Salir de compras a buscar el sustento diario
se convirtió en un verdadero drama. Con los ingresos actuales, ni haciendo
maromas se puede satisfacer la canasta básica familiar que anda
por las nubes. Los precios siguen su carrera acelerada. El reciente aumento
salarial se lo tragó la hiperinflación. El país no había conocido algo
semejante. Ya van 16 años tratando de imponer un modelo que ha fracasado en todas partes. Solo ha servido
para que una casta oligárquica haya acumulado fortunas y privilegios, para que
una cúpula robara y saqueara la renta petrolera con impudicia, para que se
tejiera una red de complicidades donde se mueven a sus anchas el
narcotráfico y el lavado de dinero, para destruir la producción y convertir en
escombros la economía nacional. Un obstinado capricho que al país le ha salido
muy caro.
Por eso decimos con absoluta certeza que
llegó la hora del cambio. La fidelidad electoral que, en estos últimos años, un
extenso sector de la
sociedad mantuvo con el oficialismo, se rompió. Demasiados días padeciendo las
consecuencias de una gestión desastrosa. La gente se cansó de tanta
incompetencia y piratería gubernamental. Llegó al límite de su capacidad para
aguantar y resistir los efectos devastadores de una economía en ruinas.
Los intentos por detener estas calamidades
fracasaron y el malestar se incrementó. Es una indignación que crece a diario y
en sintonía con el nivel de conciencia
sobre quiénes son los responsables de esta ignominia. No les han funcionado los
improvisados operativos para repartir dádivas. Tampoco las intimidaciones y
amenazas. Ya no tienen credibilidad para ofertas electorales y su capacidad de
maniobra está seriamente afectada. No cuentan con la bonanza de ayer y pesa
sobre sus hombros un dramático rechazo que alcanza al 80% de la población.
Andan desesperados y no pueden controlar la continua merma que sufren en sus
filas.
En el seno del oficialismo son cada vez más duras las críticas contra
Maduro y su entorno. Ellos mismos advierten las dificultades crecientes para
movilizar su propia gente tal como se vió en los recientes llamados a
simulacros electorales. Ya no es lo mismo, se aprecia desánimo y desazón cuando son convocadas las actividades de
campaña. Es un síntoma claro de lo que va a pasar el #6D.
De allí que para las fuerzas del cambio es fundamental preservar, ampliar y estimular la participación ciudadana con miras a reforzar una masiva votación que garantice la sólida mayoría en la Asamblea Nacional. Será el comienzo para rescatar su función contralora y detener la corrupción desvergonzada, ponerle fin a la confrontación irracional y consolidar la paz, además de devolverle al parlamento su capacidad para elaborar leyes con autonomía y en beneficio de toda la población.
Fredy Rincón Noriega
fredyrinconn@hotmail.com
@ferinconccs
Miranda
- Venezuela
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