sábado, 14 de enero de 2017

EGILDO LUJÁN NAVA, EL CONTRABANDO DE GASOLINA Y LA DESAPARICIÓN DEL "MARRÓN"

FORMATO DEL FUTURO…
" El peor daño que se le puede hacer a un ciudadano, es manipular a discreción su signo monetario  forzando su voluntad con hambre y sumisión. "(autor desconocido)

Entre tantos conocidos, otro hecho rutinario en Venezuela es la multiplicidad de supuestos delitos cuyos autores nadie llega a identificar, indistintamente de que las propias autoridades se atrevan a denunciarlos públicamente, a partir de presuntas pruebas que tampoco son hechas del conocimiento ciudadano.

Es decir, si la mentira y la opacidad informativa han terminado convirtiéndose en siamesas de una política de Estado, ¿por qué habría que dudar que el contrabando de la gasolina y todo el espectáculo de fin de año alrededor del billete de Bs. 100,oo no constituyen, en el fondo, una variable de esa práctica?.

Por supuesto, como la libertad de pensar no puede mediatizarse ni depende de la voluntad de influencia de parte de ningún burócrata, ¿quién impide, entonces, la posibilidad de identificar bisagras económicas, monetarias y delictivas alrededor del hecho que, por lo demás, aún no ha sellado su final?.

De ahí que cualquier conversación en la frontera de Venezuela con Colombia, desde luego, en el medio de anuncios sobre la venta de gasolina a precios internacionales  y etc, etc, etc, termine en lo hermanado que lucen el tráfico y el comercio ilícito del combustible. Tienen una causa y una relación en común. Inclusive, protagonistas comunes. Es la conclusión local, de los locales y de los visitantes. Y todo está asociado a un hecho convertido históricamente en una verdad de perogrullo: el contrabando de gasolina ejecutado principalmente vía Colombia, además de otros destinos vía terrestre, mar y ríos, es de enormes proporciones.

Venezuela y Colombia comparten 2.219 kilómetros de frontera; un espacio que he terminado convirtiéndose en área excepcional para que se comercialicen ilegalmente millones de litros de gasolina con participación de mafias y cómplices de miradas complacientes, aun cuando las normas les facultan para que actúen en contra de los delitos y de los delincuentes.
                           
La producción de combustible en Venezuela ha quedado reducida apenas a 90.000 millones de barriles diarios (mbd). Es la cifra que difunden sindicalistas del sector petrolero y que compite con la siempre capciosa que ofrecen las autoridades. Capciosas cuando se les comparan con las que difunden los competidores internacionales, y que cuando se les lleva a la realidad del mercado criollo, evidencian que la demanda nacional se ubica en 260.000 mbd. Mejor dicho, que  existe una severa insuficiencia entre los niveles de producción y la demanda. Pero, además, que la mitad de la posible producción actual se va por las fronteras.

Esa es la Venezuela petrolera del 2017. Dejó de ser el país autosuficiente y exportador, y pasó a ser importador de gasolina a precio internacional para regalarla en el mercado nacional y surtir  a las mafias de contrabandistas que pululan en la frontera. Es, por supuesto, otra conclusión fronteriza. Porque allí, con números en la mano, aseguran que la desafortunada merma de  la anterior capacidad de producción y el contrabando fronterizo, conforman la actual causa de la gran escasez nacional de gasolina.

Tales números radiografían la realidad del verdadero negocio o comercio de la gasolina en el país. El litro de la gasolina más cara, la de 95 octanos,  se vende en Venezuela a Bs.5,00, pero en Colombia se comercializa a Bs.2.200,00 el litro. ¿Quién duda que esa descomunal diferencia no excede cualquier tipo de utilidad que pueda generar negocio licito o ilícito alguno?. Pero es que, además, no existe otra utilidad comercial  que permita -y hasta facilite- toda posibilidad de soborno o de “distribución de beneficios”.

