1-Al general Gómez le decían que la novela
’’Doña Bárbara’’, era contra él y que precisamente en él, que era un
dictador, estaba simbolizado Doña Bárbara y a la vez, en Santos Luzardo estaban
reflejadas, lo que no existía en Venezuela para ese momento, como lo es la
democracia, la libertad, la libertad de expresión, la alternabilidad en el
ejercicio del poder, la independencia del poder judicial, las instituciones
libres autónomas e independientes del poder ejecutivo (lo de hoy en día, seria
para un análisis aparte).
No olvidemos que Gómez traicionó a Cipriano Castro. En 1908, Gómez le dio
un golpe de estado a Cipriano Castro. Éste confiaba totalmente en Gómez y deja
a Gómez encargado de la presidencia cuando Castro, por motivos de salud, se ve
obligado a irse a Alemania para operarse.
Es
verdad lo que tanto, hoy en día, todo se se dice: que Gómez tuvo el apoyo de
los norteamericanos y las compañías petroleras. Hubo un pacto secreto entre
ambos. Claro que eso es una traición. La traición de Judas Iscariote describe muy bien lo que es una traición:
A) Jamás una traición será gratis, siempre
tendrá un precio.
En el caso de Judas fue de treinta monedas de plata. De acuerdo al
libro del Éxodo
21,32, éste era el precio de un esclavo. La entrega de Cipriano Castro y su
mensaje nacionalista (justo hay que decirlo), fue a cambio que Gómez como
presidente, dejara la política nacionalista como en efecto la dejó. A cambio de traicionar a Cipriano Castro, para
gobernar dictatorialmente a Venezuela, Juan Vicente Gómez tuvo el apoyo
norteamericano y de las compañías petroleras, para sostenerlo en su gobierno
como en efecto sucedió.
Aquella era la época, en
que había aquella política norteamericana que decía que ’’Los Estados Unidos no tienen ni amigos ni enemigos,
solo tienen intereses’’. Rómulo Gallegos interpretó muy bien esta política
exterior norteamericana en su novela ’’Doña Bárbara’’ a través del personaje ’’Mister Danger’’.
Hay que reconocer que esta política exterior norteamericana,
posteriormente fuera cambiada a partir de John F Kennedy y sus sucesores, con muchas
cambios, tales la llamada política de Kennedy llamada ’’Alianza para el progreso’’, etc.
Hasta Nixon tuvo la política de ’’más comercio
y menos ayuda’’, etc.
B) La traición siempre se hace a
espaldas del traicionado, nunca el traidor lo hace ’frente
a frente’’
Judas fue en secreto a vender a Jesucristo y mientras se ejecuta la
traición, lo disimula y pone su mejor cara, tal cual hizo Judas e hizo Gómez ya
que éste también fraguó su traición en secreto.
C) Un traidor, por
definición, no es un enemigo. Un enemigo será otra cosa pero no traidor.
Para que se dé una traición, tiene que partir de “un
amigo”, de alguien de adentro, de alguien cercano. Judas Iscariote fue alguien
cercano a Jesucristo. Judas era uno de los 12 apóstoles:
“Después de decir esto, Jesús se estremeció y manifestó
claramente: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará".
Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.
Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús.
Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: "Pregúntale a quién se refiere".
Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: "Señor, ¿quién es?".
Jesús le respondió: "Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato". Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: "Realiza pronto lo que tienes que hacer".
Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto.
Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: "Compra lo que hace falta para la fiesta", o bien que le mandaba dar algo a los pobres.
Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Era de noche” (San Juan 13,21-33.36-38).
Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.
Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús.
Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: "Pregúntale a quién se refiere".
Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: "Señor, ¿quién es?".
Jesús le respondió: "Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato". Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: "Realiza pronto lo que tienes que hacer".
Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto.
Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: "Compra lo que hace falta para la fiesta", o bien que le mandaba dar algo a los pobres.
Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Era de noche” (San Juan 13,21-33.36-38).
También hemos querido resaltar la frase:
"Era de noche”.
Juan Vicente Gómez era amigo, compadre, vicepresidente
y hombre de la total y absoluta confianza, de Cipriano Castro.
2-Ninguna traición será
jamás digna de elogios. Gómez era de origen pobre y humilde, y murió siendo el
hombre más rico de Venezuela; cuestión que suele suceder con todos los
dictadores, sean estos de los que llaman de la ’’derecha’’ o de los que llaman de la
’’izquierda”.
’’izquierda”.
Es
muy extraño ver que un dictador muera pobre y que no deje una fabulosa y cuantiosa
herencia, que antes que pase por el fisco, se evapora en la llamada
”declaración sucesoral”, a la que se supone están obligados todos los
ciudadanos, sean hijos de quien fuere.
