viernes, 8 de abril de 2016

LEONARDO MORALES P., MODELO MADURIANO

El gobierno, en particular su timonel, si es que en efecto es quien suponemos, dio señales de haber encontrado o conocido la forma de superar la calamidad que desde bastante tiempo están padeciendo los venezolanos.

En algún lado dieron con la receta: había que superar el modelo rentista y sustituirlo por un modelo productivo. A semejante conclusión llegaron en pleno siglo XXI. Toda una proeza. Cuántas neuronas habrán quedado en el camino para llegar y anunciar con cara de intelectuales y científicos, muy a lo Big Bang Theory tal hallazgo. Bien largo al carrizo las barbas de Marx y de Weber, a levantar las copas por los talentos de este siglo, un tal Maduro, un Cabello, un Jaua que entre otros son hoy el ejemplo que el mundo debería estar peleando.
Haber llegado a esa nueva verdad universal, un modelo productivo, capaz de enfrentar con abultado éxito el falsacionismo popperiano debería augurar el fin de las todas las penurias. Que este nuevo modelo ideado por mentes tan brillantes permita que un país tenga crecimiento económico, supere la pobreza y el hambre, los anaqueles se vengan al suelo por el peso de la variedad de productos y la gente no haga colas para adquirir medicinas y alimentos, no es poca cosa.
No solamente el presidente sorprendió al mundo con esta nueva verdad universal, cosecha de su disimulado talento, sino que además, enfrentado a la odiosa división social del trabajo, demuestra que no solo es capaz de manejar una guagua sino que también sabe de sus entrañas. Es a partir de tan hondos conocimientos desde donde se impulsa la nueva verdad universal; a través de motores se da vida y sustento eterno al modelo productivo maduriano, propio de esta nación y no de alguna otra vecina.
Como siempre las guerras, el egoísmo y seguramente la envidia ante tanto talento junto y nunca visto, hizo que se manifestarán fenómenos sobrenaturales: Tlaloc, conocido como el dios de la lluvia y del relámpago entre los aztecas, hizo su aparición negando que sobre estas tierras caigan torrenciales gotas de agua además, para sabotear el modelo producto maduriano, un zagaletón a quien mentan “el Niño” se ha encompinchado con Tlatoc para aguar la fiesta prevista en el Palacio Blanco, no el adeco sino el rojo rojito, por ahora, claro.
Ante esta estado de cosas, guerras imperiales y saboteos del más allá, el Comando cívico-militar encargado de velar por la puesta en marcha de los motores ha tomado medidas para que el modelo productivo nunca falle: jornada laboral de solo medio día; una Semana Santa, santísimamente larga, sin trabajar; decreta hasta mayo con fines de semana largos, iniciados los viernes, con lo que se evita construir puentes, esto es, la jornada laboral se reduce a solo 4 días. A estas alturas los operarios de los motores analizan decretar el día lunes 18 de abril no laborable.
Como habrá notado la genialidad del modelo productivo maduriano reside en un odio profundo y desmedido al trabajo, se sustenta en el no trabajo, estimula al reposero, y tiene a la vagancia y la flojera como valores supremos del socialismo bolivariano.
Leonardo Morales
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP  
Caracas - Venezuela

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