martes, 8 de diciembre de 2015

LUIS MANUEL AGUANA, MÁS ALLÁ DEL 6D

No. No voy a adentrarme en las normales disquisiciones de adivinadores que predicen quien saldrá vencedor en la próxima elección, ni analizar en esta oportunidad que podría hacer o no el régimen el 6D, más aún en ésta ocasión en particular donde podrían estarse jugando la supervivencia. Quisiera ir más allá de eso. El 6D se ha convertido, querámoslo o no, en un plebiscito y muchos dicen que de allí devendrá el futuro de Venezuela.

He conversado con algunos amigos que solo esperan el resultado del próximo domingo para, en caso de ser desfavorables a la oposición, hacer maletas y salir definitivamente de Venezuela. Son de respeto esas posiciones si vienen de algún profesional ajeno a la actividad política que lo único que quiere es una mínima estabilidad para poder hacer su trabajo en paz, cosa que se les ha negado. Pero para aquellos que nos hemos tomado el cambio político del país como una causa de vida, la cosa es completamente diferente; seguiremos aquí sin importar que suceda.

El régimen ha sido responsable del mayor éxodo profesional de Venezuela que se haya conocido en nuestra historia (ver Roberto Smith Perera, “De los 1.5 millones de emigrantes venezolanos, 98% tiene estudios de maestría/PhD” en  https://twitter.com/RobertoSmithP/status/619934672869556224) por lo que el 6D luce determinante en la profundización de la crisis o en el comienzo de su recuperación, de acuerdo a la percepción que la población tenga acerca de si las soluciones comenzarían con un triunfo político de la oposición oficial.

Sin embargo, creo que no es tan simple el panorama como lo pintan mis amigos. En Venezuela solemos ver por encima los problemas y creer masivamente en que las cosas son blancas o negras. En este caso que con un triunfo opositor, el día siguiente no habrán colas para comprar comida, o bien que con un fraude del régimen Venezuela se acabará ese día. Es que somos así, y no será ni lo uno ni lo otro.

Después de 17 años de castro-chavismo- madurismo aun el venezolano común no percibe el verdadero fondo el problema sino sus consecuencias. La claque que creó al fenómeno Chávez aun esta allí y sus principales exponentes, al menos la mayoría de ellos, están aun vivitos y coleando y -¡oh sorpresa!- todavía compitiendo por puestos en el Parlamento. Pero como deseamos “salir” de las consecuencias de lo que hicieron en el pasado, que no es otra cosa que la creación de los engendros que surgieron a partir de 1992, hay que votar con el pañuelo en la nariz por ellos. ¿Es esa la Venezuela que queremos? Pues no es la que yo quiero.

Algunos de ustedes me dirán que esa es “la política”, que así funcionan las cosas aquí. Y yo tercamente insisto que tiene que haber algo mejor que eso para nosotros. Tal vez les sorprenderá esto pero debo decir, a riesgo que consideren que  atento en contra de un posible triunfo opositor, que lo importante no es lo que pase el 6D sino lo que pasará después de esa fecha. ¿Por qué digo eso? Porque solo en la actitud de los principales protagonistas del 6D se decidirá la suerte, no la de los venezolanos, sino la suerte de esa gente, la principal responsable de la aparición del fenómeno Chávez en Venezuela. Me explico mejor.

En el escenario triunfador que todos esperan, la dinámica política a la que nos tienen acostumbrados indica que ese resultado generará una suerte de movimiento para “la próxima elección” donde ustedes verán luego de unos meses a aquellos diputados más votados buscando ser Gobernadores para diciembre del 2016, abandonando las curules que ahora les piden a ustedes a gritos. La excusa será la de siempre: hay que “ganar espacios” porque ahora “somos mayoría”. Eso es un espejismo que no apunta a resolver el problema estructural y que denota una clase política bien alejada de comprender la anomia que vive el país.

Y recuerden, aquí de lo que se trata es de que las cosas CAMBIEN. Que exista un compromiso opositor verdaderamente serio de cambio del sistema político, tal y cual ellos firmaron el 23 de julio de 2015, donde hubo un acuerdo de la MUD de encontrar una solución constitucional al problema castro-chavista-madurista durante los primeros seis meses del año que viene, y eso debiera ser la exigencia fundamental de aquellos que estarán votando este domingo en ese plebiscito. Si no se da eso nos habrán engañado una vez más.

Por otro lado, en el escenario de la trampa fraudulenta del régimen y la aceptación de tal cosa por parte de una oposición oficial complaciente (escenario conocido por los venezolanos en más de una elección) no veremos más que la profundización del estado de pobreza y desolación al que ya estamos acostumbrados. De hecho ya el Ilegitimo nos amenazó con eso. Y en ese escenario veo aun mayor la inestabilidad del régimen, no solo por la estruendosamente grave situación económica del país sino porque con eso deciden el 6D su “autosuicido” -CAP dixit- al cortarse toda posibilidad de supervivencia al declararse abiertamente tramposo y paria ante la comunidad internacional.

En ambos escenarios, no se habrán resuelto las cosas y se le habrá mentido de nuevo a la población al decirles a los venezolanos, tanto de la oposición oficial como del régimen, que sus problemas al menos se aliviarán después del 6D. Allí veríamos la realidad de los reyes desnudos del Parlamento. ¿Qué hacer?

Para un importante preso político del régimen, Venezuela no está polarizada sino secuestrada por dos minorías, el gobierno y su oposición oficial. Este razonamiento merece una nota completa, pero no entraremos en eso ahora. Solo veremos que si sumamos a los partidos y esa oposición, la suma es menor que quienes no giramos bajo ninguna orbita. De acuerdo a la Encuesta Nacional Ómnibus de Datanalisis julio-agosto 2015, el 57,2% se declaran independientes versus 17,7% de la oposición y 18,4% del gobierno. Y si sumamos 1,1% los que no saben, más el 3,9% de los que no contestan, estamos hablando de 62,2% de la población que no tiene vinculación partidista alguna.

De allí entonces que seamos el resto de los venezolanos no vinculados políticamente a ningún partido político quienes debemos decidir qué hacer con nuestro país, por una razón muy importante: somos la mayoría. Somos la sociedad civil no partidista. ¿Y cómo se canaliza tal mayoría? Eso estará por verse de acuerdo al desarrollo de los acontecimientos más allá del 6D.

Si los partidos y su dirigencia insisten en no sintonizarse con el clamor evidente de la población de un cambio de 180 grados en sus ejecutorias, entonces sucumbirán al tsunami que necesariamente deberá llevárselos junto con el régimen. Tal vez eso sea la oportunidad de la extirpación definitiva del cáncer político que se originó mucho antes de 1998, y que produjo esta metástasis castro-chavista-madurista que sufrimos ahora con gravedad extrema, con el consecuente nacimiento de algo nuevo. Si no se extirpa el cáncer primario del organismo político, los venezolanos nunca podremos comenzar a combatir esa metástasis en toda su extensión. Quiera Dios que cualquier cosa que ocurra el 6D nos permita la oportunidad para iniciar eso…

Luis Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana

Caracas - Venezuela 

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