En el año
1996 mi ex-profesor en la Universidad de Columbia Samuel Huntington, publicó un
libro “The Clash of Civilization and the Remaking of World Order” (El Choque de
Civilizaciones y el Renacimiento del Orden Mundial), que hoy frente a los
hechos, podría considerarse una predicción cumplida. En el mismo, el autor percibía las
diferencias y enfrentamientos históricos entre el mundo islámico y el
denominado Occidente. Ante esos hechos y el mantenimiento del fanatismo
islámico, que no había logrado separar al estado de la religión, consideraba
que era una amenaza pendiente. Los sucesivos ataques terroristas han puesto de
manifiesto el realismo de aquel análisis en el cual dijo: “El conflicto del
siglo XX entre la democracia liberal y el Marxismo-Leninismo es solo un
fenómeno histórico pasajero y superficial, comparado con la continua y profunda
relación conflictual entre el Islam y la Cristiandad”.
El título
de esa obra deja abierta algunas diferencias semánticas. Por ello fue Tony
Blair quien refiriéndose al caso dijo: “La lucha no es entre las civilizaciones
sino por la civilización”. Y seguidamente Vaclav Havel también refiriéndose al
caso dijo: “Culturas hay muchas, pero civilización hay una sola, y es donde se
respetan los derechos individuales”. La discusión en el orden puramente
semántico diría que es insoluble. Basta ver las distintas definiciones de
civilización y cultura tanto en el Diccionario de la Lengua Española como en el
Webster. Asimismo Huntington en su obra discutió el tema y llegó a la
conclusión de que no es posible desconocer la civilización como el resultado
del desarrollo de la humanidad.
Pero
independientemente de la discusión semántica al respecto de si podemos
considerar o no al mundo islámico una civilización, todo parece indicar que el
Estado Islámico constituye una amenaza terrorista vigente en el mundo
Occidental en que al decir del autor está incluida la Unión Europea, Estados
Unidos y Canadá. Pero podemos ver que, no obstante que Huntington no incluye a
América Latina en el mundo occidental, Argentina sufrió el ataque a la AMIA.
Esa amenaza es producto del fanatismo religioso, y la historia muestra que el
mismo se expuso en Occidente en la Edad Media, Cruzadas e Inquisición mediante.
No puedo
menos que recordar que Montesquieu en “Las Cartas Persas” señala que “los
islamitas consideraban que los cristianos eran los que más se mataban entre
ellos”. Una prueba fehaciente de ese criterio fue la Guerra de los Treinta Años
(1618-1648) en la que murió la mitad de la población de Europa. Y no fue un conflicto
entre protestantes y católicos sino entre las distintas potencias. La misma
terminó con la Paz de Westfalia donde se acordó que cada monarca decidía la
religión de su país. O sea libertad religiosa cero. Y no olvidemos que el
enfrentamiento entre las potencias europeas continuó hasta mediados del siglo
XX con la Segunda Guerra Mundial en la que murieron unos 50 millones de
occidentales.
Fue en
Estados unidos donde superado el fanatismo religioso se cumplió el presupuesto
de Adam Smith: “Habrá libertad religiosa, cuando haya multiplicidad de sectas”.
Pero fue en Europa donde el fanatismo religioso fue superado por la Diosa Razón
y a partir de la Revolución Francesa y el jacobinismo surgió el totalitarismo,
que considero el oscurantismo de la razón. Superada la Segunda Guerra Mundial
gracias a Estados Unidos surgió la libertad en Occidente, amenazada por la
Rusia Soviética durante la Guerra Fría. Y ya debiéramos saber que la Guerra
Fría no terminó en caliente gracias a la aparición de las armas nucleares. Como
bien dijo Juan Pablo I: “Las armas nucleares no son bélicas sino disuasorias”.
Tampoco
podemos olvidar que durante la Guerra Fría América Latina sufrió la guerra
subversiva, y lamentablemente el pensamiento que la instaba permanece en la
paz. El mejor ejemplo es hoy Maduro en Venezuela y por supuesto la Cuba de
Castro. En ese aspecto es realmente lamentable que en tanto que hoy los
representantes internacionales presionan a Maduro y piden la libertad de los
presos políticos venezolanos, se ignoran los crímenes de los Castro y aun los
presos políticos en Cuba. O sea que lo que está en juego fundamentalmente en
América Latina no es tanto la violencia externa como la interna. Al respecto
Alberdi escribió: “La patria es libre cuando no depende del extranjero, pero el
individuo carece de libertad en cuanto depende del Estado de un modo omnímodo y
absoluto”. Por supuesto ello no significa que América Latina no enfrente el
peligro que representa el Islam.
