domingo, 20 de diciembre de 2015

EDUARDO LÓPEZ SANDOVAL, CRÓNICA RAZONADA Y VERDADERA DEL PEO DEL POLICÍA DE ORTIZ

¡Ah policía pa´ feo!
Este policía  de Ortiz
merece tirarle  un peo
en la punta e´ la nariz.

La autoría de esta copla se la endosan a un poeta de Barquisimeto, Concho Carrasco, o al declamador Balbino Blanco Sáchez. Otros declaran, sin sustento documental, que el autor fue Aquiles Nazoa. Incluso el autor puede ser Miguel Otero Silva, nos cuenta el Cronista de Ortiz, don Fernando Rodríguez, que le preguntó al propio autor de Casas Muertas si él era el Autor, a lo que le respondió con un sospechoso silencio.
La versión que acabamos de oír es nuestra, leamos de seguidas  la que escribe en la red Carlos  Sebastiani. http://carlosmsebastianib.blogspot.com Que es una más de las numerosas que con ligerísimas  disparidades corren por el Llano. Esta dice:
Este policía tan feo
Que nos devolvió de Ortiz
Merece tirarle un peo
En la punta e´ la nariz.

En todas las coplas coinciden en perfecta rima las palabras peo con feo y nariz con Ortiz, y siempre en la prosa del cacho el policía es analfabeto y está en una alcabala en Ortiz, sobre una carretera terrosa.
¿Y los tiempos?
Casi todas, no siempre, ubican  los hechos  en la dictadura de Pérez Jiménez, como nuestro escrito, que es una versión producto de la interpretación de lo que ustedes, caros lectores, me han contado.
Corrían los años cincuenta, se contaban con los dedos de un pie los vehículos automotores que pasaban por Ortiz en un día, de Parapara a la población de Veladero, que así se llamaba lo que luego fue rebautizada con el nombre de la Estación de Servicios, como Santa Rosa. La carretera, por supuesto no era asfaltada, habían recientemente aplicado un material mineral del que se levantaba mucho polvo. Ante la queja de los vecinos el Jefe Civil había girado instrucciones al más analfabeto de sus agentes, para que montara una alcabala,  para así hacer que los vehículos al disminuir la velocidad hasta detenerse, no llenaran de polvo la existencia de los vecinos del poblado de Ortiz. –Las casas además de moribundas iban a estar empolvadas.
Se desplazaban en un vehículo un grupo de amigos, ya empezaban a tomar sus cuerpos el tono de la alegría por saber que pronto entrarían en el Llano, cuando se encontraron con el gendarme. Eran las tres de la tarde, al policía lo acompañaba un café desde el cambio de turno ocurrido a las siete de la mañana. Sin esperanzas de novedades comilonas hasta el cambio de turno. No era común el encuentro, era el primer vehículo que pasaba hacia el Llano ese día. Para los visitantes, desde Los Teques, era el primer uniformado que veían. El carro bajó la velocidad, bajó la estela de polvo de marzo.
Al volante un sujeto que se tipificaba en aquellos tiempos de dictadura, y aún se califica,  como de alta peligrosidad, era un poeta. No sabía el analfabeto policía, tampoco pudo sospecharlo, que enfrentarse a tal individuo era de tanta responsabilidad, comprometía su historia.
El policía tenía instrucciones para anotar en un cuaderno nuevo los datos básicos del viandante, nombre, placas, y a dónde se dirigía. Esto era una simple excusa para que se detuviera, todo por lo del fino polvillo que llegaba hasta las topias de las cocinas.
Se detuvo el carro con el poeta al volante, con tres de sus cómplices. Respetuoso saludo, comentario de rigor acerca del calor.
El agente solicitó los datos, sin hablarlo –mas sí con gestos-, quedó sobreentendió que el policía no sabía leer, menos escribir. Le entregó el papel y el cuaderno nuevecito al malhechor, enseres tecnológicos que en lo inmediato se convirtieron en instrumentos para la perpetración del delito.
Cambio de guardia. El comandante se apersonó para ver cuál era el resultado de su novedoso método de control del polvo. Pidió las novedades, el analfabeto le respondió que  sólo había una novedad. El Comandante leyó en voz baja, refunfuño:
-¡Pendejo!

Y luego en voz alta:

¡Ah policía pa´ feo!
Este policía  de Ortiz
merece tirarle  un peo
en la punta e´ la nariz.

Eduardo López Sandoval
llanerodigitalcalabozo@gmail.com
@llanerodigital1
@eduardocalabozo

Guarico - Venezuela

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