No serán las divergencias
políticas o el resultado de una contienda electoral, donde como es natural hubo
favorecidos y descontentos, lo que nos apartará de las tradiciones y costumbres
propias de estos días navideños.
Pudiéramos decir que antes que ponerle oídos al desgastado discurso de
la "guerra económica" o empatarnos en las caravanas donde unos dicen
ser mejores que los otros, hagamos lo necesario para reencontrarnos con
nuestros viejos orígenes donde el ser venezolano era la etiqueta que con mayor
orgullo llevábamos adherida en el alma.
Recordar pasados de la Venezuela humilde es conocer la historia por
aquellos tiempos donde la vanidad y el engreimiento no nos sustraían el sueño
ni sabíamos de interferencias que nos
llevaran más allá de lo posible.
Quisiéramos vivir la magia del
toque amoroso en que en cada hogar se
celebraba la Navidad. El arbolito de pino con su verdor resaltante
y hasta la humilde rama bañada de luces y el pesebre de múltiples figuras que
expresaban las creencias aprendidas en
las enseñanzas y ejemplos de nuestros padres. Revivir la gastronomía criolla
que constituía motivos de coincidencias en las familias. La hallaca, plato típico de esa fecha -aún
con sus costos prohibitivos- mantiene intacta su vigencia.
Nos hicimos el propósito de sumarnos a lo que es expresión alegre por
encima de todo lo que nos divide, reflexionando sobre la obligación de
reencontrarnos con esos recuerdos que otros no vivieron pero que hoy son
tan necesarios en la formación de las
nuevas generaciones, porque en el amor a la patria con sus valores y costumbres
hay mucha distorsión y distanciamiento. Buscar ser felices en estos días no
significa apartarnos del recuerdo de los que tanto amamos y hoy no están con
nosotros.
Fortalecemos nuestra fe
convencidos de que hay un semejante que requiere nuestra mano. Cada quien lleva un recuerdo muy especial en
su memoria. Fueron tantas las muestras
de amor de la madre que se nos fue temprano, de la abuela que nos apretó en su
pecho, de la tía que nos enseñó a ser hombres de bien y el hijo que en su
despedida nos partió el corazón para que pudieran pasar desapercibidos en estos
días que invocamos con esperanzas, porque sentimos que esta será la última
Navidad sin el derecho a ser libres y alegres porque mantendremos esa gracia
natural que los venezolanos llevamos muy adentro.
Luis
Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
Carabobo
- Venezuela
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