A PLUMAZO LIMPIO
La dirigencia de la oposición venezolana no ha estado muy acertada en
los últimos tiempos. Sé que estoy siendo benevolente con las palabras. Nótese
que digo "dirigencia" y no "liderazgo", por razones a las
que haré referencia en otro artículo próximamente. Pero vamos a lo de hoy.
Han cometido varios errores, pero hay uno que es demasiado
sobresaliente. Voy por partes.
La total e inmensa arrechedumbre en la que están sumidos los venezolanos
de bien que con toda razón se oponen y rechazan el maquiavélico régimen
venezolano, viene dada en buena medida por las inconsistencias e incongruencias
de quienes han venido asumiendo la conducción de la lucha política desde la
oposición.
Ese gran volumen de gente, que anda por el 90% del país hoy, le otorgó
su confianza a unos señores cuyo mérito principal es haber ganado las
elecciones del 6 de diciembre de 2015, lográndose la victoria más contundente
que el descontento haya logrado en los últimos 18 años.
Una victoria que, si bien es cierto que es atribuible al desarrollo de
una apropiada estrategia en la cual el ingrediente principal fue el de
mantenerse unidos, no es menos cierto que no hubiera sido posible sin la
generosa ayuda de la catastrófica gestión de este gobierno.
El error más comentado últimamente y que explicaría el "por qué
estamos cómo estamos" es que, en Octubre del año pasado, en el mejor
momento de activación de calle habido en años, los dirigentes de la MUD
tuvieron la brillante, espontánea y silvestre idea de ir a dialogar con el
gobierno.
Cosa que no hubiera sido mayormente grave, si es que con ello no
hubieran también decidido desactivar (mejor dicho, suspender) las movilizaciones
de calle.
Este error explica que el intento reciente de realizar una marcha en una
fecha tan simbólica como el 23 de enero resultara en un total fracaso.
Sin embargo, esto no es lo único. También en Octubre, la Asamblea
Nacional declaró el rompimiento del hilo constitucional por parte del gobierno
de Nicolás Maduro. Es decir, la representación del pueblo nos dijo que estamos
en dictadura. Nada trivial.
El asunto es... ¿qué es lo que ha hecho con esta declaración la
oposición? ¿De qué nos ha servido a los venezolanos que se nos anunciara que
estamos en dictadura? ¿Cuál es la nueva estrategia que se ha debido elaborar
para combatir una dictadura y ya no un simple gobierno catalogado, con todos
sus bemoles, como democrático? ¿Cómo entran a jugar coherentemente los
artículos 333 y 350 de nuestra Constitución en esta nueva dinámica?
La respuesta general a todo esto es la nada. Se olvidaron del asunto.
No contentos con esto, recientemente ahora, en Enero, la Asamblea
Nacional declara el "abandono del cargo" del Presidente de la
República. Razones las hay. Basta ver el estado en el que se encuentra
Venezuela para entender que este pedazo de tierra bendita fue abandonado por
quienes deberían cuidarlo.
Repitiendo el error anterior, han pasado varias semanas y nadie le ve
continuidad alguna a esta medida. ¿Otro saludo a la bandera? ¿Alguna
convocatoria para que los venezolanos en masa refrendemos esta declaratoria?
Las inconsistencias siguen y no parecen finalizar.
Pero hay un hecho adicional que es probablemente el error más costoso en
todo este período. Uno que por más explicación que se le pueda buscar, no se le
encuentra.
Comenzando el mes de Febrero de 2016, escribí un artículo llamado
"Piedra de Tranca". Veníamos saliendo de la gran victoria del 6D, la
fuerza de la oposición parecía imparable y el régimen venezolano se veía
golpeado. Mejor momento para avanzar, imposible.
En ese artículo me refería al tema del Tribunal Supremo de Justicia -
TSJ. Hacía muy poco, escasamente algo más de un mes y medio, el chavismo había
nombrado bajo procedimientos totalmente irregulares, inconstitucionales e
ilegales, una serie de magistrados "express".
Todos sabíamos que el gobierno procuraría utilizar el TSJ para
obstaculizar el desarrollo de la Asamblea Nacional.
Mi artículo en referencia hablaba de establecer, de inmediato, una
estrategia clara para anular esos nombramientos y modificar ese TSJ. De remover
esa 'piedra de tranca' que se nos venía, cómo de hecho se nos vino...
El momento era el indicado para ir a un choque de poderes. Al choque de
trenes. AN y TSJ. A la confrontación, contando no sólo con la razón sino con el
apoyo de la amplia mayoría de venezolanos que dieron su voto para que
obtuviéramos 112 diputados.
Lo que paso después es, lamentablemente, historia conocida. La AN inició
tímidamente y tarde un proceso para anular los nombramientos.
Se nombró una Comisión, casi que como un acto burocrático. Hasta el sol
de hoy no hemos visto resultado alguno. El mismo TSJ sigue allí muy campante,
tranquilo y sin riesgo de amenaza, obstaculizando cada acción de la AN.
Peor aún, ni siquiera nuestros diputados nos han entregado cuentas a los
venezolanos del por qué... ¡un año después!... este tema nunca se atendió con
la urgencia y la importancia que se merecía.
¿Qué pasó?
Bernard Horande
bhorande@gmail.com
@bhorande
@APlumazoLimpio
Miranda – Venezuela
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