A
los dictadores, sean estos de ’’derecha’’ o de
’’izquierda”, les encanta proclamar que ellos y su familia, que son los más humildes de todos los ciudadanos e iguales ante la ley como cualquier ciudadano de a pie.
’’izquierda”, les encanta proclamar que ellos y su familia, que son los más humildes de todos los ciudadanos e iguales ante la ley como cualquier ciudadano de a pie.
Además, en ’’Doña Bárbara’’,
estaban reflejados personajes característicos de todas las dictaduras, entre
ellos, ’’el bachiller
Mujiquita’’,
el típico adulante arrastrado; quien posteriormente en ’’el Show de Joselo’’, lo interpretaran magistralmente en un
personaje llamado ’’Jaletti’’.
La
verdad sea dicha, los ’’bachilleres Mujiquitas’’ y los ’’Jaletti’’, no son propios solamente de las
dictaduras, son también propios de las democracias.
La
adulancia era tal que en una oportunidad, el general Gómez le preguntó a uno de
sus colaboradores:
"¿Qué
hora tiene, por favor?".
Pues
bien, no se le ocurrió una mejor respuesta que contestarle:
"Es
la hora que usted quiera que sea, mi general…".
Bueno,
éste no jaló sino que se guindó. En aquella época no se permitían concursos en
los que los funcionarios públicos se pudieran sentir ’’ofendidos’’ (hoy en día, tampoco se
permiten en Venezuela); pero si en aquella época se hubieren permitido, a este
le hubieren tenido que haber dado el premio del “mecate
de oro” o del ”Tarzán
de Oro“ por aquello de la guindada, con el perdón de Tarzán, que al menos
era digno, noble y valiente.
Sin embargo, Gómez que tuvo muchos
defectos y que hizo muchas cosas que no ha debido de haber hecho, entre ellas
ser traidor, tuvo “la virtud’’ si es que así se puede llamar, de haberse sabido
proteger de los adulantes. Gómez no era ni letrado, ni culto, era ignorante;
pero era un hombre astuto, zamarro y que además, era un profundo conocedor de
la psicología y naturaleza humana. La siguiente anécdota lo demuestra:
Una
vez, un humilde campesino de Yaracuy llegó donde el General Gómez y le dijo:
"Mi
general: aquí le traje la yuca más hermosa de mi huerto, la preparé muy
cuidadosamente para usted, para que usted tuviera la mejor y más hermosa yuca
de toda Venezuela".
"Muy
bien", le dijo el general Gómez:
"Lo
voy a recompensar, usted ha sido un buen hijo de La Patria y un fiel
servidor a mi persona. Y como premio le voy a regalar mil Bolívares".
Para
aquella época, aquella cantidad de dinero era una fortuna. Por mil Bolívares
una familia completa iba a Europa por todo el verano y le sobraba dinero. La
limosina presidencial valía Bs 4.000,00, etc.
Pues
bien, uno de sus más cercanos colaboradores, vio aquello y pensó:
’’Si
a este humilde campesino por una simple yuca el general Gómez le regala mil
Bolívares… pues yo en mi casa tengo una inmensa perla proveniente de La
Isla de Margarita…Ya sé…se la voy a regalar al general Gómez. Y a mí que
soy uno de sus más cercanos colaboradores, ¿qué no me dará por esta hermosísima
perla? ’’
Y
fue al día siguiente fue al despacho del general Gómez y en medio de una gran
zalamería, adulancia y rimbombante jaladera, le "regaló" la perla a
su “general Benemérito". Entre otras adulancias le decía que el único
ser digno de tener semejante perla, era el más grande venezolano: el
Benemérito, Juan Vicente Gómez…
Al ver esto y recibir la perla, el General Gómez le dijo:
"Que bien, usted ha hecho
algo importante y útil por su patria al haberme obsequiado tan hermosa
perla. Yo, por tan noble acción lo voy a recompensar… espérese un momento que
ya vengo…”
Al volver le dijo:
“Como premio a su noble gesto, le voy a regalar esta yuca que me
costó mil Bolívares…"
3-En la tarde de un día domingo, Gómez
convocó para que varios miembros de su gobierno y algunas personalidades de la
época ligadas a su gobierno, fueran a Las Delicias de Maracay, a que le leyeran
’’Doña Bárbara’’.
Luego del almuerzo, comenzó la lectura a
la que Gómez le prestó la máxima atención. En la madrugada terminan de leerle
el libro y se hace un silencio sepulcral. Se podía escuchar hasta el aleteo de
las moscas. Todo el mundo quería saber cuál era el dictamen del general Gómez.
