Los militares
salieron de los cuarteles en 1992 y no han regresado ni van a regresar a ellos
en la misma forma en la cual estuvieron, al menos en el futuro previsible. No
es que guste o deje de gustar: es la realidad venezolana. No se crea que en
América Latina los militares han estado encerrados en sus barracas; su papel
político contemporáneo no ha sido tomar el poder sino intervenir para resolver
crisis. Hasta la década de los ochenta el objetivo era cogerse el poder;
después, ha sido el de actuar como factor –a veces decisivo– en los asuntos del
Estado.
Chávez construyó su
estructura de poder, primero, mediante el control del gobierno; luego, el
control del Estado; y, más adelante, el control de pedazos importantes de la
sociedad (aparato educativo, medios de comunicación, presión sobre la Iglesia
católica y otras confesiones, intentos sobre Internet, y supremacía en el
aparato cultural del país). Las instituciones del Estado que funcionan como eje
del régimen son Pdvsa, el Banco Central y la FAN. Ya se sabe de su manejo y
destrucción.
En el caso de la FAN
existe en sus oficiales una reserva institucional importante. Pueden haber
simpatizado con Chávez o no, pero saben que al final, cuando los pacientes
lleguen a la Sala de Emergencia, el médico de guardia tiene que recetar,
entablillar, operar o dar el certificado de defunción, según los casos. Además,
los militares tienen una forma de actuar que no es el clásico golpe de
madrugada, con el Popule Meus, el Réquiem de Mozart o Conticinio de Laudelino
Mejías, como anticipo musical; ahora los militares funcionan principalmente
como “estados de opinión”, capaces de apretar sin que aparezca un hematoma. No
puede decirse que no estén dispuestos a actuar con tanques y aviones, pero el
método del “descontento administrado” es muy eficaz. Eso ocurrió en el proceso
del 6 de diciembre, que obligó al Alto Mando y especialmente al general Padrino
a no permitir la violencia de los colectivos, así como luego se conminó a
respetar la instalación de la Asamblea Nacional.
El desenvolvimiento
de esta crisis tiene sin duda un componente militar. No es la pura obra de los
civiles, entre otras cosas porque la FAN posee un elevado grado de intervención
política, de la partidista y de la otra. De manera que en la ecuación que
conduzca a una salida civil de este trance, estará el factor militar. Si es
como el 23 de Enero de 1958 o como el 6 de diciembre de 2015 está por verse.
No olvidemos el
cuento de Augusto Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba
allí”.
Carlos Blanco G.
@carlosblancog
www.tiempodepalabra.com
Caracas - Venezuela
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