Pero ¿y cómo se desarrolla?. Con la movilización de miles de gandolas o camiones que, curiosamente, no son detectados por funcionarios fronterizos, autoridades municipales o estadales de un lado o de otro de la frontera. ¿Y cómo se paga? en bolívares contantes y sonantes que se traduce, obviamente, en la acumulación de  billones de bolívares en Colombia, y luego en su conversión en dólares en las casas de cambio, a decir nada más y nada menos que por el propio Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.

Dicho procedimiento, según las autoridades, entonces, explica y demuestra la absurda y variante tasa de cambio del insistentemente denunciado enemigo del Gobierno de Venezuela, el portal "Dólar Today". Hecho al que, además, habría que agregar el último colofón-descubrimiento: el alto volumen de dinero que se queda en Colombia cada vez que miles de venezolanos, desesperados por la escasez de alimentos y de medicinas en su país, decide cruzar la frontera  y abastecerse, en vista del poco interés o la indiferencia con la que su Gobierno considera ese grave problema social.

Si a ese mismo Gobierno tampoco le preocupa que miles de venezolanos necesiten escarbar en los basureros que se acumulan en el medio urbano para satisfacer sus necesidades alimenticias, ¿por qué esperar a que sea otro su interés con respecto al caso de esos viajeros al vecino país?.

Lo cierto es que, siempre según las autoridades venezolanas, toda esa cantidad de dinero suma un volumen acumulado de más de Bs. 300.000 millones. Y eso equivale a un 50% del total de la masa circulante de dinero en efectivo  a nivel nacional.

¿Deducción gubernamental?: como quiera que las dos negociaciones en casi un 100%, la ilícita del contrabando y la lícita de los viajeros se transa con base en el  uso del billete de mayor valor, el de Bs. 100,00, es decir, del desaparecido “marrón”, fue por eso por lo que surgió una escasez de circulante en Venezuela.

Ante esa posible situación, lo que cualquier ciudadano medianamente informado se plantea, es  reflejado en dos vertientes: ¿eso sucedió repentinamente?. Y si el Gobierno venezolano lo sabía anticipadamente, ¿por qué no actuó con la celeridad del caso e impidió, de paso, que dicho particular fenómeno se mezclara con el anuncio de la entrada en vigencia del nuevo cono monetario?. ¿0 es que el Banco Central de Venezuela también está ausente de hechos de esta naturaleza, incluyendo su obligado conocimiento de que en el país el 70% del circulante está representado por billetes de alta denominación?.

Cuando se puso sobre el tapete que los bancarizados venezolanos dependían de sólo 72 horas para depositar todos sus billetes de Bs. 100,00, ya que luego serían invalidados, lo sorprendente fue saber que en todo el país había un increíble número de camiones descargando ante los bancos enormes bultos de billetes.

Y eso produjo otra serie de lógicas preguntas: ¿Quién podía  poseer esa cantidad de billetes en bultos?. ¿Era necesario someter a ese castigo a los ciudadanos, especialmente a pensionados, ciudadanos de a pie y comerciantes informales, a angustias e incertidumbre, y al comercio en general a vivir las experiencias de saqueos y heridos?. ¿Se hacía imprescindible que, una vez más, la ya golpeada y humillada población empobrecida venezolana aportara otros muertos para satisfacción de improvisados y promotores de hostilidades dirigidas?.  ¿Todo este espectáculo efectista también forma parte de la cacareada guerra económica promovida por la artillería verbal gubernamental, y en la que nadie cree más allá de ese cada vez más reducido círculo de adulantes y seguidores?.

Por otra parte, ¿0 es que acaso existía a la par un dirigido negocio para complacencia y satisfacción de quienes, desde hace años, le vienen sacando provecho a la situación de crisis que mantiene agobiada a más del 70% de la población venezolana?.

En una realidad de extremo oscurantismo y de opacidad informativa, sin duda alguna, toda deducción e interpretación es válida como componente del mundo de eso que denominan dibujo libre. Pero de lo que no hay duda alguna, es que en la jugada y eventualidad de un negociado no estaban involucrados los empresarios formales y organizados del país, tampoco el Imperio, ni los dirigentes de los partidos políticos que conforman la Mesa de la Unidad Democrática ni sus representantes en la Asamblea Nacional.