Hoy todo
parece indicar que la amenaza del Islam habría reconciliado a Rusia con el
Occidente, a pesar de la invasión de Crimea y por más que hayan discrepancias
respecto a cómo se enfrenta al Estado Islámico. Así Putin se reunió con
Hollande y también con Obama. La discrepancia con Estados Unidos se refiere a
que Putin apoya a Al Asaad en Siria en contra del Estado Islámico, en tanto que
Obama lo considera un dictador y por tanto lo quiere destituir. No puedo menos
que considerar que esa posición de Obama constituye una contradicción con
respecto al acuerdo con Raúl Castro. O sea que Fidel Castro no es un dictador y
se ignoran los crímenes cometidos durante su dictadura que además sumió a Cuba
en la pobreza.
En todo
caso el enfrentamiento con el islamismo habría provocado la inclusión de China
en Occidente. Así ya recientemente China manifestó su decisión de luchar contra
el Estado Islámico. No podemos menos que considerar que vivimos en un mundo
inédito desde todo punto de vista, político y económico. Hoy la China desde un
gobierno autocrático, que se reconoce comunistas es más capitalista que
Europa. Por eso la economía China este
año crecerá tan solo un 7%, en tanto que la Unión Europea no crece.
Volviendo
a Europa, es indudable que allí es donde se enfrenta el mayor peligro islámico.
Ello se debe en primer término al resentimiento histórico relatado por
Huntington, y en segundo lugar por el riesgo que implica la creciente
inmigración islamita procedente de Siria. Ello no significa que el peligro no
trascienda a la amante de Zeus, y alcance a Estados Unidos donde ya se sufrió
el ataque a las Torres Gemelas, que costó más de mil vidas. Pero el problema
con el Islam también es complejo, pues parte de los musulmanes están en contra
del Estado Islámico. Ya Irán acordó enviar tropas a Siria a luchar contra el
Estado Islámico. Asimismo existe un enfrentamiento entre los shiitas y los
summitas. Y por otra parte es un hecho que gran parte de los musulmanes que
viven en Occidente han aceptado el principio de la libertad y abandonado el
fanatismo religioso inmerso en la política.
Entonces:
“En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del
cristal con que se mira”. La problemática pendiente en gran parte de Occidente
es que el rojo es el color del cristal con que se mira, y la izquierda se ha
apoderado de la ética en nombre de la supuesta igualdad. Así impera la
demagogia a través de los partidos socialistas y se ignora el sistema ético
político que permitiera la libertad y la creación de riqueza por primera vez en
la historia. Sistema que Marx denominara capitalista como un sistema económico
en el cual los capitalistas explotan a los trabajadores. La consecuencia es el
aumento del gasto público y la caída en la tasa de crecimiento, tal como ocurre
hoy en la Unión Europea y en Argentina.
En América
Latina ese riesgo lo representa el Socialismo del Siglo XXI, que ha violado la
libertad y destruido la economía en Venezuela. En esa línea están Ecuador,
Bolivia, y Honduras. Y no podemos menos que reconocer que la señora Bachelet ha
destruido en Chile el sistema que le permitió convertirse en un ejemplo para
América Latina. Argentina con el triunfo de Macri habría salido de esa telaraña
y volver a ser la Argentina que fue. Pero ahora tenemos al Papa, amigo de Fidel
Castro, quien acaba de proponer que la pobreza es la causa del terrorismo. Por
tanto como cree que es el capitalismo el que genera la pobreza, estaría
culpando a Occidente y justificando al Estado Islámico. Otro aspecto a
considerar es que recientemente los gobiernos, las organizaciones
internacionales y los dirigentes
políticos de América Latina, Europa y Estados Unidos están presionando a
Maduro en Venezuela para que libere a los presos políticos. Por supuesto no a
los presos políticos en Cuba.
En fin,
si bien el terrorismo islámico es un peligro pendiente, dado que las guerras
mundiales se habrían terminado como consecuencia de la existencia de las armas
nucleares, el problema político pendiente en Occidente es el sistema ético
político interno avasallado por la izquierda. La demagogia impera en nombre de
la supuesta igualdad. Me atrevería a decir que el socialismo entraña la
“indulgencia” del cielo en la tierra, y a los hechos me remito. Así en América
Latina impera el llamado populismo, que considero la etapa inferior del
socialismo. O sea socialismo antes del desarrollo, hoy avalado por las palabras
del Papa Francisco, a mi juicio exégeta de
Marx con Dios a la cabeza.
Nota:
“Cuando me refiero a Occidente lo hago reconociendo como tal a Europa
continental después de la Segunda Guerra mundial. Pero no podemos menos que
reconocer la diferencia en la filosofía política angloamericana de donde surgió
la libertad y Franco germánica de donde surgió el totalitarismo”.
Armando Ribas
aribas@fibertel.com.ar
@aribas3
Argentina
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