“La revolución comienza como promesa, se disipa en agitaciones frenéticas y se congela en dictaduras sangrientas que son la negación del impulso que la encendió al nacer.” Octavio Paz
En el más reciente estudio del Instituto Venezolano de
Análisis de Datos (IVAD), los resultados
revelan cifras muy contundentes. Veamos algunos: 1. La gestión de gobierno es
calificada de regular a pésima por un 69.8% de la población. El 73% no confía
en que este régimen pueda resolver los problemas más acuciantes del país como
lo son el desabastecimiento y la escasez que un 40.7% considera que es lo que
más le afecta; el 21.2% considera que es el alto costo de la vida y el 16.9% la
inseguridad. El 71.3% de la población cree que las nuevas medidas económicas
tomadas no solucionarán sus problemas, en consecuencia, el 61,2% estaría
dispuesto a revocarlo. Casi las dos terceras partes quieren salir de esta
tragedia que se ha dado en llamar revolución.
En algunos países desarrollados, cuando un funcionario
público es señalado o descubierto por cometer actos deshonestos, renuncia, y en
algunos casos, se suicida. Es una cuestión de honor. Aquí por lo contrario, los
actos de corrupción y delincuenciales son credenciales de mérito para rotar por
varios cargos del más alto nivel y hasta se
condecora a quienes los cometen. Otros llegan a integrar la más alta
magistratura y a formar parte del poder moral.
Por eso venimos insistiendo que no sólo es la quiebra económica lo que
nos afecta, sino la quiebra moral lo que nos hace más daño.
Es necesario alertar porque por allí andan algunos
artífices del desastre nacional, desalojados del poder, que se asoman como
paladines de la ética, la justicia y la eficiencia; denunciando y señalando los
desaciertos y desafueros del régimen. Aparecen como opuestos a él, pero, no
reniegan de su origen, que es la causa fundamental de la postración ética de la
nación. Una cosa es que se permita y hasta se propicie el acercamiento con quienes desde el sector del chavismo no
tienen arte ni parte en este desbarajuste y otra cosa es pretender que se
lleguen a acuerdos para manosear la justicia con el fin de poner a salvo a los
culpables de esta aberración histórica.
El seis de diciembre pasado conquistamos un espacio importante para el ejercicio de la
democracia, hoy el pueblo reclama que la situación se torna intolerable, su
desesperación está llegando a límites inaguantables y su subsistencia se hace
cada vez más precaria. El caos está a la vuelta de la esquina y el régimen se
muestra inconmovible, paralizado, alucinado. Ante este cuadro nacional, el 80.3%
de la población clama por un cambio en la conducción del país. Está esperando
que despidamos al chofer y que digamos definitivamente adiós a esta falsa
y mal llamada revolución.
Neuro Villalobos
nevillarin@gmail.com
@nevillarin
Zulia - Venezuela
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