AFIRMACIÓN ÉTICA
Me parece que en el rescate urgente de valores a que estamos llamados
todos en el país, una de las prioridades es la responsabilidad. Deviene su
etimología en la palabra latina “responsum”, aludiendo al sujeto capaz de
responder o corresponder con otro, con respecto a una deuda u obligación.
Entonces, la responsabilidad implica el cumplimiento de nuestro deberes,
teniendo cuidado al hacer o decidir algo. Esto nos hace ver que un sujeto
responsable tiene claro conocimiento de que cumplir o no con sus obligaciones,
los resultados de ello tienen consecuencias y recaen sobre él mismo.
La responsabilidad es un acto de la conciencia, porque sabemos que
nuestras acciones u omisiones sobre nosotros o sobre los demás, es decir, la
concepción libre y consciente de los actos de nuestra conducta deben ser
compatibles con lo que esperan la sociedad y la normativa social que rige esa
conducta. Si las personas toman la responsabilidad como una forma permanente de
actuar, aprende a comportarse de tal manera que se puede confiar en él, ya que
su responsabilidad garantiza el cumplimiento de los compromisos adquiridos y
genera tranquilidad en los demás.
Podemos hablar de responsabilidad moral, responsabilidad ética,
responsabilidad social, responsabilidad jurídica, entre otras. En el campo
legal, quien asume un compromiso, por la ley o por un contrato, y no cumple o
lo hace parcialmente o lo cumple indebidamente, puede provocar un agravio a los
sujetos sobre los cuales recae el beneficio de ese compromiso. En otras
palabras, el incumplimiento distorsiona la satisfacción de los intereses de los
acreedores de esa obligación. Ante ese desempeño, se genera una consecuencia,
una sanción, un castigo, una multa, una
indemnización, dependiendo del campo jurídico en el cual ha surgido esa responsabilidad.
Creo que en la escuela y en la familia desde muy pequeños hay que
inculcar en los hijos la capacidad de reflexionar seriamente antes de tomar una
decisión, y ayudarlos a pensar en los resultados que su comportamiento puede
afectar la vida propia, la de la familia, la de sus amigos, la de su comunidad.
Es imprescindible explicarles a los niños cómo se sienten los demás cuando les
causamos un daño, y que al hacerlo, debemos responder ante ello. Lo primero
sería advertir en ellos la necesidad de reconocer que se ha provocado un acto
generador de responsabilidad. Lo segundo es enseñarles a ofrecer disculpas y a
pedir al afectado que las acepten. Lo tercero es instruirles para manifestar la
sinceridad de reparar ese daño. “¿Qué puedo hacer para responder por mi
conducta?”. “¿Cómo puedo reparar la molestia que he causado?”, son preguntas
con las cuales debemos aleccionar a los hijos. Y lo cuarto es guiarles para que
verifiquen que el daño causado ha sido adecuadamente reparado, gracias a la
responsabilidad y al compromiso adquirido.
Ser responsables nos ayuda ser autónomos, porque podemos decir y asumir
las repercusiones de nuestros actos. Ser responsables nos conduce a ser
honestos, porque podemos siempre ofrecer la verdad y los demás van a creer en
nosotros, a fiarse de nuestro proceder, pues aunque nos equivoquemos, porque
somos humanos, los otros comprenderán el alcance y la intención propia de
remediar nuestros errores. Ser responsables nos ayuda a ser diligentes, porque
pondremos todo nuestro esfuerzo en corregir a tiempo, para el beneficio
común. Todos estamos llamados en
Venezuela a recuperar el sentido de responsabilidad, para formar un ciudadano
realmente abonado a la causa de la transformación imperiosa por un país grande.
Lo dijo José Saramago: “Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que
asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos
existir.”
Isaac Villamizar
isaacvil@yahoo.com
@isaacabogado
Tachira - Venezuela
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