El
triunfo de Mauricio Macri en Argentina pone término a 12 años de populismo. Se
impuso por la vía electoral un político responsable y capaz, que ha sabido
gobernar una de las ciudades más importantes de América Latina: Buenos Aires.
La
derrota de Scioli, el documento del secretario general de la OEA Luis Almagro, dirigido a Tibisay Lucena; la
posibilidad de aplicar la Carta Democrática Interamericana a Venezuela, puso a
Maduro a bambalear. En Argentina ganó el cambio, marcó la pauta de una era
esperanzadora para Latinoamérica. La esperanza le ganó al poder instaurado en
la Casa Rosada en Buenos Aires.
En
Venezuela hay motivos para el optimismo, más del 80% de la población quiere
cambio. Dentro de pocos días, el próximo domingo 6 de diciembre, es el primer
paso para un cambio histórico en el país, se va a decidir el rumbo
institucional por el sendero constitucional. Se restablecerán las condiciones
para la confianza, con definiciones muy claras de las reglas de juego
democrático. El reto de los venezolanos no es la confrontación, sino levantar
las banderas de la justicia, de la paz, del Bien Común, del respeto a la
dignidad del Ser Humano, ese es el compromiso histórico…
No
saben cómo detener la victoria de la UNIDAD DEMOCRÁTICA, porque la mentira y el
engaño del “proyecto comunistoide” tienen patas cortas. La realidad es imposible
ocultarla, olvidan que el 6 de diciembre todos los venezolanos tenemos la
oportunidad de ser legalmente los protagonistas del cambio. Pensaban que con
sus jugarretas lograrían sembrar el desaliento, el miedo y la abstención en algunos sectores de
la población, dada la desconfianza que existe en el CNE y en el sistema
automatizado.
De
allí la importancia que juegan los testigos en cada mesa de votación, quienes
han recibido entrenamiento mediante un sistema de capacitación especial en su
conocimiento en materia electoral para
garantizar el secreto y la defensa del voto.
Por
eso el gobierno intimida a los funcionarios públicos y amenaza con salir a la calle con violencia en el caso
de perder las elecciones; esgrimieron argumentos para dudar de la eficiencia
del voto como herramienta de cambio político: buscaron artificialmente
construir una imagen de fortaleza, justamente en el momento en que los
indicadores económicos revelan que la situación está peor que nunca. El
gobierno controla “por ahora” el poder pero no puede detener la enorme fuerza
del cambio.
Jesús
Alberto Barrios R.,
jesusalbertob@hotmail.com
@jesus_albertob
Carabobo
- Venezuela
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