El diseño
institucional del Estado, en cualquier parte del mundo civilizado, está
concebido como un sistema de pesos y
contrapesos para que un poder controle
al otro y ninguno se exceda, abuse o se desvíe de sus fines propios, lo domine
o no lo respete.
Lo que ocurre en
Venezuela con el bloqueo institucional del gobierno a través del Tribunal
Supremo de Justicia, produce una situación inestable y explosiva que perjudica
a la Nación en su conjunto. El cerco político por parte de la Sala
Constitucional del TSJ a cualquier decisión de la Asamblea Nacional, que a
juicio del oficialismo afecte el “proceso revolucionario”, vale decir los
intereses del gobierno, caso la Ley de Amnistía, la Sala Constitucional la echa
por tierra declarándola
inconstitucional, claro eso no impide su proclamación.
Utiliza el “poder” de
la fuerza para socavar lo poco que nos queda de democracia, borrando la única
frontera entre los poderes públicos, censurando la prensa, cerrando medios de
comunicación, inhabilitando al que se le opone. La Constitución sirve para
cualquier cosa, la acomodan a las circunstancias.
Lo ocurrido con la
Ley de Amnistía es un golpe en contra de la institucionalidad. “En el campo de
la moral y los valores si no se avanza se retrocede”, lo dice Oscar Arias. La
designación apresurada de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia,
violatoria de la Constitución y de la Ley Orgánica del TSJ, ante la solicitud
compulsiva de acogerse a jubilaciones prematuras de 12 magistrados resultó el
colmo del uso y abuso del poder. Un gobierno que además del poder que ejerce el
ejecutivo, tenga la potestad judicial, respaldado por las demás ramas de la
estructura institucional, se convierte de hecho en una dictadura y
eventualmente en un poder totalitario.
El gobierno convierte “la justicia” en una barricada para trancar leyes que
inician el rescate de la Republica. Por su parte el nuevo parlamento está
obligado a honrar el mandato de sus electores
y rescatar la independencia entre los poderes del Estado, aportar
soluciones y enderezar entuertos, y es lo que hace.
El gobierno no acepta
el rechazo de la mayoría del pueblo expresada el 6 de diciembre de 2015, no
reconoce sus propios errores y no quiere entender que es minoría en la población. Además, fomenta la coalición de todos los
poderes contra el poder legislativo. Todos contra uno.
Jesús Alberto Barrios
R.,
jesusalbertob@hotmail.com
@jesus_albertob
Carabobo - Venezuela
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