Éste, que sabía manejar muy bien los tiempos, deja que el silencio corriera por
un tiempo prudencial y luego dice:
“Ese libro es muy bueno. Tan bueno es,
que un libro tan bueno no puede estar contra mi gobierno que también es muy
bueno. Por lo tanto, que nadie se meta ni con ese libro ni con Don Rómulo
Gallegos. No se hable más sobre el asunto.”
3-En nuestra opinión, el General Gómez,
claro que se dio cuenta que ’’Doña Bárbara’’, era un libro que subliminalmente
atacaba ferozmente a su gobierno. Gómez no era un ingenuo para no pensar que el
personaje de Doña Bárbara, no era un simbolismo de lo que Rómulo Gallegos
consideraba, era la barbarie gomecista.
De la novela ’’Doña Bárbara’’, se podía
decir que ”más claro no canta un gallo’’ y que obviamente Rómulo Gallegos se
refería a lo que aspiraba fuera el final de la dictadura gomecista cuando
escribió lo siguiente:
“La noticia corre de boca en boca: ha desaparecido la cacica del Arauca.
Se supone que se haya arrojado al tremedal, porque hacia allá la vieron
dirigirse, con la sombra de una trágica resolución en el rostro; pero también
se habla de un bongo que bajaba por el Arauca, y en el cual alguien creyó ver
una mujer. Lo cierto era que había desaparecido…a la presunción de suicidio se
opuso la de simple desaparición… Transcurre el tiempo prescrito por la ley para
que Marisela pueda entrar en posesión de la herencia de la madre, de quien no
se han vuelto a tener noticias…’’ (Fin de la cita del capítulo final de ’’Doña Bárbara’’).
Y obviamente que Gallegos, soñó con una Venezuela en
la que la civilización, en la que una Venezuela nueva, venciera a la barbarie
gomecista cuando escribió lo siguiente:
“Y desaparece del Arauca el nombre de
El Miedo y todo vuelve a ser Altamira. ¡Llanura venezolana! ¡Propicia para el
esfuerzo como lo fuera para la hazaña, tierra de horizontes abiertos donde una
raza buena ama, sufre y espera!... ’’ (Parágrafo final de ’’Doña Bárbara’’).
4-El General Gómez sabía muy bien que
censurar dicho libro y meter preso a Rómulo Gallegos, le iba a traer un costo
político muy grande a él y a su gobierno, por eso decidió ”indultar” dicho libro y a su creador Rómulo Gallegos.
Para poder entender esto, por parte del
general Gómez, de “perdona vidas” de dicho libro y de creador, hay que verlo en
el contexto del momento histórico que vivía Venezuela para aquel momento, tanto
en lo nacional, como en lo internacional. Veamos:
Como antes dijimos, en el año 1908, Juan Vicente Gómez, le dio un
golpe de estado a su compadre Cipriano Castro. Todo estuvo relativamente bien
hasta el año 1927. Para finales del año 1929, astuto y zorro como Gómez era, se
dio cuenta que en torno a su gobierno, había debilitamiento y fatiga. Esto fue debido
a 20 años en el poder y además, por la revuelta estudiantil de la llamada
“Generación del 28” y el alzamiento de una expedición armada en
el llamado “vapor Falke". Esto último fue el día 11 de agosto de 1929.
Además, empezaban a soplar aires de libertad sobre Venezuela,
debido a que el concepto de democracia estaba empezando a correr por el mundo.
En consecuencia, para disimular que no era ni un dictador, ni un tirano, le
ordenó, al “Soberano” Congreso Nacional’’, que nombrara a incondicionales a su
servicio, como “presidentes de La República’’.
Gómez seguía siendo el amo del poder. Gómez se iba a Las Delicias,
en Maracay. Y si bien había un “presidente” civil, Gómez era el que verdaderamente
mandaba, controlaba todas las instituciones, el ejército, etc.
En una
palabra: Gómez controlaba toda la vida política de Venezuela. Lo de un
“congreso soberano” y un “presidente” civil’’, era para tratar de aparentar
tanto nacional como internacionalmente, una democracia que no existía. Era una
dictadura disfrazada de democracia.
Sin embargo, sucedió algo en que el general Gómez se equivocó:
En época de uno de estos supuestos “presidentes’’, ocurrió la injusta expulsión de
Venezuela, del obispo de Valencia, Monseñor Salvador Montes de Oca. Este fue un
obispo valiente, digno y mártir, cuyo proceso de beatificación está actualmente
en curso.
