En el ámbito de la
sociología se denomina anomia a la falta de normas o incapacidad de la
estructura social de proveer a ciertos individuos de lo necesario para lograr
las metas de la sociedad, lo cual hace que cada quien se refugie en el
individualismo. También, se refleja un
caos debido a la ausencia de reglas de buena conducta comúnmente admitidas,
implícita o explícitamente, o peor: debidas al reinado de reglas que promueven
el aislamiento o incluso el pillaje más que la cooperación. Que no es nuestro caso
porque en Venezuela hay ley para todo, pero la cultura es de no cumplirla.
Desde el “acátese pero no se cumpla” en el país la sociedad venezolana ha
estado lejana y distante de la hechura del orden social y por supuesto no lo
cumple.
Este fenómeno ocurrió
en Argentina, a mediados del siglo pasado, descrito por Carlos Santiago Nino,
en Un País al Margen de la Ley, la forma en que se transitaba por los espacios
públicos, la naturalidad con que se evaden las responsabilidades cívicas
"pago de impuestos, por ejemplo", la forma en que se contamina el
ambiente, la extensión de la corrupción. Toda una sociedad sumergida en la
ilegalidad y en el oportunismo.
Esta tragedia tiene
tiempo ocurriendo en el país, pero sin agudizarse como ha ocurrido en estos
últimos meses, porque antes todo se tapaba con el dinero del petróleo, ahora se
acabó. Resulta que ahora el tema de bachaquero urbano se ha profundizado. Todos
los bienes y servicios son revendidos a precios exorbitantes, se bachaquea todo
y con todo, desde la harina pan hasta vehículos de lujo. Testimonios de amas de
casa explican cómo llegan a los mercados y bodegas grandes camionetas que se
llevan los productos y cuando ellas llegan al final de 5 horas de cola, ya no
hay, o cómo ven cuando llega la mercancía, pero se niegan a venderla al público
para entregársela a los bachaqueros. ¿Dónde está la conciencia de este
bodeguero o empresario que debe estar pasando las mismas penurias que el que
hace cola? Porque cuando va a comprar medicinas y no hay o va a un Hospital y
no hay suero, porque se lo robaron, sufre igual. Si se trata de vivienda su
venta está reservada a los consejos comunales y comunas y hay que dar una
vacuna a los jefes de las mismas para optar a una de ellas, si se trata de
vehículos igual: su costo es de Bs. 800.000,00, pero se consigue hasta en Bs
10.000.000,00, luego que pasa por la cadena, no de producción, sino de
corrupción. Entonces, cada quien está jugando al “vivo criollo”. La ilegalidad
es tal que los delincuentes le declaran la guerra a los policías. Los jefes de
las bandas son los pranes en las cárceles y el Estado ha negociado con estas
bandas criminales para controlar a la sociedad. Así tienen a una sociedad
paralizada, arrinconada por el miedo que imprime el gobierno; y cada quien a lo
suyo.
Que esta realidad
cambie está en la mayoría de venezolanos que queremos un cambio, pero no de
quítate tú para ponerme yo, sino, un cambio en la forma de hacer política,
desde la honestidad y el compromiso con una sociedad que ha sido maltratada por
propios y extraños.
Carlota
Salazar Calderón
Carlotasc@gmail.com
prensaanzoplural1@gmail.com
@carlotasalazar
Anzoategui
Plural
Anzoategui
- Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario