Se dice que una de las condiciones –y a la vez
atributos- de la democracia electiva es
la alternabilidad. Eso implica que algunas veces se gana y otras se pierde.
Entenderlo es tan fundamental como es de
natural adivinar que los que ganan han de estar mas contentos que los que
pierden y que la condición de “revolucionario” con la que se autoetiqueta alguno de los bandos que se mide en un
proceso electoral no lo exime de aceptar resultados adversos si los mismos se
dan. Este columnista participó en carácter de observador de la OEA (que sí fue
invitada e investida de máxima libertad de acción) en las elecciones generales de Nicaragua en
febrero de 1990 cuando el sandinismo , encabezado entonces por el presidente Daniel Ortega fue
vencido por la UNO (Union Nacional Opositora) con la candidatura de doña
Violeta Chamorro. Ortega y su gobierno entregaron con mucha rabia pero sin
estridencias, doña Violeta asumió y terminó su mandato, otros presidentes
siguieron hasta que en las elecciones de noviembre de 2006 Daniel volvió a
postularse, ganó y todavía hoy sigue gobernando pacíficamente su país. No es
que el personaje nos guste pero reconocemos que al menos en el tema de
elecciones respetó las reglas.
Por el contrario, los revolucionarios vernáculos
han decretado que la paliza recibida el 6D no califica como una derrota.
Afirman que la avalancha de votos que
obtuvo la MUD para salir victoriosa no implica la necesidad de rectificación
sino que la sustancial mayoría de venezolanos que les dio la espalda no son
personas de carne y hueso cansadas de su gestión sino apenas “instrumentos de
la derecha burguesa al servicio de la oligarquía etc. etc.” que han traicionado
el legado del Eterno y por tanto ya no merecen que se continúe con la Misión
Vivienda u otros beneficios que les fueron prometidos a cambio de su voto.
Como consecuencia de tan insólito razonamiento ( si es que se tratase
de un producto de la razón) los voceros del extremismo anuncian que “junto con
el pueblo” van a defender la tal revolución para lo cual convocan escuálidas
marchas y concentraciones, amenazan a quienes
suponen traidores y llegan al extremo ilegal de instalar adefesios como
un tal Parlamento del Poder Popular no elegido por nadie y al que se le
pretende alojar en el Palacio Federal
Legislativo dotándolo de competencias y poderes que en ninguna constitución ni
ley existen. Estos mismos personajes , desde el Jefe del Estado hasta
extremistas disfrazados de gobernadores hasta pobres diablos cuya única credencial es la de haber sido
conductores de programas televisivos en los que se insulta a cualquiera de la
forma mas asquerosa e impune son los que desde hace días vienen agitando la
idea de impedir la instalación puntual y civilizada de la nueva Asamblea
Nacional elegida por mayoría abrumadora dentro de un proceso plagado por el
ventajismo mas desvergonzado jamás visto en Venezuela desde que los Monagas
asaltaban el Congreso o Gómez mandaba a
La Rotunda a quienes osaban levantar la cabeza.
Tambien han surgido aquellos personajes que hoy protestan tras el escudo de “tarde
piaste pajarito” profiriendo ácidas
críticas justamente contra lo que se
practicaba profusamente cuando ellos mismos eran parte del equipo que nos vino
conduciendo hasta estos lodazales. Y –afortunadamente- hay algunos que,
seguramente a su pesar, entienden que un
ciclo se acabó y otro empieza. Daniel Ortega –como se dijo mas arriba- así lo
entendió y por eso volvió a ser Presidente de Nicaragua. A Nicolás, a la inefable Primera Combatiente y
a muchos otros les convendría reflexionar y al señor que hasta ahora ocupa la
silla de la presidencia del Poder Legislativo le haría bien verse sentado en
una curul cualquiera de la Asamblea viendo cuan transitorias son las glorias que
alguna vez le permitieron manejar esa instancia en condición de “capo” que no
de hacedor de leyes.
Señores del gobierno, entiendan que Uds. perdieron
la mayoría legislativa. No han perdido
aun el Ejecutivo y posiblemente mantengan influencia en otras instancias hasta
ahora obedientes. Se acabó el “bullying” ahora llegó el momento de los
consensos por que mas de siete millones de ciudadanos así lo votaron y esta es
la hora de recordarles que su juramento fue cumplir la Constitución y –por no
haberlo hecho- enfrentar que la patria ahora los demande.
Adolfo P. Salgueiro
apsalgueiro1@gmail.com
@apsalgueiro1
Miranda - Venezuela
¡Excelente análisis! Dudo que los malandros de este gobierno entiendan y asuman la aplastante derrota. Son una parranda de fanáticos obtusos, antiéticos, forajidos, irrespetuosos, vándalos al servicio de una causa que no sólo carece de sentido de servicio sino que usa al pueblo solo para sus fines inconfesables. ¡Igualmente saldrán! Porque el pueblo ya dijo Basta!
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