Veamos el contexto en el que ocurrió dicha
expulsión:
Cipriano Castro
había tenido muchos conflictos con la Iglesia y eso que Cipriano Castro había
sido seminarista. Cuando posteriormente Gómez le dio un golpe a Cipriano
Castro, Gómez se dedicó a recomponer las relaciones con la Iglesia. El general Gómez había hecho importantes obras para la
Iglesia Católica como la restauración de La Catedral de Caracas, la
construcción del Seminario Santa Rosa de Lima, etc. Esto le valió que el Papa
lo hubiera condecorado con la pontificia
orden “San Gregorio Magno’’. Las relaciones
entre el general Gómez iban bien hasta el incidente de la
expulsión de Monseñor Montes de Oca, de Venezuela.
En honor a la
verdad, dicha expulsión no la ordenó el general Gómez, ni tampoco era por un
asunto que tuviera que ver directamente con él. En lo que tuvo responsabilidad
Gómez, fue en que la permitió y no hizo nada por impedirla. Más bien parece que
Gómez quiso ’’medir fuerzas’’ con el clero.
En Valencia había
ocurrido un hecho muy sórdido, muy lujurioso y adulterino, entre dos altos personeros
políticos de aquella cuidad, en la que a cambio de conseguir un favor y un
ascenso, un subalterno pretendió venderle la esposa al jefe, pero la esposa, en
vez de reaccionar como Putifar, reaccionó como en ese caso, hubiera reaccionado
Santa María Goretti y no se prestó a
aquel oprobio, felonía, inmundicia suciedad y asquerosidad, que pretendía el
marido.
En consecuencia, la
señora huyó al palacio arzobispal y le advirtió a Monseñor Montes de Oca, que no seguiría
viviendo más con el oprobioso marido. A Monseñor Montes de Oca no le quedó más
remedio que darle asilo provisional a la angustiada dama, mientras llegaba el
papá a quien llamó con extrema urgencia.
Como consecuencia de
eso, Monseñor Montes de Oca dictó la "Instrucción sobre el Matrimonio”, de fecha
4 de octubre de 1929, para ser leídas en todos los púlpitos de Valencia, como
en efecto se hizo.
Evidentemente que en la Pastoral antes dicha,
no nombraba al político valenciano. Sin embargo, el alto político valenciano se
dio por aludido y juró que se vengaría del Obispo y tramó venganza contra
él.
Ahora bien, el alto político de Valencia
propició que el “gobierno” del ’’presidente’’ que no era el general Gómez, expulsara
a Monseñor Montes de Oca de Venezuela.
¿Resultado
final?
En fecha 11 de
octubre de 1929, apenas una semana después de que Monseñor Montes de Oca,
Obispo de Valencia, emitiera la Pastoral "Instrucción sobre el
Matrimonio”, era emitido el decreto que lo expulsaba del territorio de la
República, “quedando en consecuencia privado de toda jurisdicción en el país…”.
Monseñor Montes de Oca fue a parar a Trinidad.
Lo primera reacción a la expulsión fue una carta de protesta
del Nuncio de su Santidad, Monseñor Fernando Cento. La carta es de fecha 12 de
octubre de 1929, dirigida al Ministro de Relaciones Interiores. Nótese que se
hizo al día siguiente del decreto que lo expulsara del país.
Luego
vendría otra carta de protesta, del 16 de octubre del Arzobispo de Caracas, Monseñor Felipe Rincón González
dirigida al ’’presidente’’, que no era Gómez sino el que había puesto el
general Gómez (cometario nuestro, no de los obispos).
Siguieron protestas de calle, publicaciones y afines, en favor de
los obispos. El 11 de marzo, se vuelve a reunir la Conferencia Episcopal y
vuelven a hacer una nueva carta de protesta y aclaración, dirigida al
’’presidente’’ (ídem). No solo por la injusticia cometida contra Monseñor
Montes de Oca sino también contra las injusticias cometidas por parte del
gobierno nacional contra ellos mismos”. Esto fue la gota que derramó el vaso
que hizo que ’’el gobierno’’ que había puesto el general Gómez, entrara en un
alto grado de insania mental (ídem). En consecuencia, calificaron el documento
de la Conferencia Episcopal como un acto subversivo por parte de los
Obispos que supuestamente querían tumbar al gobierno y por lo tanto,
acordaron la expulsión de todos los Obispos de Venezuela.
Aquella locura desenfrenada que habían
ocasionada por dos políticos en Valencia, le estaban creando al
régimen gomecista, un severo problema con la jerarquía de la Iglesia Católica,
que podía llegar hasta el mismo Papa, que para ese momento era Pio XI.
De alguna manera, aunque Gómez no era culto, se
le tuvo que haber pasado por la cabeza algo similar a la famosa frase del libro
“Don Quijote”:
“Con la
Iglesia hemos topado, amigo Sancho”.
