UN
PROBLEMA ESTRUCTURAL
Venezuela tiene recursos suficientes para poder ser uno de
los países más desarrollados del mundo. Pocos países tienen recursos naturales
tan valiosos y abundantes como el nuestro, como son petróleo, hierro, oro,
bauxita, marinos, fluviales, variedad de climas y extensas áreas fértiles. Sin
embargo la situación económica del país y el bienestar de sus ciudadanos, cada
día empeora llegando a límites intolerables.
¿Qué ha pasado? Por un lado tenemos problemas estructurales
que no hemos sabido eliminar. Por otro lado nos han gobernado distintos
partidos políticos que no han definido con precisión la función del Estado en
la actividad nacional.
Un problema estructural es la enorme dependencia del
petróleo. Hace varios decenios nos convertimos en un país rentista, cuya renta
proviene del subsuelo. Las inversiones para la explotación del petróleo las
hicieron las empresas extranjeras. En 1975 se nacionalizó la industria, con lo
que nuestra renta se incrementó al captar los beneficios que antes obtenían las
empresas extranjeras. No obstante el precio de nuestro petróleo lo fija el mercado
internacional, no siempre coincidente con nuestros intereses.
Otro problema estructural es el reducido tamaño del mercado
interno, que condiciona la productividad y comercialización de la producción
nacional. Es uno de los factores que nos
ha hecho depender excesivamente de las importaciones. Para ampliar
nuestro mercado nos acogimos a la Alalc, embrión de un mercado común
latinoamericano, al Pacto Andino y más recientemente a Unasur y a Mercosur, sin
haber obtenido los resultados deseados al no disponer de suficientes productos
de exportación distintos al petróleo.
Un tercer problema es la indefinición del papel del Estado
como ente rector de la economía nacional, es evidente que el Estado debe tener
un papel fundamental en el desarrollo económico y social de los países en
desarrollo. Ahora bien, sobre el papel del Estado hay dos ideologías bien
definidas.
Por una parte, la socialdemocracia, con sus diversos
matices y denominaciones en cada país, que le atribuye al Estado la
responsabilidad de planificar la actividad económica nacional, de administrar
las empresas que se consideran estratégicas y, a la vez, crear los incentivos
para que la empresa privada participe activamente en el proceso de desarrollo.
En este sistema, el Estado promueve y protege las libertades públicas, los
derechos humanos y la autonomía de cada uno de los Poderes Públicos. Es el
régimen que se aplica en más del 90% de los países con distintas modalidades.
Por otra parte, en el otro extremo, el socialismo marxista
bajo el cual el Estado tiene un predominio absoluto sobre la economía nacional
y de la vida en sociedad. El Estado no solo planifica sino que también es
propietario de los bienes de producción agrícola, pecuaria e industrial,
distribuye y comercializa los bienes y servicios. Es un Estado monopólico,
autocrático y omnipotente, con un partido político único y con absoluta
hegemonía en todos los Poderes Públicos.
En Venezuela durante 40 años prevaleció la
socialdemocracia, con aciertos y errores. En los últimos 17 años rige el
llamado Socialismo del Siglo XXI con imprecisiones y contradicciones
ideológicas pero con tendencia al socialismo marxista. Se proclama el bienestar
de la población y la soberanía económica, pero los resultados indican un
profundo deterioro del nivel de vida de la población y una excesiva dependencia
de las importaciones en detrimento de la producción nacional. En consecuencia,
es necesario un cambio radical de la política económica actual que incluya una
clara definición de la función del Estado en la economía.
José Vicente Rodríguez Aznar
josevicenterodriguez.aznar@gmail.com
@JVRA21
Miranda - Venezuela
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