Mientras las interpretaciones y deducciones alrededor del caso van de un lugar a otro, tanto como las libres interpretaciones en torno al hecho, surge un razonamiento lógico, ajustado al pragmatismo jurídico de las normas universales en las que se fundamenta el uso del papel moneda y la administración del cono monetario de cada país: en ningún país, los billetes tienen fecha de vencimiento; ellos son un cheque al portador y es responsabilidad de cada nación y de su respectivo Banco Central responder por su valor ante el poseedor.

Es decir, esos billetes, los millones de "marrones" que están en el exterior, y que en el momento de la “jugada”  fueron comprados a razón de Bs. 2 mil, 3 mil o más de  4 mil, van a poder ser cobrados o canjeados al valor oficial Dicom de Bs. 672,00 en un pleito o reclamo internacional. Si eso sucediera, todo se traduciría en otro escenario adverso para el país. Mejor dicho, en una pérdida gigantesca de capital. ¿Será que es por eso por lo que dicen que "al perro más flaco se le pegan todas las pulgas"?.

Lo cierto es que mientras el país espera  a que llegue el 20 de enero y concluya la última “prórroga” para que se determine  en qué estatus va a quedar, finalmente, el billete de Bs. 100,00 en el medio de la activación de un nuevo cono monetario que no termina de materializarse, la apreciación crematística del evento determina que  nada de lo sucedido es causado por guerras económicas, saboteos o acaparamientos. No.

Para los que analizan dicha situación desde la dinámica de los negocios en la frontera con Colombia, la única y verdadera causa de lo que sucede -y siempre basándose en cifras en manos- está asociado con la reducción de la producción nacional, la enorme corrupción relacionada con hechos denigrantes como el contrabando de combustible a nivel fronterizo, el control y regulación de precios al consumidor, la terrible escasez y el fatídico control cambiario. También, desde luego, con el empecinamiento de un Gobierno  al que sólo le preocupa su condición en relación con la ciudadanía, a partir de lo que dicha vinculación se traduce en todo aquello que se relaciona con el sostenimiento del poder, nunca en la solución de los ingentes problemas sociales y económicos que agobian a los gobernados.

¿Y qué se debería hacer para detener este desquicio que está dañando al país y a toda la ciudadanía?. Disciplinar el gasto público. Enfrentar decididamente el desorden fiscal y monetario que asfixia el funcionamiento del Estado. Unificar el cambio y acabar con las ataduras de un control que perdió su esencia y su vigencia. Y entrarle de lleno a un proceso modernizador de la economía venezolana, que incluya la  revisión a fondo de lo que se espera de la actividad petrolera, como de la participación de la empresa privada en la economía del país.

Permitir un cambio libre y fluctuante del signo monetario venezolano a valor real, el denominado implícito, que es la relación entre la masa monetaria y las reservas internacionales, y la cual  hoy estaría por Bs.945,85, y dejar de usar la moneda como bozal político para la economía del país, no es una demanda de factores “interesados”. Es una necesidad de la economía venezolana. 
                 
De igual manera,  en vista de que la casi la totalidad de los ingresos de divisas extranjeras  son por la venta de hidrocarburos y que por vía de Petróleos de Venezuela van al Banco Central, esas cantidades y todas las que ingresen, se deben poner en venta libre a través de los bancos del país. Es necesario  dejar que fluctué el precio del bolívar, de acuerdo a la demanda y la oferta. Porque eso, entre otros beneficios, eliminaría la posibilidad de la enorme corrupción que genera la posible - para algunos- venta oficial de un tipo de bolívar (Dipro) a Bs.10,00 por dólar y otro,  el denominado Dicom , y  que poco se consigue,  a Bs. 672,00 por dólar.

Egildo Lujan Navas
egildolujan@gmail.com
@egildolujan
Fedecamaras
Fedenaga
Miranda - Venezuela

Eviado por
Edecio Brito Escobar
ebritoe@gmail.com
CNP-314

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