Esto era algo que el general Gómez, no
se podía dar el lujo de permitirse. Gómez no era precisamente un devoto,
tampoco un practicante de la religión, más bien fue un semental, un padrote que
hubiera servido como caballo de cría, ya que tuvo alrededor de 50 hijos y nunca
se casó; pero, como buen andino, sabía del poder que tenían los curas y por lo
tanto, tuvo que poner orden en casa.
En esto último ayudó mucho que en medio
de aquella locura, los altos personeros del gobierno impuesto por Gómez, por lo
menos, debían tener la cortesía, de ir a Maracay, a pedirle permiso al general
Gómez, antes de expulsar a todos los obispos de Venezuela. Para explicar cómo
fue esto, citemos al cardenal Quintero:
Cuando fueron a Maracay “a
tratar sobre la expulsión, lo primero que le dijeron a Gómez fue:
"¡General, los Obispos se han alzado!"
Él, fingiendo alarma, les preguntó al
punto:
"Y ¿dónde están para salir a combatirlos?".
"No es con armas -le aclararon los interlocutores- es con
publicaciones irrespetuosas contra el Gobierno".
"¡Ah! ¿Entonces es con las leyes?", repuso el General, y
añadió: pues entonces los pelean ustedes, que son los que pelean con las leyes...
La anécdota es verosímil, y si se tiene en cuenta que ya Gómez
conocía la carta de los Obispos, la ironía, en la que él era un maestro, no
pudo ser más fina y aguda”. ”
Hasta aquí el Cardenal Quintero.
Y a continuación el general Gómez les dijo:
“Dejen quietos a los curas y no se metan más con ellos. No como
carne de cura porque la carne de cura atraganta”
A raíz de estos infelices acontecimientos de la expulsión de
Monseñor Montes de Oca, no pasaría mucho tiempo sin que el “Soberano” Congreso
Nacional le solicitara “por aclamación”, al Benemérito General en Jefe, Juan
Vicente Gómez, que volviera a ser Presidente Constitucional de la República.
La suerte
estaba echada. El Cardenal Quintero pone en el epílogo en su libro, cómo fue el
final de estos acontecimientos:
“Como epílogo de todo este trabajo, hemos de decir que, habiendo
tomado posesión de la Presidencia de la República, el general Gómez, el 13 de
julio de 1931, con fecha 3 de agosto, siguiente dio un decreto por el que
suspendió el del destierro de Monseñor Montes de Oca y le abrió las puertas de
Venezuela, sin exigirle firmar manifestación pública alguna.
El 10 de octubre de ese año, o sea, cuando faltaba apenas un día
para cumplir exactamente dos años de exilio, el Obispo desembarcó en La Guaira
y lo primera que hizo, mientras los que habían acudido a recibirlo lo
vitoreaban y aplaudían, fue arrodillarse y besar el suelo de la Patria.
Ese beso -signo de amor triunfante- fue el punto final de una
etapa de dolor y de honor tanto en la vida del Prelado como en la historia de
nuestra Iglesia. LAUS DEO”. Es decir, gloria a Dios”. Hasta aquí el
Cardenal Quintero.
Y como punto final, diremos que Monseñor Salvador Montes de Oca
quiso ser cartujo. En efecto, luego de
volver a Venezuela le pidió permiso al Papa para tales efectos y éste se lo
concedió. Por lo tanto, fue a una cartuja en Italia pero fue
lamentablemente asesinado por los nazis junto con sus compañeros, en La cartuja
donde se encontraba. Este crimen fue en 1944.
5-Hemos
querido insistir en el caso de la injusta expulsión del obispo Montes de Oca,
porque salvando las diferencias, para un dictador como Gómez, había también
similitudes entre enfrentar a sacerdotes y enfrentar a intelectuales. Vamos a
ver la relación que tiene que ver la equivocación del general Gómez en haber
permitido la expulsión de monseñor Montes de Oca, con la decisión que vamos a
ver que tomó el general Gómez en relación a Rómulo Gallegos ya que como
dijimos, el general Gómez no se creyó el cuento que ’’Doña
Bárbara’’ era la personificación de su persona pero se dio cuenta que haberse
metido y expulsado a Monseñor Montes de Oca de Venezuela, le trajo un terrible
costo político en su contra. En consecuencia, también le podía salir muy pero
muy caro si hacia algo similar con el gran intelectual novelista en que se
había convertido Rómulo Gallegos, tanto a nivel nacional como internacional.
