-política, había podido Chávez llegar al poder, y con lo cual
quedaban pulverizadas las maquinarias partidistas, a partir de 1999; quienes
ahora resultan robustecidas de esta contienda electoral; pues el PSUV pasa a
ser una minoría en la AN, frente a una fracción parlamentaria que le puede
destituir desde el vicepresidente, hasta los ministros, ateniéndonos a los
números de este lunes 7D.
Hasta entonces el país había estado a
cargo de la irracionalidad; que es lo que explica el hecho de que esta gente
haya desbaratado ingentes ingresos por concepto de petrodólares, y estemos ya
en los niveles de indigencia económica, y con un gran malestar social.
Lo que sí se puede considerar es que se
inicia la segunda etapa de nuestra historia republicana; partiendo del hecho de
que de ahora en adelante dejamos de ser “la Patria de Bolívar”, como
acostumbraban decir los adecos; pues esa sobresaturación de su figura durante
esta larga y tenebrosa noche, lo que permitió fue reconocer que se trataba de
un héroe de carne y huesos, y no ese dios que se proyectó a través de lo que se
conoció como “el culto a Bolívar”, donde sufrió hasta transformaciones físicas,
al punto de convertirlo en un Bolívar mulato; de modo que todo eso sirvió de
una especie de catarsis, para calibrar cuáles eran nuestro mitos históricos.
En consecuencia, se acaba el
centralismo, el militarismo, todo eso que profesó el Libertador desde que
pierde el fuerte de Puerto Cabello; cuando cae la Primera República, como él la
llamaba; que es el momento en el cual él comienza a satanizar al sistema
federalista, que había adoptado esa Primera República, que se había constituido
en 1811.
Hasta este momento Diosdado Cabello
venía ejerciendo como una especie de régimen parlamentarista, paralelo al de
Maduro; lo que mostraba el grado de anarquía que imperaba en el país, una
especie de primer ministro, que es la investidura que hasta hoy Diosdado se
arrogaba, con poder para destituir diputados, como fue el caso de María Corina
Machado; todo eso en las narices de un Maduro, quien entonces tenía que comerse
un segundo plato de sopa, impuesto por el susodicho, quien se había enterado
que no le gustaba sopa.
En efecto, en el discurso opositor se
oyó decir que la recuperación de nuestra democracia pasaba por la conquista de
la Asamblea Nacional; que es ya de por sí la legitimación de uno de los
poderes. No pasemos por alto que el oficialismo aún cuenta con una
representación parlamentaria y el resto de los poderes, y que en algún momento
se va a producir un choque entre los mismos; en el sentido de que el ejecutivo,
ante lo que considera una imposición de la AN, la objete ante el TSJ, y que es
la importancia que tiene en esta menguada hora de nuestra patria la renuncia
del presidente Maduro.
Porque lo principal es que Maduro no va
a admitir que le impongan un programa económico, que incluya además de la
unificación cambiaria; que sería el primer palo que se le daría a las mafias
depredadoras, una asistencia financiera del FMI, como se le ha escuchado decir
a Ricardo Hausmann, suscrito por varios economistas del país; partiendo de lo
que dijo al reconocer la victoria de la oposición, esto es, que habían ganado
la guerra económica los burgueses; a pesar de que una corriente del PSUV
solicita hoy en día la revisión de su política económica, y que es lo que hace
presagiar que esta gente se divida de un momento a otro, e inevitablemente se
llegue a una cohabitación.
Enrique Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo
Lara - Venezuela
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