HABLA LA CONCIENCIA
Admitimos la pretensión de imaginarnos que la aceptación de
la "validación" de los partidos políticos impuesta por el Consejo
Electoral era la oportunidad de lanzar el guante para cazar una confrontación que -aunque pacífica- le agregaba el complemento que está haciendo
falta -en medio de tanto pesimismo- para superar estos simples escarceos, donde
quien ha llevado la mayor ventaja ha sido precisamente el gobierno. Serán maneras de interpretar la lucha, pero
nos parece que 18 años son más que suficiente para reflexionar sobre lo
acontecido en nuestro país bajo la imposición de un modelo político cargado de
desaciertos, donde ha sido el pueblo quien ha llevado el peso de los mayores
sufrimientos. No encontramos correspondencia entre las palabras y los
hechos; le damos calor al debate, pero al final terminamos "bailando al
son que nos tocan".
¿Qué cuenta sacamos en eso de validar? ¿Acaso no le estamos lavando el rostro a la
dictadura con ese disfraz democrático de
respeto a la institucionalidad partidista?
Estamos en presencia de un régimen temible e incompetente, pero
totalmente dispuesto a reprimir y destruir por completo al país; un gobierno cuyo aval democrático ha quedado
tatuado en las paredes carcelarias y ha traspasado más allá de nuestras
fronteras la ausencia de sus hogares de quienes disintieron de la aberración de
este modelo socialista. No siempre
hemos compartido los argumentos que muy calificados voceros expresan en
referencia a la forma como se ha conducido el debate opositor contra el régimen
pero, analizándolo fríamente: cuántas decepciones se han sembrado en una
población que espera tanto de sus líderes.
En nuestra memoria estremecen errores que aun
cuando pudieron servirnos de enseñanza, ha sido poco lo que aprendimos. Digamos que con la mente puesta en otros
intereses le dimos aliento a lo que queda de este gobierno, que si se mantiene
de píe es porque no ha habido una vocería que impacte en las masas, que más que diálogos, acercamientos o
coincidencias políticas, lo que quiere es la calle como lo contempla el
Articulo 350 de la Constitución. Duro es
decirlo, pero en la validación de los
partidos hubo otras motivaciones donde los cálculos personales
sobresalieron. Partidos grandes y
pequeños se montaron en la canoa;
¿cuántos saldrán con vida en la hora de la creciente?
En política se debería actuar con sensatez. Los líderes
prefirieron irse cada uno por su lado antes que conformar una fuerza de la mano del
pueblo. Mientras los venezolanos se
debaten en sus angustias, sintiéndose cada día más ahogados por las tenazas de
la dictadura, la dirigencia política se rindió temerosa de que el gobierno
determinara la desaparición de cada
partido.
Costoso error.
Luis Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
Carabobo - Venezuela
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