Veamos el contexto, tanto nacional como internacional, que rodeaba
a Rómulo Gallegos y como esto, no le permitió al general Gómez, el darse el
lujo de pretender expulsar de Venezuela a Rómulo Gallegos, tal cual el régimen
gomecista expulsó de Venezuela a monseñor Montes de Oca, o meterlo preso, o
mucho menos, censurar sus obras, como ’’Doña Bárbara’’ su obra cumbre, en la
que de paso, lo asociaba con la tiranía y la barbarie. Veamos:
7- Vamos a referirnos a algunos hechos históricos, ’’antes, en y
después’’, de la época del general Gómez, para demostrar que para bien o para
mal, los siglos XIX y XX, fueron dos siglos, en los que hubo muchos
intelectuales y mucha ideologías:
Rómulo Gallegos fue un intelectual, muy prestigioso y muy conocido
en Latinoamérica y en Europa, escribió no solamente ’’Doña Bárbara’’, sino también Canaima,
Cantaclaro, Pobre Negro, El Forastero, Sobre la misma tierra, Reinaldo Solar,
La Trepadora,
etc.
El
prestigio de Rómulo Gallegos fue tan grande, que fue electo presidente de la
república, en las primeras elecciones presidenciales directas, secretas y
universales, que hubo en Venezuela. Fue electo en diciembre de 1947, 11 años
después de haber muerto el general Gómez. Hay que tomar nota que antes de estas
elecciones, las elecciones presidenciales en Venezuela, eran de segundo grado,
ya que votaba el congreso y no el pueblo. Además no podían votar ni las
mujeres, ni los analfabetos.
A
la luz de lo antes dichos, vamos a narrar los acontecimientos que vienen a
continuación:
8-El
llamado ’’Mayo Francés’’, que
sucedió en 1968, fue futo de la ideología de unos intelectuales, llamados ’’los
existencialistas’’, cuya figura más representativa fue Jean Paul Sartre. El ’’Mayo Francés’’, fue futo de la ideología de
unos intelectuales, llamados ’’los existencialistas’’, cuya figura más
representativa fue Jean Paul Sartre.
El ’’Mayo
Francés’’ tuvo unos muy importantes efectos políticos, sociales y
económicos, que aún y de alguna manera, todavía perduran en Francia.
9-La Revolución Francesa no fue fruto de la improvisación. Fue el fruto de lo que se
llamó "el enciclopedismo",
en los que influyeron intelectuales, tales como Rousseau,
Montesquieu y Voltaire. No es el momento de analizar esto pero sí de constatar que
antes de que se produjera la revolución que se produjo en las calles de París,
primero se produjo en la mente de unos intelectuales.
Lo mismo sucedió con el marxismo. El alemán Carlos Marx y el inglés Federico Engels, eran dos
intelectuales, no eran un par de ’’tira piedras’’. Ellos armaron una
arquitectura del pensamiento con lo que se llama la ’’doctrina marxista
revolucionaria’’.
En buena parte, el
marxismo ha podido hacer el daño que ha hecho, porque se trata de una
ideología. En un momento dado, en los años 50 y 60, la tercera parte de la
humanidad, habitó en zonas regidas por marxistas con ’’puño de hierro’’.
Al general Gómez y a
Rómulo Gallegos, le tocó la época de la llamada “Revolución Bolchevique“, del año 1917. Revolución, cuyo principal
líder fue Lenin. Esta fue una
revolución comunista, que se basó en la ideología comunista que crearon Marx y
Engels. El propio Lenin llegó
a decir que ’’no hay revolución, sin doctrina revolucionaria’’. Lenin murió el
21 de enero de 1924. Para hacer la historia corta, diremos que Stalin sucedió a Lenin, esto, luego de sacar de la competencia a Trotsky y otros. No queremos pasar por
alto, el hecho que en esa época, para bien o para mal, hubo mucha ideología y muchos
intelectuales, y para bien, Rómulo Gallegos fue uno de ellos.
10- El ex presidente francés, François Mitterrand, le pidió a Fidel Castro, la
liberación del poeta Valladares. Fidel
Castro lo liberó, atendiendo la solicitud que le hiciera Mitterrand, quien a su
vez atendió la solicitud de los intelectuales franceses.
Además, hubo varios intelectuales
que apoyaron a Fidel Castro y su revolución, tales como los “Premio Nobel’’ de
literatura: Gabriel García Márquez, José Saramago y Pablo Neruda, quien de
acuerdo a mi padre, es el mejor
poeta de todos los tiempos y en todos los idiomas.
Es más, al principio de la
“revolución cubana”, Mario Vargas Llosa,
apoyó a Fidel Castro y su revolución, hasta que de acuerdo a las propias
palabras de Vargas Llosa, Fidel Castro creó campos de concentración, en los que
metió cual animales, a homosexuales, indigentes, vagos, etc (lo hizo al mejor
’’estilo Hitler’’). Luego de esto, Vargas Llosa le quitó el apoyo.
