Tras la gloria
inmortal del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, obra cumbre de las
letras españolas, se olvida, por la celebridad del libro, el origen y los
infortunios de su autor, don Miguel de Cervantes Saavedra.
Hijo de Rodrigo de
Cervantes, “hombre hixodalgo, e muy pobre, que no tiene bienes nengunos”, y de
Leonor de Cortinas, fue “procreado de legítimo matrimonio”. Algunos de sus
ancestros fueron “de alta sangre”, “hombres ricos de León y Castilla”.
A sus 30 años se
registra en testimonios de su época que “poco más o menos, y de diez años a
esta parte a servido como buen soldado a Su Magestad el Rey Don Felipe” en las
más penosas circunstancias, entre ellas: “en las guerras que a tenido en
Italia, y la Goleta, y en Tunez, y en la batalla naval que el Señor Don Joan de
Austria tubo con el Armada del Turco”, donde fue herido “de dos arcabuzazos en
el pecho, y otro en la mano izquierda” (1571).
Héroe con pundonor,
estuvo muy enfermo en la acción, y a pesar de que sus compañeros le indicaron
que se guardarse bajo la cubierta de una galera, Cervantes respondió “que no
hacía lo que debía, metiéndose so cubierta, sino que mexor era morir como buen
soldado, en servicio de Dios y del Rey”, tal y como lo exigía su deber a favor
de la cristiandad en la batalla de Lepanto. Por su valor recibió “quatro
ducados más”.
Otro hecho se destaca
cuando “captivo, que está en la cibdad de Argel” (1575) estuvo cinco años
encarcelado, intentando escapar. Arnaute “le tenía mucha estima” al haber
encontrado las cartas con las cuales Don Juan y el duque de Sessa indicaban sus
méritos ante el rey y aspirando recibir un rescate, le respetó la vida.
Desesperado por su
propia suerte, Cervantes quiso venir a América para ocupar “un oficio en las
Indias”, solicitando entre varias posiciones “la contaduría del Nuevo Reyno de
Granada o la Gobernación de la Provincia de Soconusco, en Guatemala, o Contador
de las Galeras de Cartagena, o Corregidor de la ciudad de La Paz”, las cuales
no les fueron concedidas; España y el Mediterráneo eran su destino.
Comisario de abastos en Sevilla (1587), preso en Castro del Río (1592), estableció su casa sobre una taberna en Valladolid (1603), donde escribió la primera parte del Quijote, para gloria de España y de su nombre. Murió el 22 de abril de 1616 en Madrid: “Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son”.
Jose Felix Diaz
Bermudez
jfd599@gmail.com
@jfdiazbermudez
Anzoategui –
Venezuela
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