Venezuela y los
venezolanos continúan siendo noticia estelar en el mundo entero. Sucedió antes
del 6 de diciembre y ahora después de ese día. Y no es para menos. Luego de 17
años sometidos a pruebas, hechos y demostraciones que confirmaban situaciones y
realidades que pocos aceptaban más allá de la frontera, finalmente, el
sindicalismo de estados y de gobiernos que siempre creyó más en la palabra de
su socio, antes que en el sufrimiento de los ciudadanos, ha tenido que admitir
errores y equívocos. Desde luego, hace caso omiso de la obligación moral de
aceptar complicidades.
Admitir la verdad, a
los países libres y que creen en la libertad no les ha quedado más que
considerar como cierto que Venezuela ha batido récord a nivel mundial en no
pocas “especialidades”.
En materia de
conflictos internacionales, con excepción de Ecuador y de Bolivia, en América
del Sur no ha habido país vecino que no haya recibido lo suyo. Un poco más
allá, en América del Norte, la inamistad ha sido con todos los países de la
zona. En Centroamérica, con excepción de Nicaragua, los demás países han sido
maltratados, cada uno de acuerdo al peor gusto de los mandatarios nacionales.
Sobre Europa pende un índice acusador por cualquier razón. Y entre
señalamientos, acusaciones y cualquier ojeriza momentánea, desde luego, caso
aparte merece Israel. Contra dicho país, la agresión ha sido inclemente,
desconsiderada.
¿Falta mencionar otra
región del mundo?. Pudiera ser. Pero el olvido no es intencional.
Sencillamente, bastaría con tratar de detectar hechos cuestionables a nivel
internacional, indistintamente de su ubicación en el planeta, para identificar
a Venezuela al lado de quien pudiera ser visto en ese momento como responsable
de lo reprobable.
En materia de juicios
internacionales, especialmente mercantiles y de violación de derechos humanos,
triste y dolorosamente, Venezuela ha terminado ocupando posiciones preponderantes,
sobresalientes. Y no sólo en el Ciadi y en las Naciones Unidas. Porque también
habría que mencionar el altísimo e ignorado costo que está pagando
silenciosamente la Nación, luego de que, sin justificación alguna, y en el
medio de un ambiente de ingresos inconmensurables por la venta del petróleo,
dejó de honrar sus obligaciones con los históricos suplidores de materias
primas, insumos, bienes de capital, repuestos y hasta asesorías tecnológicas.
¿Alguien ha
cuantificado realmente lo que para cualquier país en el mundo le representa, el
hecho de haber echado por la borda decenas de años que los particulares
dedicaron a crear verdaderas redes comerciales internacionales y que ahora, simple y llanamente, consideran
que Venezuela no pasa de ser una mala referencia como país maula?.
Internamente, quizás,
pudiera decirse que es el sitio en el que se ha hecho el peor daño. Porque de
la hermandad, se ha pasado a la convivencia en un ambiente de hostilidad, de
agresiones continuas, de odio, de resentimiento social y entre las ruinas de
una fractura colectiva inspirada en la manipulación propagandística de una
supuesta lucha de clases. Esa, sin duda alguna, ha sido la verdadera “base
ideológica” de un movimiento político que nunca dudó en supeditarse
motivacionalmente a lo que se diseñó y exportó desde Cuba, respondiendo a su
histórico propósito de sometimiento al país petrolero. Es eso que se mercadeó
como "Socialismo del Siglo
XXI", y que el dictador cubano Fidel Castro, sencillamente, calificó de
comunismo.
Por supuesto, hoy
nadie puede precisar si esa conducta gubernamental fue una consecuencia del
embriagante populismo que, como en otras partes del mundo, y especialmente en
Latinoamérica, sirvió de soporte determinante para la sobrevivencia de ciertos
partidos y movimientos políticos en roles de administradores del poder. 0 si,
por el contrario, fue la combinación de ambición mesiánica y riqueza fácil lo
que hizo posible la vigencia y sostenibilidad de semejante desastre. Sin
embargo, lo que no resiste análisis contradictorio, es que todo se produjo
mientras se dilapidaban casi dos billones de dólares y se constituía una nueva
casta de individuos mil millonarios en dólares, sin haber tenido necesidad de
poner en riesgo facial una sola
gota de sudor.
