DEBACLE TOTAL
Ningún Estado renuncia a ejercer control sobre su economía.
Es, de hecho, una de las funciones del Estado. La actividad económica no goza
de ninguna especial consideración más allá del interés estatal. En todos los
países del mundo existen leyes, reglamentos y normas que rigen las relaciones
económicas nacionales, regionales y locales.
Que la libertad económica no sea absoluta, es decir que
existan los controles, no significa que la economía haya sido estatizada, para
lo cual se requeriría que sea el Estado quien posea directa o indirectamente la
propiedad de las empresas o que ejerza un control total de las mismas y haya
eliminado el “libre albedrío” empresarial.
El libre mercado, como lo presentan algunos fanáticos
ignorantes, tampoco existe, ni en el ámbito de las grandes transacciones
mundiales ni en los mercados internos de los distintos países. Los grandes
monopolios, la especulación financiera y los estados poderosos ejercen una
influencia decisiva al respecto.
Una economía totalmente controlada por el Estado, que lleva
a desconocer y tratar de torcer las llamadas leyes económicas fundamentales, es
una acción absurda, ineficaz y totalmente contraproducente a los supuestos
fines que se esgrimen. Esta realidad ha sido más que confirmada como un hecho
histórico universal conocido desde hace muchas décadas.
La inflación es producida por un exceso del circulante
monetario en relación con el valor de las mercancías que se comercializan en
ese mismo momento. En Venezuela hoy concurren los dos factores: un aumento del
dinero en circulación, por la acción irresponsable del BCV de producir billetes
sin respaldo, y una reducción de los productos que se comercializan al estar
disminuida su producción nacional y reducida su importación.
La grave escasez existente no es generada por el
acaparamiento de los productos independientemente que éste exista. No hay
productos porque no hay producción de los mismos, al estar el aparato
productivo nacional muy deteriorado y limitado. No hay productos porque no se
pueden importar al no haber dólares para ello o ser devorados por la
corrupción.
La escasez existente de productos de consumo masivo conduce
a la elevación de sus precios, lo que genera inflación, y a su acaparamiento,
lo que agrava la escasez; genera además un mercado negro de esas mercancías,
que ha sido bautizado recientemente como “bachaqueo” y que es incontrolable con
sólo métodos coercitivos.
El mantenimiento del dólar a diez bolívares sólo tiene como
fin continuar la sinvergüenzura de vender dólares baratos en el mercado negro,
que permite el enriquecimiento grosero de funcionarios gubernamentales y
empresarios delincuentes, sin importar el hambre de los venezolanos y sus
consecuencias mortales en ancianos y niños. Es inaudito que no se haya generado
presión contra esta perversión desde el interior del Gobierno; la pudrición es
total.
Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
Caracas-Venezuela
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