Naciones Unidas ha
revisado sus normas mínimas para el
tratamiento de los prisioneros conocidas como Reglas Mandela, en honor del
desaparecido líder de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, y quien fuera
presidente de ese país tras 27 años en prisión.
Estas reglas que
honran la memoria de Nelson Mandela, un notable luchador contra el racismo,
también podrían llamarse Mario Chanes de Armas o Armando Sosa Fortuni, presos
políticos cubanos que al igual que Mandela, cumplieron largos años de cárcel
por defender sus convicciones.
El líder sudafricano
cumplió una importante parte de su sanción
en la isla Robben, Chanes de Armas, expedicionario del Granma y atacante
al cuartel Moncada, encerrado por 30
años, estuvo mucho tiempo recluido en
otra isla, menos conocida y que nunca será patrimonio de la humanidad, Isla de Pinos.
Chanes estuvo
encerrado tres décadas sin haber participado en
actos de violencia contra el régimen de los Castro, sin embargo cuando bajo el mando de Fidel y
Raúl participó en el ataque al Moncada en el que murieron decenas de personas
de ambos bandos, fue condenado a quince años de cárcel, de los que junto a
todos sus compañeros solo cumplió 22 meses de prisión.
Las condenas a
prisión del castrismo no solo son injustas sino excesivas. El, comandante Huber
Matos, por solo denunciar la penetración comunista fue encerrado 20 años. El poeta
Jorge Vals prestó el mismo tiempo tras las rejas por enfrentar las
declaraciones de un fiscal.
El caso de Sosa
Fortuni, es aún más complejo que los anteriores. Es el prisionero político
cubano de mayor edad. De sus 73 años, ha cumplido casi cuarenta de encierro, en
dos periodos separados por poco más de una década.
Sosita, como le dicen
sus amigos, está muy enfermo. Frecuentemente le suspenden la visita y le
impiden recibir los alimentos que le lleva la persona que le atiende, un
castigo que el régimen castrista aplica regularmente y que está sancionado en
las reglas Mandela.
El líder venezolano
Leopoldo López, cumple una injusta sanción aislado y con numerosas
restricciones, en consecuencia el déspota de Nicolás Maduro, al igual que Raúl
Castro viola las reglas Mandela.
Según Iban
Simonovic, alto funcionario de Naciones
Unidas para los Derechos Humanos, Ban
Ki-moon, secretario general del organismo internacional, acogió favorablemente
la revisión de las normas y destacó su importancia en la protección de los derechos humanos “de todas las personas
privadas de libertad como uno de los grupos más vulnerables que corren el
riesgo de ser víctimas de abusos y maltrato".
Otro de los acuerdos
a destacar son los relativos al confinamiento solitario o celdas de castigos.
Las reglas disponen que el encierro de un recluso por más de 22 horas sin
contacto humano o el aislamiento por un periodo superior a los quince días,
práctica contante de los esbirros en uniforme del castrismo, es violatorio de las conclusiones de este documento
internacional.
Las nuevas normas
también regulan las requisas que la dictadura cubana llama eufemísticamente
visitas de control y plantea que durante, antes y después del registro, los
carceleros deberán respetar la dignidad de los reclusos. También el acuerdo
sostiene que los presos no deben ser torturados ni abusados y que el director
del penal debe informar de inmediato sobre la muerte, desaparición o lesiones
graves de una persona que esté bajo
custodia, y realizar una investigación, rápida, imparcial
y efectiva sobre las circunstancias y las causas.
Las Reglas Mandela
protegen a los presos de la tortura, daños físicos y de tratos inhumanos y
degradantes, según Mogens Lykketoft,
presidente de la Asamblea General de la ONU,
“es un profundo mensaje de que los prisioneros son seres humanos que
nacen con dignidad y el derecho a la seguridad y al respeto a sus derechos
humanos".
Este postulado es
transgredido por el gobierno de los Castro, que nunca acató las decisiones en las que la desaparecida
Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas lo incriminaba. Tampoco, a
pesar de las numerosas promesas,
organismos internacionales como la Cruz Roja y Amnistía Internacional no se les otorga autorización para visitar las prisiones cubanas.
El documento es
realmente exhaustivo y recoge un número de situaciones que deben ser
erradicadas y que son padecidas por los presos sin que interesen las causas que
los condujeron al encierro.
La aplicación de
estas medidas debería ser obligatoria en
todos los sistemas carcelarios del mundo, aunque no es prudente hacerse
ilusiones con algunos gobiernos como es el caso de Cuba y Venezuela, que aunque han firmado numerosos acuerdos
supranacionales sobre la defensa y respeto a los derechos humanos, los violan
de manera sistemática y permanente.
Pedro Corzo
pedroc1943@msn.com
@PedroCorzo43
Estados Unidos
Como siempre, la pluma de Pedro Corzo, al lado de la Libertad. Gracias hermano por tus siempre acertadas palabras
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