Internamente, se
pudiera creer en que el cuestionamiento sistemático a todo aquel que, fuera del
país, se atreve a emitir alguna opinión sobre lo que sucede a diario en
Venezuela, es suficiente y eficiente para que dicha impresión pierda peso e
importancia en el contexto de las naciones. No obstante, lo innegable es que
los países vecinos del resto del mundo ya despertaron; que el encantamiento
petrolero y el discurso rimbombante, sencillamente, se agotaron. Para esas
naciones, lo importante ahora es saber cómo es que el petroestado venezolano le
va a garantizar a sus ciudadanos el
ejercicio de sus derechos a la vida y a la alimentación. Cómo es que, además,
se va a ocupar de impedir que el 2016 comience para treinta millones de
ciudadanos, en el medio de un ambiente de precrisis humanitaria por la escasez
de medicinas, de equipos médicos y de comida.
Ciertamente, luego de
muchas elecciones fallidas para los grupos democráticos y después de 17 años de resultados adversos,
ahora han logrado hacerse con la victoria en unos comicios parlamentarios y con
una amplia mayoría. Es decir que, constitucionalmente, a esa fuerza no
gubernamental la ventaja numérica le permitirá
legislar con miras a tratar de encaminar al país a la conquista de una
serie de reformas que lo regresen al rumbo democrático y de progreso. No
obstante, hasta que esto último ansiado suceda, antes será necesario superar
los obstáculos inevitables que surgirán en el medio de una puja entre dos
expresiones grupales, mientras que una población ya desesperada por la escasez
de bienes esenciales, la inflación y la recesión económica, comenzará a
presionar para ser atendida satisfactoriamente.
Formato del
Futuro se atrevió a parodiar sobre lo que esta victoria
democrática se ha traducido políticamente para Venezuela y los venezolanos,
luego de que la derrota gubernamental, sencillamente, se convirtió en Lo Que el
Viento se Llevó. No obstante, la nueva parodia fílmica acerca de Rumbo a lo
Desconocido, desde luego, implica, obligatoria e inevitablemente, la aceptación
de que gran parte de la población sí cree en que muchas cosas cambiarán y otras
desaparecerán. Pero también le teme -y le inquieta- es a esa percepción general
de que no existe voluntad política alrededor de la urgencia de evitar, de la
manera que sea, la aparición de más y peores escenarios sociales en los que la
población, principalmente la de menos poder adquisitivo, termine financiando
con más penurias las diferencias entre gobernantes y expresiones opositoras
desde la Asamblea Nacional.
La mayoría electoral
apostó por un cambio pacífico y de entendimiento, sin conflictos y en paz. El
Gobierno, sin embargo, no ofrece demostraciones de haber entendido el alcance
político del mensaje que le envió la ciudadanía. Lo trata de ignorar, a la vez
que, mientras recurre a la Constitución para legitimar derechos desde su
posición, desconoce a esa misma Carta Magna cuando su contenido le obliga a
acatar y cumplir con aquello que surgirá desde el seno de la Asamblea Nacional.
¿Con qué fin?.
Desde luego, lo que
la población espera de quien formalizó públicamente la aceptación de un
resultado comicial, es que honre su palabra y su compromiso. Y que ofrezca
demostraciones ciertas y serias de que se siente y se considera, como lo
establece la Constitución, Presidente de todos los venezolanos. El civismo y la
expresión democrática arraigada y demostrada en éste y tantos comicios
celebrados en los últimos años, tiene que ser reconocida como todas las
anteriores. Y eso implica admitir, por otra parte, que, como en el 2007, la
ciudadanía expresó por la vía del voto que no quiere socialismo ni comunismo, y
que su problema no es de izquierdas o de
derechas, sino de calidad de vida, de progreso, de justicia, de orden y de
respeto. ¿Es mucho pedir, cuando es precisamente todo eso lo que consagra la
vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela para los
ciudadanos?.
Formato del Futuro, con
motivo de los días Navideños, estará ausente a partir de este 21 de Diciembre.
Regresará nuevamente el 11 de Enero del 2016, cuando ya habrá ocurrido la
instalación del nuevo Parlamento.
Por lo pronto,
queremos aprovechar la ocasión para enviarles un mensaje de UNION y PAZ. Y
desearles que, en unión de sus seres queridos, pasen unas muy Felices Pascuas;
mejores deseos de salud y bienestar para todos. Que Dios bendiga a Venezuela y
a cada uno de sus habitantes.
Egildo Lujan Navas
egildolujan@gmail.com
@egildolujan
Miranda - Venezuela
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