AGORA DE IDEAS
LOS NIÑOS DE LA
PATRIA
Lo insólito se convierte en cotidiano, lo extraño en
habitual, cambian las cosas y comenzamos a considerarlas como normales. Así ha
ido transcurriendo la vida del venezolano en lo que va del siglo que recién
comienza ¿Vamos avanzado o nos estamos regresando?
En algún momento se pensó que la vida en sociedad era una
conquista de la civilización que le permitiría la libertad necesaria para
desarrollarse y progresar, así como, relacionarse con sus semejantes de acuerdo
a ciertas convenciones claramente establecidas y debidamente compartidas,
sancionando las infracciones a los acuerdos establecidos de acuerdo a normas.
Un gobierno y unas leyes a las cuales se sometan
gobernantes y gobernados para la organización de la nación es la aspiración de
toda sociedad que desee vivir en paz y concordia. Hace ya bastante tiempo esa
idea dejó de reinar en la sociedad venezolana, en particular porque tenemos un
gobierno que hace su ley para perpetuarse en el poder y, por otra parte, la
sociedad civil ha comenzado a considerar cualquier truculencia como normal.
Que una niña de 15 años dirija una banda compuesta por
otros menores de edad que dan muerte a cuchillazo limpio a dos individuos en
Sabana Grande, es un hecho insólito y grave, pero la sociedad comienza a
mirarla con normalidad. Esas cosas suceden, dirán algunos refugiados y
enrejados en sus casas, presos y temerosos de la vida sin saberlo. Pero sí, eso
ocurre, mas no es normal sino todo lo contrario.
Esa niña debió haber estado en su casa, con sus padres,
estudiando o durmiendo para asistir a clase al día siguiente, pero no, la niña
vivía en la calle, dirigía una banda. El niño de 6 años, que dicen integraba la
banda, debía haber estado en lo mismo, pero la revolución lo puso en la calle.
Esa es la realidad que lego Chávez y sigue edificando su
heredero. La revolución bonita nos está llevando a un estado de incivilidad,
suerte de anacronismo que nos sirve para ilustrar esta realidad; desgajó a las
familias, los puso en la calle, les mató la niñez y la juventud. Los convirtió
tempranamente en monstruos capaces de atentar contra la vida humana. No son
niños, ni jóvenes, ni viejos, son seres que andan por allí buscando, sin
imaginarlo, vengar su tragedia, esa condición a la que los llevó un gobierno
que en nombre del socialismo y del humanismo, ha engendrado y estimulado los
instintos más despreciables que puede haber en el fondo de un ser humano.
El gobierno pareciera regresar a la sociedad a tiempos
superados, a aquella que describió Hobbes: “La condición humana es la lucha de
todos contra todos de tal modo que cada cual se gobierna por su propia razón.”
La sociedad venezolana que ya ve estos hechos como normales
se preocupa por la debilidad de la ley para castigar a estos infractores. ¿Qué
hacer con estos jóvenes? ¿Cómo imputar al de 6 años -en mis tiempos de escuela
recuerdo aquello de que se tiene uso de razón a los 7?
Es un problema de la ley o quizá se apunta exclusivamente a
la consecuencia y se libera de culpa a los que originan con su inacción esta
anormalidad en la vida del país.
Leonardo Morales
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP
Caracas - Venezuela
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