Entre los valores que
debemos cultivar con urgencia en Venezuela está el de la responsabilidad que,
como el propio nombre lo indica,
consiste en la habilidad de
responder de los propios actos, de tomar decisiones y asumir las
consecuencias. Hoy, se habla mucho de
liberación y libertad, pero muy poco de
responsabilidad, y hasta algunos las consideran contradictorias, pues piensan
que son libres porque se han liberado de normas y de principios éticos, porque hacen lo que quieren, “lo que les da
la gana”, porque pueden comprar todo,
hasta las conciencias, sin caer en la cuenta que viven encadenados a sus
caprichos, sus miedos, su egoísmo, su ambición de poder o de tener,
La irresponsabilidad es enemiga de la libertad, pues libertad y responsabilidad se exigen mutuamente y vienen a ser como las dos caras de una misma moneda. Es imposible la libertad sin responsabilidad, y nadie es responsable de sus actos si no es libre. El que en nombre de su libertad no asume su responsabilidad como padre o madre, como profesional, como estudiante, como ciudadano, como político, como gobernante, no es libre y se convierte en un esclavo de sus caprichos o ambiciones.
Si todos debemos ser
responsables, le toca sobre todo al
Gobierno, que nos llevó a esta situación de miseria y caos, asumir su
responsabilidad, reconocer sus gravísimos errores, enmendarlos, empezar a tomar
decisiones acertadas, en lugar de hablar y prometer tanto, y dejar de culpar a los demás de su fracaso. No puede ser que no haya responsables de la
crisis, que se siga mitificando a los que la originaron, o que nos quieran culpar de ella a los que la venimos sufriendo
y que, desde hace mucho tiempo,
la denunciamos y solicitamos no sólo cambio de personas, sino cambio de
rumbo. También deben demostrar una gran responsabilidad, en estos difíciles
momentos, los nuevos asambleístas, que
fueron elegidos para impulsar un viraje profundo en el rumbo político,
económico y social, de modo que se garanticen los derechos esenciales y una
vida digna a todos los venezolanos. Sería
muy irresponsable perder el tiempo en debates bizantinos o utilizar la
crisis para alimentar su ego o mezquinas
ambiciones personales o de grupo. También sería
una gran irresponsabilidad y muestra de un espíritu servil y antipatriótico, apostar al enfrentamiento en vez de la
reconciliación, a la violencia en vez de la paz, a la utilización del pueblo en
vez de ponerse a su servicio.
Una vida sin libertad no merece ser vivida. Pero una supuesta libertad que no respeta la vida y llena a los otros de cadenas es opresión y barbarie. No es concebible una libertad que no respeta los derechos del otro y causa exclusión, miseria y muerte. De ahí que la libertad debe traducirse en compromiso responsable de liberación de todo aquello que impide construir un mejor país y un mundo fraternal.
Al enfatizar la
necesidad de asumir responsablemente nuestra condición de ciudadanos, el filósofo español Fernando Savater señala
en su libro Política para Amador, varios tipos de personas irresponsables.
Habla, en primer lugar, de los que, incapaces de crecer y madurar,
usan argumentos del tipo “yo-no-fui-fueron-los-demás-el-sistema-la-
cuarta-república-la-guerra-económica-el-imperio”, y se la pasan culpando siempre a otros de lo que pasa y de lo que
les pasa. Otro tipo de irresponsable es el fanático, que se niega a dar
explicaciones de sus actos por considerar que él posee la verdad absoluta.
También existe la irresponsabilidad burocrática, que se da en instituciones y organizaciones
en las que nadie es responsable de lo que allí se hace: nadie da la cara. Las
denuncias de malas acciones no acarrean sanciones pues impera la impunidad. También está la irresponsabilidad
de aquellos que creen que siempre son los otros, no ellos, los que deben hacer las cosas o resolver los problemas. La
verdadera ciudadanía implica involucrarse
responsablemente en la búsqueda del bien común, en la solución de los
problemas y en la estructuración de la
sociedad sobre las bases de respeto, justicia y equidad.
Antonio Pérez
Esclarín
pesclarin@gmail.com
@pesclarin
Zulia - Venezuela
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