domingo, 24 de enero de 2016

ANTONIO PÉREZ ESCLARÍN, VENEZUELA, TIERRA DE GRACIA

Venezuela es  un país privilegiado,  lleno de encantos y prodigios, que Dios lo debió crear en una tarde en que andaba  especialmente feliz. Cuando en 1498, Cristóbal Colón llegó a  las costas de Paria quedó tan impresionado que creyó que había llegado al Paraíso Terrenal. Sus ojos trataban en vano de captar toda la hermosura, Y de su asombro y admiración,  brotó el primer nombre de Venezuela: Tierra de Gracia.

Realmente, Venezuela tiene enormes potencialidades, y  no sólo cuenta con inmensas riquezas de materias primas: petróleo, hierro, oro, aluminio, pesca, agua, productos agrícolas y ganaderos…, sino que es un país realmente bello. Cuenta con un sol inapagable, playas exquisitas de aguas cristalinas sobre lechos de coral (Morrocoy, Los Roques, Mochima, Playa Colorada,  Margarita, Choroní, Cata,  Adícora, Villa Marina, Neima…); desiertos y medanales que avanzan sin descanso con sus pies  movedizos de arena; llanuras inmensas pobladas de  corocoras  y garzas, donde los horizontes se van alejando  a medida que uno los persigue; ríos caudalosos que van culebreando  entre selvas infinitas; lagos y lagunas encantadas,  pobladas de leyendas y de magia; islas paradisíacas que parecen estrellas caídas en el inmenso cielo azul de nuestros mares;  tepuyes, castillos de los dioses pemón, que levantan sus frentes para asomarse al espectáculo increíble de la Gran Sabana; saltos, cascadas y raudales   que  entonan  con sus labios de agua el himno del amanecer de la creación; pueblitos montañeros que, abrazados a su iglesia protectora, se trepan a las raíces de la niebla y del frío; una enorme serranía habitada por el frailejón, el silencio y la soledad donde el tiempo va madurando sus cosechas de rocas; una colosal montaña  que agita contra el cielo su blanca bandera de  nieve. En marzo y abril, Venezuela llamea en los brazos de sus araguaneyes. Todas las tardes Dios se despide de nosotros en los crepúsculos de Lara y en los atardeceres de Juan Griego, y acuna nuestros sueños con el guiño sublime del relámpago del Catatumbo.

Pero en Venezuela, hoy  enfrentamos un triple reto para convertir todas sus inmensas potencialidades y belleza en vida abundante para todos: 

El primer reto es el  del reencuentro  y la convivencia, de modo que profundicemos la democracia, entendida como un poema de la diversidad, con poderes autónomos que se vigilen y regulen unos a otros,  e instituciones eficientes, que resuelvan problemas; y todos los venezolanos nos constituyamos en genuinas personas y auténticos ciudadanos, sujetos de derechos y deberes, iguales ante la ley. 

El segundo reto es cambiar el modelo estatista y rentista por un modelo eficiente y productivo, que asuma el trabajo y la producción como medios esenciales de realización personal y de garantizar a toda la población bienes y servicios de calidad. Resulta cínico que, después de haber destruido el aparato productivo y haber promovido la cultura limosnera y la dependencia absoluta de la renta petrolera, ahora el Gobierno se presente como el adalid de la productividad, pero manteniendo las políticas que llevaron al país al abismo.   

El tercer reto es  lograr un desarrollo humano, con justicia y equidad, que combata con fuerza la pobreza, la miseria y todo tipo de violencia. Es vergonzoso que, junto con Honduras, seamos los países más violentos del mundo No podemos seguir permitiendo  que la delincuencia robe la vida a miles de venezolanos y que todos vivamos en una especie de toque de queda por miedo a salir a la calle.  

La retórica épica del gobierno repite que la revolución es pacífica pero armada,  y alardea de estar dispuestos a enfrentar al imperio cuando no es capaz de derrotar la delincuencia ni el bachaqueo. A pesar de los graves problemas, los venezolanos no hemos renunciado  a la esperanza y debemos seguir trabajando con tesón, ilusión y pasión, por superar los gravísimos problemas y constituirnos en una república moderna, eficiente y solidaria,  en la que todos podamos vivir con dignidad y en libertad. 

Antonio Pérez Esclarín
pesclarin@gmail.com
@pesclarin    
Zulia - Venezuela      

No hay comentarios:

Publicar un comentario