Una vez más arribamos
a esta época del año que invita a la reflexión, a la auditoria de vidas,
calificación de conductas que luego nos arrojan resultados que debemos de
enfrentar. En los próximos días iniciaremos la segunda mitad de esta década del
nuevo siglo y, tal vez por ello, esta reflexión deba ser especial. Un siglo que
desde su inicio, aquel 11 de septiembre, estampara su firma anunciando su
avenida.
Hace años y por estas
mismas fechas, tiraba el ancla de mi barca en un nuevo puerto, los EEUU.
Abandonaba las borrascosas aguas que cercaban un país a punto de naufragar ante
la desesperación de los mexicanos. López Portillo gritaba; "nos saquearon
pero ya no nos volverán a saquear", al mismo tiempo que certeramente daba
el tiro de gracia a una economía comatosa cuando, de forma ilegal y violando la
constitución, cual virrey colonial decidía expropiar la banca tratando de
colgarle la culpa de su ineptitud.
Como parte de mi
ritual contemplativo de fin de año, acudo a notas que produzco de mis
experiencias y en esta ocasión, me he dado a revisar las que describían mi
percepción de aquel lejano Diciembre a más de 30 años de distancia, y realmente
me sorprendo. El mundo ha cambiado, no hay duda. La Unión Soviética ha
desaparecido dando respiro a una vigorosa Europa Oriental en busca de libertad
y su destino. China emerge como el milagro del nuevo siglo, en férrea
competencia por ese título con una India transformada y sedienta de participar
en el mercado mundial. La advertencia de Hayek parece hacerse realidad cuando,
ante la caída del comunismo afirmara, ahora el gran enemigo será el Islam.
Pero al arribar a mis
garabatos describiendo nuestra región, México y EEUU, mi sorpresa es aún mayor
al darme cuenta que pasado y presente tienen una semejanza escalofriante. En la
década de los 80 los EEUU, bajo el liderazgo de Jimmy Carter, enfrentaban una
aterradora crisis económica en la cual ese triángulo de la miseria; desempleo,
crecimiento, inflación, establecían niveles nunca antes experimentados,
mientras el presidente invitaba a los ciudadanos a resignarse ante la
mediocridad. Los terroristas musulmanes en Irán invadían la embajada de EEUU,
tomando cientos de rehenes dando inicio la guerra del Islam contra occidente.
EEUU perdía su liderazgo y su prestigio internacional.
En México, el país de
Alicia y sus maravillas, López Portillo invitaba a prepararnos para manejar la
abundancia mientras la inflación y la deuda ya nos ahogaban, el peso iniciaba
su trágica espiral, nuestro petróleo rodaba igual por la cuesta baja de la
imprudencia y la demagogia, provocando que Silva Herzog, el encargado de las
finanzas nacionales, se presentara en Washington para declarar la bancarrota
del país, mendigando ayuda. Los mexicanos se arremolinaban en la frontera con
EEUU tratando de escapar de tal pesadilla.
¿Cualquier similitud
con el presente es pura coincidencia?
Hace 30 años el PIB
de México representaba el 5% del de EEUU, hoy día esa ecuación permanece igual
a pesar del mal comportamiento de la economía de nuestros vecinos durante los
últimos años. Pero tal vez el dato más alarmante sea el referente a nuestra
libertad económica. Hace tres décadas México ocupaba el lugar #63 en el Índice
de Libertad Económica. Hoy día se sitúa en el #59, mostrando claramente el
origen de nuestro estancamiento.
EEUU, por su parte,
de la mano de Obama han iniciado un estrepitoso declive en su libertad que
ahora amenaza al mundo entero. Hace 30 años ocupaba el lugar #5 en ese glorioso
índice, hoy día es el #12 y cayendo. Obama, con sus más de 1000 órdenes
ejecutivas (record mundial), procede a esclavizar al país.
Ahora ¿qué significa
la ausencia de esta libertad?
El Índice de Libertad
Económica ha registrado cientos de ejemplos de cambios en política pública
incrementando la libertad económica, fomentando así una mayor prosperidad. Esos
datos demuestran los firmes y positivos vínculos entre libertad económica y
diversos aspectos del desarrollo humano. Ningún sistema alternativo se acerca
siquiera al historial del capitalismo de libre mercado, a la hora de propiciar
el crecimiento y mejorar la condición humana. Los resultados así lo confirman y
demuestran que sólo se puede lograr un dinamismo económico sostenido, cuando
los gobiernos adoptan políticas económicas que habilitan un mayor número de
opciones para personas y empresas, fomentando la capacidad de emprendimiento.
A pesar de muchos
pasos en falso dados por países en respuesta a la sus respectivas crisis
económicas, convirtiéndose luego en un ataque político contra el capitalismo,
el sistema de libre mercado permanece vigente y saludable. A medida que se hace
más evidente el impacto de los errores reguladores y gasto de los gobiernos,
gente en todo el mundo se está dando cuenta que el perjuicio económico
infligido por la pesada mano del gobierno (crecimiento mediocre, deterioro del
entorno empresarial y reducido crecimiento del empleo) no es algo inevitable,
sino el resultado de malos gobiernos tomando venenosas opciones de política
pública.
Es muy evidente que
la política más efectiva de un gobierno para provocar creación de riqueza y
desarrollo económico, no es incrementar su gasto o el aumento de capa tras capa
de normativas reguladoras, pues ambas reducen la libertad económica y por ende
el desarrollo. En cambio, está comprobado que los mejores resultados se
consigan mediante reformas normativas que promuevan incentivos más atractivos
que impulsen la actividad empresarial, creando más oportunidades y mayor
dinamismo económico.
Igualmente notables
son los beneficios fundamentales que emanan de una relación estrecha y positiva
entre libertad económica y niveles de ingresos per cápita. En el caso de países
que logran puntajes que reflejan, incluso niveles moderados de libertad
económica, la relación entre libertad económica y PIB per cápita es enormemente
significativa y para muestra basta un botón: Ingreso per cápita de Singapur,
$90,000 dólares. Ingreso per cápita de Venezuela, $13,000 dólares.
Los países que
ascienden en la clasificación de libertad económica muestran cada vez más
elevados niveles en sus ingresos. Las economías calificadas como “libres” o
“mayormente libres”, disfrutan de ingresos que triplican los niveles promedio
del resto de países y quintuplican los de las economías “reprimidas”. A medida que la economía global se ha
transportado hacia una mayor libertad económica a lo largo de las dos últimas
décadas, el PIB mundial ha aumentado cerca de un 70%, mientras que el índice de
pobreza se ha reducido a la mitad, rescatando cientos de millones de la
pobreza.
La lección es clara:
El espíritu humano es la verdadera fuente de la prosperidad económica. Ese
espíritu alcanza su grado máximo de inspiración cuando se libera de las cadenas
con las que lo mantienen prisionero.
Entonces, políticos
mexicanos; denme libertad económica no Fobaproa.
Ricardo Valenzuela
chero@reflexioneslibertarias.com
chero13704@gmail.com
@elchero
Mexico
Ineptocracia :
“Un sistema de
gobierno en el que los menos aptos para ejercer el poder, son elegidos por esa
mayoría de los que no producen nada, en el que los miembros de la sociedad
incapaces para sostenerse a sí mismos y no tratan mas, se les recompensa con
bienes y servicios expropiados de la riqueza creada por un número cada vez
menor de gente responsable y productiva“.
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