Estamos en “el imperio”, no recibiendo orientación
política ni cobrando el cheque que – según algunos- nos proporciona la CIA sino
en la muy importante peregrinación de
visitar a tres hijos y seis nietos que desgraciadamente forman parte de la ya significativa diáspora
venezolana.
Bastantes de las conversaciones que mantenemos con
compatriotas, la mayoría de ellos profesionales jóvenes de altísima
calificación e importantes responsabilidades, desemboca en la afirmación de
ellos en el sentido de que la Asamblea Nacional
“no está haciendo nada” por lo que empieza a nacer la incipiente
frustración que en buena y lamentable
medida también encuentra acogida en Venezuela.
Hemos hecho esfuerzos para explicar los mil y un
obstáculos que un gobierno en pleno desespero ha puesto, está y continuará
colocando para neutralizar el verdadero
Poder Popular representado en la Asamblea Nacional.
A los
norteamericanos también les cuesta mucho entender que el Tribunal Supremo de
Justicia sea una agencia del Ejecutivo. Su formación cívica los lleva a creer
casi como axioma que si una Corte sentencia que una ley es inconstitucional
ello pueda ser resultado de la sumisión
política perpetrada por jueces cuya designación está sujeta a motivos de descalificación. Sin embargo
cuando detallamos varias de las recientes decisiones (Emergencias, Diputados de
Amazonas, BCV, Amnistía, etc.) y pasamos revista a algunas de las
argumentaciones que fundamentan las mismas, pues es entonces cuando cae el velo
y deja al desnudo la incredulidad, especialmente con los episodios de los
últimos días que pretenden desconocer la Ley de Amnistía mientras que
paralelamente se activa una tal “Comisión de la Verdad” oficialista bajo el paraguas de UNASUR y con
la alcahuetería tarifada del Sr. Samper cuya hoja de vida suscita reservas. Comisión de cual verdad
pregunta justificadamente Monseñor
Ovidio Perez Morales?
Es cierto –y a la vez lamentable- que los temas políticos
y éticos de fondo, los que dan o quitan vigencia al sistema democrático- no son
los que suscitan el interés de las grandes mayorías ocupadas en las colas y en
la lucha diaria por procurarse comida, medicinas, servicios, etc. Tal como nos
lo expresó una mujer de pueblo “ojalá que a Leopoldo lo liberen pero la verdad
es que a mi me interesa mas que aparezca la harina precocida y mi medicamento
para la hipertensión” Podemos ignorar o menoscabar ese clamor?
Cuando se descubre que para entregar bolsas de comida a
través de las redes públicas se requiere firmar contra la Ley de Amnistía
podemos acaso criticar la deformación de las prioridades y concluir que la
Asamblea no ha hecho nada?
Sin embargo, pese a lo anterior, es cada día mas evidente
que la presión dentro de la olla aumenta y que
todas las válvulas de seguridad se cierran. No se requiere ser adivino
para anticipar que algo grave pueda suceder. Ya las señales de aviso van
apareciendo en los incidentes de
violencia que ocurren en las colas, los saqueos, los linchamientos y demás
focos de alarma que día a día se reportan.
Entretanto el gobierno nacional que consiguió decretar la
emergencia económica desconoce la existencia de la emergencia humanitaria y por
tanto rechaza la ayuda que desde el exterior está lista para ser enviada. Hasta
han tenido el tupé de encomendar al represente ante la OEA (Bernardo Alvarez)
un discurso según el cual la patria de Bolívar está suficientemente abastecida
de medicinas e insumos hospitalarios como para permitir que “potencias
extranjeras” nos pretendan invadir con dosis de quimioterapia, cateteres y
fórmulas lácteas infantiles. Bernardo, date una vueltica por Caracas o por tu
Carora natal p’a que veas!
Desde esta columna secundamos el enésimo pedido de la
Conferencia Episcopal instando al diálogo. Si no le quieren hacer caso a los
curas venezolanos que “tienen el diablo debajo de la sotana “(Chávez dixit) por
lo menos oigan al Papa Francisco a quien todavía parecen respetar y a
quien la inefable Delcy aun no ha incorporado a la lista de
injerencistas ni Maduro a la categoría
de “basura”.
A quienes desde el exterior nos honran leyendo nuestras
reflexiones semanales los instamos a analizar el día a día del venezolano de a
pie dentro del marco y en el clima que se vive en nuestra patria y no desde la
diferente realidad que los arropa en el lugar donde han encontrado tranquilidad
y futuro.
Adolfo P. Salgueiro
apsalgueiro1@gmail.com
@apsalgueiro1
Internacionalista
Miranda - Venezuela
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