Hubo también intelectuales que no apoyaron la causa
marxista, como Alexander Solzhenitsin, “Premio Nobel’’ de
literatura quien más bien combatió a Stalin y describió los horrores de Stalin, en
sus novelas, por ejemplo “Un día en la vida de
Ivan Denísovich’’, “Rusia en el abismo’’, etc.
Solzhenitsin también describió los
“campos
de concentración’’ en Siberia y otros lugares y que describió muy bien en su
novela “El archipiélago
Gulag’’. También
describió muy bien el horror que se vivía en los “pabellones’’; lo hizo en su novela “Pabellón
de cáncer’’, en los que maltrataban a los enfermos y a los que también enviaban a presos
políticos, a los que falsamente declaraban “locos’’ o enfermos.
11- Felizmente, el marxismo está de salida. En buena parte, esto se debe a la inteligente,
sabia y valiente gestión que en ese sentido hizo San Juan Pablo II. Cayó
el muro de Berlín, también cayó la Unión Soviética. Murió el marxismo en Europa
Oriental. Solo queda Bielorrusia, cuyo régimen marxista, más tarde o más
temprano también, terminará cayendo.
Hoy día
solo queda Corea del Norte, que le terminará pasando lo que acabamos de
decir de Bielorrusia. También Cuba, pero ya se ve que Fidel Castro
se ha convertido en una momia mal embalsamada y Raúl Castro en un
cadáver insepulto. No pasará mucho tiempo sin que el marxismo comunista,
termine de morir en Cuba.
12- Visto lo
anterior, diremos lo siguiente:
Si bien algunos de los hechos anteriormente narrados, fueron
anteriores o posteriores a la época del general Gómez y Rómulo Gallegos,
reflejan muy bien que para bien o para mal, los siglos XIX y XX, hubo muchos intelectuales
y muchas ideologías. Para bien o para
mal, a lo largo de la historia, para bien o para mal, las ideologías y los
intelectuales, siempre han sido muy importantes. Es más:
El
mismísimo general Gómez, se reunió de intelectuales, tales como José Gil Fortoul, autor de la ’’Historia
Constitucional de Venezuela’’ e incluso de Laureano
Vallenilla Lanz, el autor del libro ’’Cesarismo Democrático’’, en la que
mal que bien, expone la teoría del ’’gendarme necesario’’, que le dio al
gomecismo una cierta base de filosofía política intelectual.
No solamente Juan Vicente Gómez, sino todos los dictadores, sean
de lo que llaman de ’’izquierda’’, como ya vimos que hizo Fidel Castro, o sea de lo que llaman de ’’derecha’’ como veremos
que hizo Marcos Pérez Jiménez, han
tratado de rodearse de intelectuales y de usarlos para su beneficio y de sus
dictaduras. En efecto:
Al igual que el general Gómez, el general Pérez
Jiménez que tampoco era bruto, se dio cuenta que el libro ’’Doña
Bárbara’’, sí estaba en contra de las dictaduras. Ya hemos hablado de eso. En
consecuencia, Pérez Jiménez, en 1955, contrató a un intelectual y literato,
llamado Camilo José Cela, para que
’’por encargo’’, le escribiera al régimen perezjimenista, un libro
propandístico llamado ’’La Catira’’,
que era una suerte de libro ’’anti Doña Bárbara’’, con el
fin de hacerle propaganda a la dictadura perezjimenista y de paso, también a la
franquista, y además, tratar de anular la influencia e importancia que tenía el
libro ’’Doña Bárbara’’ en las luchas contra las
dictaduras, ya que Doña Bárbara, es la personificación de los dictadores, a
quien Rómulo Gallegos en dicho libro, asemeja a los bárbaros.
’’La Catira’’ fracasó, como más tarde o más temprano, siempre
fracasa, lo que se hace de una manera mercenaria. Camilo José Cela vino a
Venezuela y su fracaso con ’’La Catira’’ fue tal, que tuvo irse escondido de
Venezuela y por ’’la puerta de atrás’’.
Fue una ’’mancha negra’’ en Camilo
José Cela, escritor que tuvo una carrera brillante. Cela fue Premio Príncipe de
Asturias de las letras, lo recibió en 1987. Premio Nobel de Literatura; lo
recibió en 1989; y Premio Cervantes, en 1995.
Uno de los triunfos más rotundos que tuvieron ’’Doña
Bárbara’’ y Rómulo Gallegos, fue el que tuvieron sobre Camilo José Cela y ’’La
Catira’’, porque entre otros aspectos, fue el triunfo ideológico de la libertad
y la democracia, sobre las dictaduras y la barbarie, así hayan pretendido
disfrazarlas mediante ’’La Catira’’.
