viernes, 18 de diciembre de 2015

ENRIQUE PRIETO SILVA, MILITARES ¡GO HOME!

La sacada de los militares de la Administración Pública por orden del comandante en jefe de la FAN, fue algo impensado pero previsto. Se cumple aquella expresión de Chávez: “los militares son como los condones, después de usarlos se botan”. Le podemos agregar, “si no mueren en el intento”.

Decimos que es un hecho previsto, porque en Venezuela, siempre se han utilizado a los militares en cargos, no solo de la Administración Pública, sino que han ocupado cargos en todos los poderes del Estado, inclusive, en empresas básicas, cuando la capacidad, experticia o exclusividad de una materia, solo era existente en miembros de las fuerzas armadas, quienes, en uso del precepto constitucional de “participación activa en el desarrollo nacional”, tienen el deber de utilizar su conocimiento o experticia en cargos que lo requieran. En todo caso, estos cargos estuvieron regulados por la Ley Orgánica de las FAN, que establecía que era por un corto período, vencido el cual debía regresar a la Institución militar, so pena de no ser considerado para ascenso y hasta su permanencia en servicio activo; mientras que en las últimas reformas de la LOFAN, se incluyó un capítulo especial referido a “cargos en la Administración Pública”, que no tiene ningún sentido institucional, donde se prevé la designación de militares para ejercer cargos en este ente público, que no se ajusta al sentido funcional contenido en la Constitución y es lo que ha permitido la militarización del gobierno y la distorsión de la función militar, su corrupción, indisciplina y deterioro de la moral, del espíritu de cuerpo y el choque destructivo de la propia estructura institucional, al desjerarquizarla para tratar de nivelar la capacidad cognoscitiva en la nivelación de cargos, que ha traído como consecuencia el desperfecto en la moral del interno militar, como se ha visto.
En el sentido moral de los verdaderos profesionales militares, activos y retirados, se ha presentado el triste espectáculo, de ver a profesionales militares portando trajes y vestimentas ridículas, inclusive, portando armas en el cinto, que desdicen de la formación de alto nivel que reciben los militares en su formación, que se agrava al incorporar militares en cargos públicos, donde demeritan al profesional, en la mayoría de los casos con mejor posición meritoria, que es demeritada por la sucia partidización de otros, que se encargan de hacer campaña política para preservar su posición pública. Llegándose al extremo, de lograr ascensos inmerecidos, que les son negados, a quienes con mayor dedicación al servicio militar, se esfuerzan por mantener en alto el orgullo del hombre y la mujer de armas, como héroes de la institución creada para la seguridad y la defensa de la patria. En el pasado, se premiaba con ascensos y condecoraciones a los militares destacados en el servicio militar, pero nunca, con pocas excepciones, se daba preferencia a un militar en función fuera de la FAN o instituciones colaterales.
Pero lo más grave, es que ahora, luego de haber utilizado hasta un 34% de militares en cargos públicos, se les desprecia y envían a sus unidades de origen, considerando, que en cierta forma es cierto, que son los causantes del mal desempeño del gobierno, ya que los “tontos” militares fueron asignados a cargos para cumplir las funciones públicas de choque, que además de calificar al gobierno de incapaz, tiñeron de rojo el prestigio y el honor de los “centinelas de la patria” y de los ”herederos de los libertadores”.
Suponemos que estos individuos, en su mayoría indignos, pasarán a integrar la fuerza en su casa. No pensarán quitar el cargo de mando a quienes han permanecido en su rol verdadero.
“Dios premia la constancia” y “El honor es su divisa”.

Enrique Prieto Silva,
eprieto@cantv.net
@Enriqueprietos

Caracas - Venezuela

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