Decenas de
miles de comentarios digitales
poblaron las redes cibernéticas la semana pasada, apenas el vocero del Partido
Comunista chino anunció la determinación gubernamental a permitir a las
familias casadas tener una descendencia
de dos hijos, en contraposición a la política imperante de solo darle cabida
legal a un niño por pareja.
La población reaccionó de muy diversas maneras.
Desde darle la bienvenida a la nueva política – aventurarse a procrear un hijo
a escondidas podría representar una multa de 31.000 dólares para los padres-
hasta negarse enfáticamente a ir más allá de un solo descendiente en cada hogar
por el costo que representa un nuevo miembro en la familia.
Lo que animó a la 5ª plenaria del Comité
Central del Partido a abrazar la nueva política de una manera definitiva- las
normas ya habían sido liberalizadas en el 2013- no tiene que ver con el respeto
a las libertades fundamentales de los individuos. Tal viraje no es sino una
posición economicista: la población está envejeciendo aceleradamente y no hay
generación de relevo suficiente para asumir el esfuerzo productivo necesario
para abastecer a una población de 1400 millones de seres.
Hoy por hoy, 10% de la población es mayor de
65 años pero para 2027 uno de cada 6 chinos será anciano y, uno de cada 5, para
el 2035.
El problema para el gobierno ahora va a ser
el opuesto al de tiempo atrás cuando era imperativo desacelerar el crecimiento
vegetativo de la población. ¿Cómo
generar un estímulo a las parejas que rechazan los costos incrementales de un
nuevo vástago en el hogar?
Es que la población no tiene una actitud
festiva frente al advenimiento de este nuevo derecho. Generaciones enteras de
cabezas de hogar tienen hoy en día las cuentas sacadas en cuanto al presupuesto
del que hay que disponer para poner a crecer la familia en un nuevo miembro… y
las cuentas no cuadran bien.
Los expertos en temas poblacionales no ponen
al país frente a un buen presagio. Todo indicaría que incluso después de
emitida esta nueva política, la masa población china iniciará un proceso de
encogimiento que será crítico entre el 2030 y el 2050. Algo suficientemente
grave como para quitarle el sueño a los jerarcas del gobierno.
Este tiene frente a si la necesidad de
orientar, en un buen sentido, la expansión de la masa poblacional. Por ejemplo,
el equilibrio de géneros deberá ser atendido de manera racional. En la hora
actual las familias de un solo hijo han tenido una predilección manifiesta por
el género masculino, para ese único hijo llamado a hacerse cargo, con los años,
de los padres mayores. Ello provocaba, con frecuencia, el asesinato o el aborto
de bebés niñas.
A todo lo anterior se suma la necesidad de
que la sociedad se haga aceleradamente de un contingente de trabajadores
productivos para una población cada día más exigente. Y si lo anterior fuera
poco, también está sobre el tapete el imperativo para el gobierno comunista de
hacerle frente a las necesidades de cuido de una población que ha se está
volviendo anciana sin la protección de seguridad social completa y eficiente.
Por allí deberá comenzar el apoyo gubernamental para que la migración hacia una
sociedad equilibrada en términos numéricos cuente con el apoyo de los
gobernados.
Beatriz
De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo
Miranda
- Venezuela
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