Sergio
Dahbar comenta en su columna del 23 de
abril la epopeya del pueblo Rumano en rechazo silencioso al totalitarismo
represivo del estalinismo balcánico en el país latino de Europa Oriental, al referirse al documental presentado por Nestflix que relata
cómo desde 1985 un número cada vez mayor
de televidentes clandestinos de Bucarest, Brasov, Timisoara, Constanza, se arriesgaban
para desplazarse ficticiamente fuera de
Rumania en sus anhelos por alcanzar la libertad.
En
una sala minúscula atiborrada de espectadores en un apartamento cualquiera, se
daban cita secreta profesionales de diferentes formaciones, ancianos, jóvenes,
niños para escapar de la pesadilla de un
régimen que se creía eterno. Cada uno de esos
televidentes volcaron sus sueños por la libertad dándole utilidad a sus ociosos televisores.
Los
“dignificados” del “paraíso comunista” a quienes no se les permitía protestar,
no se les podía prohibir el poder soñar . Por eso se arriesgaban: estaban
cansados de presenciar el culto a la
personalidad de Ceauseuscu y las falsas maravillas pregonadas por el régimen
totalitario transmitidas por el único canal: el del Estado.
Era
la forma también de evadir tanta
propaganda y tantas mentiras
transmitidas diariamente durante dos horas monótonas y reiterativas.
Prefirieron arriesgarse y usar su televisor para darle rienda suelta a
la magia del VHS- y olvidarse del
sufrimiento de las interminables colas, de los salarios miserables, de
viviendas inadecuadas, de servicios médicos colapsados, de penurias por el
desabastecimiento, de racionamiento de electricidad, y tantas otras
limitaciones acumuladas por una “revolución fracasada e inútil”
En
las películas se escuchaba la voz de la traductora Irina Nestor que traducía a
todos los actores con una sola voz monótona, pero que les sonaba a gloria, ya
que los televidentes se
transportaban con la valentía contra el
dragón rojo que enfrentaban valientes
héroes como Rocky o Rambo o luchadores contra la corrupción como Jean
Claude Van Damme o Chuk Norris. Miles de películas se reproducían una y otras
vez, mientras que la temible securitate, allanaba los apartamentos para
llevarse las video-grabadoras y las películas piratas para sumarse ellos
también, al deleite de fines del Siglo
XX sin consignar ante sus superiores los aparatos “expropiados”.
Pero
la historia no termina allí. Pocos años más tarde, nuevamente es la Televisión
Rumana la que transmite en vivo y en directo
la valentía de los manifestantes que supieron enfrentarse al mayor
aparato represivo de los países del Pacto de Varsovia repudiaron en la Plaza
Unirea al dictador Nicolas y a su esposa Helena. La masacre hizo que los
militares y fuerzas policiales se unieran al pueblo, segudio por el trágico
juicio que los condenó a la pena máxima, siendo transmitido por la Radio y
Televisión Rumana.
La
formación del Gobierno Provisional de Salvación Nacional escogió como sede
inicial de los encuentros de exiliados, ex presos políticos y dirigentes
marginados del Partido Comunista a la sede de la Televisión Rumana que se dedicó a transmitir de manera interminable
una catarata de intervenciones de los nuevos dirigentes. Por allí desfilaron
los políticos mas divergentes: Ion
Iliescu, Petre Roman, Radu Campeanu, Coposu, Mazili. Ellos fueron los actores
que protagonizaron la etapa histórica cuando
la television derrumbo al comunismo.
Milos
Alcalay
milosalcalay@yahoo.com
@MilosAlcalaym
Internacionalista
Miranda
- Venezuela
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