La génesis del
movimiento político liderado por Chávez fue, según sus propias palabras, la
sangrienta intentona golpista del 4 de Febrero de 1992. Ese día, un grupo de
militares hicieron uso indebido de las armas que la República había puesto en
sus manos para de forma cobarde e inmoral tratar de derrocar por la vía
violenta a un gobierno democráticamente electo.
Esta génesis es de
suyo un claro indicador de lo que terminaría siendo el desempeño en el poder de
una persona que ese 4F demostró su disposición a irrespetar las reglas
establecidas cada vez que fuese necesario. No se puede llamar sino corrupción
haber llevado a un grupo de soldados engañados a unas operaciones que tenían
por objeto la toma del poder a través de un procedimiento contrario a la
constitución vigente.
Ese germen de
corrupción ha estado presente en el desempeño del chavismo a lo largo de esta
triste historia que nos ha tocado vivir a los venezolanos durante los últimos
17 años. Basta recordar el chantaje al que sometió Chávez a la Asamblea
Nacional Constituyente cuando le informaron que no incorporarían algunos
aspectos que él consideraba trascendentales como el nombre de República
Bolivariana para citar solo un ejemplo.
De allí en adelante
vimos a un hombre que demostraba una ausencia total de escrúpulos cuando se
trataba de lograr sus objetivos. Aquel tristemente recordado 15 de diciembre de
1999, en medio de la pavorosa tragedia que arrasaba a la costa venezolana,
Chávez se centró en el proceso comicial y dejó abandonados a su suerte a miles
de venezolanos que se encontraban sometidos a las inclemencias de la
naturaleza. Tan solo se limitó bobaliconamente a repetir la frase que Bolívar
pronunciara después del terremoto de Caracas en 1812. Su interés centrado en el
proceso de votación hizo que los venezolanos debieran esperar. Siempre estuvo
el interés de Chávez por encima del de los venezolanos.
No alcanzaría el
espacio para enumerar todas las veces que el extinto ex presidente puso su
ambición personal por encima de los intereses del país. Desde su llamado a
activar el plan Ávila aquel 11 de abril de 2002 hasta su inmoral defensa
personal de los pistoleros de Puente Llaguno que terminó con la condena a 30
años de los policías metropolitanos que impidieron que la masacre chavista
sobre el pueblo fuese más grave. Prueba de esto último la encontramos en la
declaración del señor Aponte Aponte cuando busca asilo en los Estados Unidos.
Por cierto, habría que preguntarse por qué no se ha iniciado un juicio por
violación de derechos humanos a este nefasto ex juez del TSJ.
He ahí que ese comportamiento
personalista de Chávez permeara a todo su partido político. Se inoculó de esa
manera la corrupción, desde su nacimiento, a un proceso que siempre tuvo por
delante la imposición de la voluntad del comandante por encima del respeto a la
constitución y a la dignidad del pueblo venezolano.
Y aquellas aguas
trajeron estos lodos. Los niveles de corrupción política con los que se maneja
el chavismo post Chávez son increíblemente vergonzosos. Solo basta ver de
presidente del TSJ a una ex funcionaria del gobierno y ex miembro del PSUV para
darse cuenta que la moral no es un asunto que mortifique a esta clase política.
Lo mismo encontramos en el caso del defensor del pueblo. Diputado y gobernador
por el partido de gobierno, no puede esconder su falta de verticalidad para el
ejercicio de un cargo tan fundamental para la defensa y preservación de los
derechos de los venezolanos.
No hay que llamarse a
engaños pensando que en Venezuela vivimos algo distinto a una Dictadura.
Algunos colegas prefieren llamar a este gobierno un autoritarismo competitivo.
Los recientes acontecimientos demuestran lo contrario. La competencia significa
igualdad de condiciones y respeto a los
resultados.
Ninguno de esos dos
elementos existe en la Venezuela del chavismo genéticamente corrupto. La
primera acción de un TSJ que opera como secretaría de imposición arbitraria de
decisiones del PSUV fue cercenar a la MUD tres diputados electos por el Estado
Amazonas. A estas alturas, tan inmoral decisión no ha sido respaldada por
pruebas contundentes. Y en una todavía aún mas inmoral actitud, se guarda
silencio al respecto. Nuevamente, la competencia ganada a pesar de lo desigual
del terreno a favor del gobierno, produjo un resultado que al serle adverso,
fue desconocido en la práctica por el ChGC.
Y como era de
esperarse, no se han conformado con eso. La otrora defensora del reo por
golpismo Hugo Chávez, se ha encargado de ir declarando inconstitucionales las
leyes emanadas de la AN. Incluso, han tratado de limitar la capacidad
legislativa del parlamento. Unas acciones que serán consideradas a la hora de
elaborar los anales de la corrupción en Venezuela.
El asunto no se queda
ahí. Se trae al ex alcalde de Bogotá, destacado incapaz al que se le impidió
implantar la involución en tan bella ciudad y al ex presidente colombiano
involucrado con el narcotráfico para que con su cuestionada credibilidad digan
que en Venezuela no hay problemas de escasez ni dificultades económicas. La
mentira es corrupción, sobre todo cuando se paga al mentiroso para que las
diga.
En sus alocuciones,
el limitado presidente balbucea incongruencias y mentiras que no se compadecen
con la realidad. “…la gente no estuviera así, rozagante y bonita como está
nuestro pueblo”. Esa frase la pronunció el señor Maduro para hacer ver en su
corrompida visión de nuestro país que en Venezuela no hay escasez de alimentos.
A pesar del criminal
cerco informativo, nos hemos podido enterar de la creciente mortalidad de
neonatos por las pobres condiciones de los hospitales y la inadecuada nutrición
de las madres. El Chavismo genéticamente corrupto ni siquiera anuncia la
apertura de una investigación sobre estos casos. El defensor del pueblo
ausente.
La palabra chavismo a
devenido en sinónimo de corrupción. No se podía esperar otra cosa de un
movimiento político que se erigió sobre la violación de la constitución y la
muerte de venezolanos inocentes. El chavismo como movimiento político está
destinado a desaparecer como una de las peores lacras que azotaron Venezuela.
Jose
Vicente Carrasquero A.
botellazo@gmail.com
@botellazo
Caracas - Venezuela
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