Así sería la paliza
recibida, que a pesar de toda la trampa, ventajismo, robo y retraso en el
conteo de los votos, no pudieron ocultar el triunfo avasallador de la
oposición. Luego de la espera interminable y humillante de más de más de seis
horas de retraso, el mundo escuchó el discurso patético de Maduro tratando de
justificar lo injustificable.
Esto es sólo el
comienzo del esfuerzo tremendo necesario para remendar los destrozos que hizo
el “comandante eterno” que muerto está,
y encaminar al país hacía el crecimiento estable que antes tenía.
Los socialistas de la
clase media, esos rebeldes cómodos y además acomodados, que disfrutan a
plenitud consumista los viajes y libertades en todos los quehaceres del
cotidiano vivir, deben aceptar públicamente al capitalismo como el mejor modelo
económico que ha existido.
No puede existir
medias tintas que lo que hace es confundir a las masas incultas. Sí no logran
desligarse de la mitología socialista tercermundista, mantengan su doctrina
utópica como ejercicio retorico y romántico, pero en la práctica, bájense de
esa nube y vuelvan a la realidad.
¿Sobre cómo puede
seguir perdurando legalmente en el tiempo algo tan nefasto como el chavismo? es
menester recordar que todo lo que hizo Hitler fue legal, porque mediante una ley habilitante y un parlamento
sumiso, formuló todas las leyes que necesitaba. Esa es una lección que aún no
se ha asimilado completamente.
Sobre la expansión y
triunfo popular del chavismo es fácil de entender. En cualquier país con
enormes desigualdades sociales y una incultura colectiva como la nuestra,
cualquier caudillo con cierto carisma, que sepa sacar provecho a la
miseria, resentimiento y hambre ajena
mediante el populismo, tiene el triunfo asegurado, siempre que tenga dinero
para repartir. Al acabarse el dinero pasa lo que pasó.
Es preciso entender
que las misiones destruyeron lo que quedaba de cultura del trabajo y redujeron
a los trabajadores a la condición de parásitos del estado. Este es quizás el
más urgente de los cambios por realizar. Hacer entender que la ranchofilia no
está en el bolsillo sino en la cabeza. Que oiga quien tiene oídos…
Ernesto Garcia Macgregor
garciamacgregor@gmail.com
@garciamacgregor
Zulia - Venezuela
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