13- Visto
todo lo anterior, vamos a la siguiente pregunta:
¿Qué hizo el general Gómez luego de leído ’’Doña
Bárbara’’ y haber dicho que el libro era ”muy bueno” y que no se metieran con
Rómulo Gallegos?
Respuesta:
Aprendió la lección del ”affaire” de la injusta expulsión de Monseñor Salvador Montes de Oca.
Extrapolando lo que dijo sobre este caso, hubiera podido haber dicho lo
siguiente:
“Dejen quieto a los intelectuales,
en especial a Don Rómulo Gallegos. No se metan más con ellos, en especial con Don Rómulo. No como carne de intelectual porque la carne
de intelectual atraganta”.
Meterse con un obispo, le trajo
problemas. Gómez, que era muy astuto, intuía que también le iba a traer
problemas el meterse con Rómulo Gallegos. Por lo tanto, Gómez, jugó una carta:
Decidió nombrar a Rómulo Gallegos, senador por estado Apure para
que posteriormente fuera presidente del senado y luego ministro de ’’Instrucción Pública’’. Es
decir, pretendió comprarle la conciencia. Y así como Gómez se equivocó con
Monseñor Montes de Oca, también se equivocó con Rómulo Gallegos, ya que Rómulo
Gallegos partió al exilio voluntario, yéndose a New York.
Y es más, el 24 de
junio de 1931, le envía una carta al presidente del senado y demás
parlamentarios:
Ciudadano Presidente del Senado y demás miembros:
’’Habéis ofendido el decoro de la Nación Venezolana al presentaros para que se la exhibiera, por boca de los propios representantes de sus derechos, como una colectividad que no entiende ni quiere ser gobernada sino con los recursos extremos de las autoridades absolutas. Y por todo eso habéis expuesto el ludibrio del mundo la dignidad de una patria de libertadores.
Yo no pretendo eludir las tremendas responsabilidades que a todos los venezolanos nos conciernen en este crítico momento de nuestra historia, pero tampoco quiero que mi nombre figure entre aquellos que van a consumar el atentado. Para redimirlo de toda sombra de complicidad, renuncio categóricamente al cargo de senador por el Estado Apure de que estoy investido. Y como ciudadano venezolano protesto contra la grave ofensa que habéis proferido a la Constitución y a la República’’.
Ciudadano Presidente del Senado y demás miembros:
’’Habéis ofendido el decoro de la Nación Venezolana al presentaros para que se la exhibiera, por boca de los propios representantes de sus derechos, como una colectividad que no entiende ni quiere ser gobernada sino con los recursos extremos de las autoridades absolutas. Y por todo eso habéis expuesto el ludibrio del mundo la dignidad de una patria de libertadores.
Yo no pretendo eludir las tremendas responsabilidades que a todos los venezolanos nos conciernen en este crítico momento de nuestra historia, pero tampoco quiero que mi nombre figure entre aquellos que van a consumar el atentado. Para redimirlo de toda sombra de complicidad, renuncio categóricamente al cargo de senador por el Estado Apure de que estoy investido. Y como ciudadano venezolano protesto contra la grave ofensa que habéis proferido a la Constitución y a la República’’.
Lo de arriba refleja
muy bien, quien fue Rómulo Gallegos. Un hombre íntegro, digno, valiente, vertical, una
columna de hierro, consecuente con las ideas que escribió a través del
personaje que creó llamado Santos Luzardo.
Lo que acabamos de
leer de Rómulo Gallegos, de no permitir que el general Gómez, le pusiera
un bozal de arepa, dándole cargos de senador y ministro, recuerda la valentía de Fermín Toro quien dijo: "díganle a Monagas que se
podrán llevar mi cuerpo muerto pero Fermín Toro no se
prostituye".
Al Rómulo
Gallegos irse al exilio voluntario a New York y no haber vuelto sino luego de
la muerte de Juan Vicente Gómez, con los hechos, le dijo lo siguiente:
"Díganle al general
Gómez que me podrá nombrar al cargo que sea y ofrecerme todo el dinero del
mundo que quiera, pero Rómulo Gallegos no se prostituye".
Esto es la primera entrega. En
la segunda, analizaremos la misma actitud de dignidad, entereza y valentía, que
tuvo Rómulo Gallegos, frente al golpe de estado que le dieron el 24 de noviembre
de 1948 y un aspecto poco conocido, como lo fue su aspecto religioso.
Luis Alberto Machado Sanz
machadosanz@gmail.com
@caballitonoble
Miranda - Venezuela
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