GRUPO DE ACCIÓN POLÍTICA
Lic. Jesús Torrealba;
Secretario Ejecutivo de la MUD y
Autoridades de los partidos políticos que la integran
Atención: José Luis Cartaya
En nuestra condición de grupo de opinión nos dirigimos a ustedes,
saludando la posición de esa agrupación de partidos políticos de oposición, divulgada
este jueves 26 de enero ante el documento titulado, “ACUERDO DE CONVIVENCIA
DEMOCRÁTICA”, manifestando nuestra complacencia porque se haya tomado en cuenta
el parecer de una abrumadora mayoría de quienes adversamos al régimen.
Como quiera que en su numeral 3, la MUD expresa su convicción de la
necesidad elaborar otro texto, “…uno en
que no sólo las organizaciones políticas sino toda la sociedad democrática
plantee a la Comunidad Internacional sus demandas y propuestas para la
restitución del hilo constitucional en Venezuela y el retorno de nuestro país a
la democracia.” Y que, a tal efecto está “haciendo las consultas a los diversos
actores sociales…”, expresamos a continuación algunas reflexiones y aspectos
básicos de nuestro parecer, confiados en que existe una determinación de
rectificar fallas y errores.
Un punto previo es un llamado corregir el déficit de transparencia y de
respeto hacia la inmensa cantidad de venezolanos que, sin ser parte de la MUD,
también somos dolientes de la situación de la nación, decididos adversarios del
régimen y amantes de nuestra Patria. Para el más reciente botón de la muestra,
más no la única, el texto en cuestión recibido por la MUD, fue conocido por la
ciudadanía por fuentes distintas a la MUD, entidad que hasta hoy se limitó a
declarar que en la presente semana daría una respuesta, sin hacer público el
contenido a contestar.
La expresa declaración de los conocidos tres ex presidentes
involucrados, de haber actuado con base a “… invitación del gobierno y contando
con el reconocimiento de los representantes de la Mesa de la Unidad Democrática
(MUD), bajo la coordinación de la Secretaría General de UNASUR”, pone relieve
que la MUD, desde la primera reunión con ellos en República Dominicana a fines
de mayo de 2016, validó la intermediación, única para el momento, de tres
escogidos por el régimen y aceptó la participación muy activa del
desprestigiado secretario de un organismo internacional, cual es UNASUR, de
nítida inclinación favorable al régimen, desde el padrinazgo de su candidatura
para el cargo, cuyo período vencía dos meses después. En la prórroga temporal
que le fue concedida, es probable que haya incidido el papel que gracias a la
aceptación de la MUD, comenzó a jugar en la tragedia venezolana, a partir de
entonces. Es casi imposible descartar la influencia que aquel evidente
reconocimiento haya tenido en contra del informe de uno de nuestros más firmes,
activos y perseverantes, al Consejo Permanente de la OEA, el Secretario General
Luis Almagro poco después e, igualmente, en la lluvia de apoyos internacionales
sobrevenidos.
La escogencia unilateral de tales intermediarios es una de los tantos
aspectos en el proceso de 2016 que nos ocupa, contrarios al principio de la
igualdad de trato entre las partes, tan cuidada y presente en cada una de las
experiencias de Diálogos exitosos en la consecución de soluciones de conflictos
incluso bélicos.
Los dimes y diretes sobre los acuerdos alcanzados, hasta el enmiendo de
la plana, contenido en la famosa carta de Monseñor Parolín al régimen, así como
solicitar a posteriori a la Santa Sede un mecanismo de verificación resaltan
que el “partido” se inició sin precisar las reglas, lo que es inconcebible en
el más amistoso encuentro deportivo. Es decir que el régimen recibió el
obsequio de la foto en la misma mesa, sin costo político alguno y sin fijación
de aspectos elementales como la manera de formalizar y anunciar los acuerdos y
el mecanismo de seguimiento de éstos, conjuntamente con la agenda.
Es para el GAP, motivo de inquietud e incomprensible que el numeral 4 de
la respuesta en cuestión insista en reconocer a los tres ex presidentes como
“facilitadores” cuando solo facilitan los objetivos de una de las partes y
siendo que hay un solo invitado por ambas partes, la Santa Sede. Institución
que, desde su incorporación posterior al proceso de 2016, se ha utilizado para
justificar actitudes y decisiones cuestionables, en lugar de asumir la
responsabilidad correspondiente.
Todo ello conduce a que el proceso ocurrido en 2016, careció de los
atributos indispensables de un Diálogo de la naturaleza que se pretendía, por
lo que no tenía cómo producir ningún resultado conducente a una solución no
violenta. Es probable que, a conciencia de ello, la comunidad internacional haya
manifestado apoyo a otras eventuales iniciativas o las haya asomado. Tal
posición es expresa, por ejemplo, en la Declaración del Consejo Permanente de
la OEA del 1 de junio de 2016, respaldada y suscrita por 15 cancilleres de la
región y también ha sido planteada la
conformación de un Grupo de Amigos pero la MUD las ha ignorado, sin explicación
alguna.
Puesto que la disposición a dialogar tiene que ser indeclinable, como se
afirma en la respuesta y mientras más deplorable sea la situación venezolana,
más presionará la comunidad
internacional hacia un Diálogo o hacia un mecanismo equivalente, tiene
relevancia la firmeza que mantenga la MUD con respecto a la posición formulada
en el numeral 4 de su respuesta, que a la postre no es otra cosa que apego a la
constitución: “…la atención urgente a la víctimas de la crisis humanitaria,
respeto a las competencias y atribuciones que la Constitución asigna y reconoce
a la Asamblea Nacional, activación de los mecanismos conducentes a la libertad
plena de los presos políticos y establecimiento CONCERTADO de un cronograma
electoral configuran la base de cualquier proceso de negociación política
futura)”. Con una salvedad relativa al tema electoral pues no basta el
cronograma. Es natural asumir que, a partir de la derrota de diciembre de 2015,
los mecanismos de alteración de la voluntad popular hayan sido incrementados,
intensificados y perfeccionados por lo que sin un verdadero árbitro y
correctivos al sistema, un cronograma solitario puede resultar tan despropósito
como el mal llamado diálogo de 2016.
Con respeto y consideración, les decimos que son tiempos de verificar
que las acciones estén alineadas con el propósito de cambiar el rumbo para que
la nación pueda tener expectativas realistas de un mejor porvenir.
Dr. José Curiel
Rodríguez
Coordinador
General
Ing. Andrés Scott Velásquez
Secretario Ejecutivo
C.C. Junta Directiva de la Asamblea Nacional
Andres Rafael Scott Velasquez
anscott25.11@gmail.com
@andresscott
Sec. Ejecutivo El Grupo de Análisis Político
Guarico - Venezuela
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