Los acontecimientos
políticos más recientes en América Latina, entre los cuales los más celebrados
han sido las victorias de la oposición en Venezuela y Argentina cuando se
elevaran frente a los regímenes que alzaron la bandera de un oscuro pasado
hundiendo a la región, cortesía del populismo, en los rugientes mares de la
miseria, inician ya la segunda etapa del proceso, la del cuestionamiento. Etapa
que pienso, dictará el futuro de América Latina durante los siguientes 50 años.
Después de la euforia
que siempre acompaña a los vencedores, especialmente en Venezuela se alzan
voces en contra de ciertos posicionamientos adoptados por el liderazgo de esa
oposición, cuestionando su verdadera intención de provocar el cambio hacia la
libertad. En Argentina, sin llegar a los niveles de Chavelandia, también se
empiezan a escuchar reclamos dando vida al viejo adagio: "Es la misma gata
nada más que revolcada".
En el caso de
Venezuela uno de los argumentos que respalda tal reclamo, además de las
confusas declaraciones del MUD, es cierta información que ha emergido ubicando
a la mayoría de sus líderes como miembros activos de la infame,
"Internacional Socialista", incluyendo en el dossier los nombres de
Henrique Capriles y Leopoldo López. Ahora nos preguntamos ¿Serán las credenciales
que porta María Corina Machado de una verdadera liberal causa de su
aislamiento?
Aun con las
evidencias tan claras de los estrepitosos fracasos populistas en todas sus
versiones (duro, blando, light, tercera vía) y de los cuales uno de los más
patéticos ha sido el de su poster boy, Brasil, con una ciega soberbia seguimos
insistiendo y dando interminables vueltas como el burro de la noria. En el caso
de Argentina, ya hay quienes identifican un gran parecido entre Macri (su nuevo
presidente) y aquel Vicente Fox de mucho ruido y pocas nueces. Pero el rincón
más triste es Chile, el único país latinoamericano que ha sido capaz de escalar
el templo de la prosperidad, y ahora se encuentra bajo asalto por esa ola de
nuevos populistas que, con gran efectividad, sirven a todo ese masoquismo
colectivo que parece gritar:
"Pégame, mátame si quieres no me dejes, no, no me dejes nunca
jamás".
¿Por qué en América
Latina no podemos encontrar esa ruta de la prosperidad?
Hace ya casi 20 años en una comida con Bob Bartley, ex editor del Wall Street Journal, me comentaba: "Todo mundo piensa que el gran Apocalipsis del mundo será provocado por una guerra nuclear o algo por el estilo". Hace una pausa y continua: "Pero yo estoy convencido que ese infierno abrazará a la humanidad cuando se hayan agotado todas las destructivas acciones del populismo, que nos habrán conducido a un mundo primitivo de hambre, enfermedades, odios, guerras, esclavitud. En estos momentos hay un proceso en marcha, especialmente en el medio oriente, de peligrosas fusiones entre populismo-socialismo con religión, y es cuando nos asomaremos al infierno".
Y es que en América
Latina por cada amante de la libertad, hay miles y miles de populistas. Por
cada Ricardo López Murphy en Argentina, hay miles y miles de Kirchners. Por
cado Rolf Luders en Chile, hay miles y miles de Bachelets. Por cada Enrique
Ghersi en Perú, hay miles y miles de senderos luminosos. Por cada Roberto
Salinas en México, hay miles y miles de Pejelagartos. En Guatemala tenemos a un
Giancarlo Ibarguen pero no está solo, lo acompaña en su jornada la universidad
Francisco Marroquín, capullo de futuros liberales. Pero ante miles y miles de
populistas me pregunto ¿No sería esto la inspiración de Facundo Cabral cuando
expusiera su pavor a los pendejos. "Porque son muchos" gritaba.
"Son tantos que eligen presidente. Son tantos que eligen un pendejo como
presidente. Pero hay clases, tenemos al pendejo optimista que cree no ser
pendejo. El pendejo pesimista que piensa es el único pendejo".
La gente alrededor
del mundo ha ignorado la historia. No quieren saber de los difuntos y su paso
por el mundo. Es por ello que los fracasos se repiten. Alguien con un
conocimiento básico de historia, sabría de las advertencias de los padres
fundadores al pueblo de EEUU. Estarían enterados de la forma tan sabia en que
Jefferson predijo las guerras mundiales pidiendo no se participara, so pena de
perder gran parte de su libertad. Sabrían también como Benjamín Franklin
advirtió a los nuevos americanos de los peligros de la democracia desbordada,
para luego convertirse en la tiranía de las masas. Igualmente conocerían las
palabras de Simón Bolívar en su lecho de muerte: "Aquí termina mi vida,
una vida dedicada a lograr la libertad de estos pueblos, pero al final de ella,
siento que estuve arando en el mar".
A través de la
historia se podrían transportar a la Filadelfia de principios del siglo XIX
cuando, al caminar por sus calles, Franklin fue interceptado por un grupo de
ciudadanos exigiendo les explicara qué clase de gobierno les estaban heredando
bajo la recién aprobada constitución. Franklin sin titubear responde: "Una
república, a ver cuánto les dura". No era una democracia, a la cual
Franklin era alérgico. Era una república bajo el mandato de la ley, no de las
masas.
Una república
comercial y en libertad, sin iglesias ni militares poderosos y al acecho. Una
república sin realeza ni aristocracia, pero con muchos comerciantes. Una
república donde no se concentrara el poder, de libre comercio con todo el
mundo. Una república con un gobierno limitado a proteger vida, libertad y
propiedad de los ciudadanos, con mercados libres para evitar los monopolios de
la era feudal. Con una constitución que protegiera al ciudadano del gobierno,
no viceversa. Con una estructura legal basada en la Commun Law de Inglaterra.
Una república en la cual los ciudadanos tuvieran el derecho para poseer armas,
no para disparar a los venados, sino para disparar al gobierno cuando cayera en
manos de tiranos. Una nueva nación con impuestos casi inexistentes cuyo
gobierno fuera financiado solo con las cuotas de importaciones-exportaciones.
Con monedas privadas en competencia y respaldadas con oro.
Pero esas noticias
nunca llegarían a nuestra América Latina y escogíamos un rumbo diferente. La
senda sobre la cual se ha sembrado el populismo y que tanto criticara el
bolivariano más grande, Simón Bolívar, al condenar la región cuando aconsejaba
emigrar a EEUU.
A más de 200 años
¿qué ha sucedido? Los gobiernos del mundo han luchado para coartar la libertad
en donde ha existido. Han luchado y siguen luchando para mantener sociedades
reprimidas y engañadas, donde nunca ha existido esa libertad. Esa es la batalla
frente a nosotros y solamente cuando entendamos que, de las muchas fuerzas que
eventualmente podrán constituir gobiernos éticos y eficientes, la más poderosa
será un renovado entendimiento de que solamente la libertad permite que los
seres humanos gocen de vidas plenas, con significado y como afirmara Emerson, dejando a la
posteridad una sociedad un poco más redimida.
INEPTOCRACIA :
“Un sistema de
gobierno en el que los menos aptos para ejercer el poder, son elegidos por esa
mayoría de los que no producen nada, en el que los miembros de la sociedad
incapaces para sostenerse a sí mismos y no tratan mas, se les recompensa con
bienes y servicios expropiados de la riqueza creada por un número cada vez
menor de gente responsable y productiva“.
Ricardo Valenzuela
chero@reflexioneslibertarias.com
@elchero
Mexico
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