No es sorpresa. El
clima de opinión del país demostraba un descontento general tanto en la vida
diaria, como en el futuro. Al unísono se manifestaba una decisión firme de
encontrar un camino de reconciliación con las aspiraciones de convivir en
libertad, reconociendo nuestras diferencias solucionar los gravísimos problemas
tanto de sobrevivir, como de la capacidad de transformar.
Ha habido un profundo
aprendizaje si pensamos que se han producido 20 procesos electorales en 16
años. Hemos aprendido de errores y resultados, de tácticas y estrategias, de
mentiras, rumores y transparencia. La democracia es una forma de convivencia, y
ello se evidencia en los cambios y profundos compromisos.
Apenas se empieza a
analizar el proceso realizado. Hay un ambiente de calma, de alivio, mas no de
euforia. A los pronósticos de conflictividad masiva se tiene la satisfacción de
haber expresado un sentir colectivo con energías para reconstruir.
Declaraciones destempladas se manifestarán por doquier, ellas deberán servir
para entender como refundar la confianza y la capacidad de alternativas de
bienestar. Hoy está claro que la separación de los poderes de dirigir y
ejecutar, de discutir y acordar con normas de justicia y equidad es la base de
lo que queremos. No será fácil, mas no imposible, dada la inmensa expresión de
los “venezolanos de buena voluntad” que dijeron: presente.
El régimen ha
reconocido los resultados, mas no parece aceptarlos. A ello se contrapone la
inmensa diferencia de los cómputos. Prosigue la arremetida contra los
principios democráticos, pero queriendo jugar a la democracia. De allí el
proceder pornográfico atribuir a desagradecidos, traidores y ni siquiera un
cuidar las formas mínimas de la racionalidad. Tendremos que aprender también a
lidiar con esos escollos. Habrá que hacer un registro de la capacidad de atajos
que querrán entorpecer la refundación de la convivencia y tal vez presentar al
mundo un manual de procedimientos de la cultura autoritaria.
El atajo de los
circuitos electorales generada para controlar las mayorías especialmente en
zonas lejanas o rurales, se revirtió cuando las decisiones de la gente
cambiaron. Los datos señalan que las ganancias de la oposición se repartieron
equilibradamente entre circuitos rurales y urbanos. Se logró ganar por vez
primera en 34 circuitos. Y ahora se pretende revisar el voto nulo, sin recordar
que al exigir fotografiar el voto emitido se estaba afirmando la integridad del
mismo. El resultado demuestra que la incidencia del voto nulo es el doble en
los centros electorales oficialistas.
En todo este barullo
un problema central es la confianza en las instituciones, especialmente en lo
relativo al “arbitraje” de los conflictos de intereses, entre los que -como se
observa- quieren mantener el poder a ultranza y las nuevas reglas de la
alternabilidad democrática. Un TSJ manipulado con renuncias y escogencias entre
gallos de medianoche no da para mucho. El país tiene propuestas: El Foro Penal
y varias instituciones ya han planteado la necesaria amnistía para los presos
políticos, Cavidea y Conindustria lo han hecho
para enfrentar el desabastecimiento, antes de que sean necesarias las
“ollas comunitarias” para enfrentar el hambre y el desempleo masivo.
Avanzar hacia la
Asamblea Nacional requerirá aprender a discutir los problemas de la gente, de
la credibilidad de las decisiones con una visión imparcial de la realidad.
Hasta ahora la agenda legislativa planteada desde las ansias democráticas
apunta hacia ello, pero no olvidemos a los enemigos.
Mercedes Pulido
mercedes.pulido@gmail.com
@mercedespulidob
Miranda - Venezuela
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