Para lo cual
evaluaremos las condiciones y calidad de vida que tuvimos durante más de 50
años continuos después de la segunda guerra mundial.
Empezamos por
recordar cuando fuimos durante varias décadas, de los países del mundo con una
calidad de vida que nos ubicaba dentro de los 30 primeros con mejores niveles
socio-económicos, así lo demuestran la capacidad de consumo, niveles de
abastecimiento y forma de vida que tuvimos los Venezolanos.
Teníamos como
adquirir con facilidades financieras: vehículos, artefactos eléctricos, viviendas
de excelente calidad (casi tres millones se adquirieron por
propiedad horizontal con el sistema de ahorro y préstamo) construidas por
empresas privadas y organismos públicos. Los supermercados y abastos estaban
plenamente surtidos con variedades de productos y alternativas de
precios.
Las vacaciones familiares en el país y para el exterior eran
comunes, contando con líneas aéreas nacionales y extranjeras que prestaban cómodos
servicio. Las tiendas estaban plenamente abastecidas y con amplia
variedades de ropas y zapatos con distintos precios y calidad.
Salir y visitar
restaurantes o sitios de diversión eran comunes, con amplio surtido de alimentos
y bebidas con precios accesibles.
Teníamos un país
donde el 80% del empleo lo producía la actividad privada y los trabajadores
tenían alternativas de acuerdo a su capacidad o grado de formación educativa,
de buscar siempre mejores oportunidades con mayores salarios. La
informalidad era menor a un 15% y el desempleo oscilaba entre 3% y 5%, así lo
recordamos y era evidente por la gran inmigración de trabajadores que
vinieron de más de 20 países de todo el mundo en busca de las oportunidades que
les ofrecía Venezuela, convirtiéndose muchos de ellos posteriormente en
factores de crecimiento económico, creando nuevas empresas del comercio
y la producción.
Se crearon y
desarrollaron regiones económicas basadas en el desarrollo industrial,
agropecuario y comercial que abarcaron todo el país.
Vale la pena destacar los
estados Centrales por su actividad industrial y comercial. Los Llanos
y Occidente por su actividad agrícola, pecuaria y agroindustrial.
Oriente con su desarrollo turístico y comercial, Guayana con sus industrias
básicas, actividad minera y extraordinario desarrollo agropecuario.
Era evidente el
sostenido crecimiento de la actividad económica en cada una de nuestros
centros urbanos y rurales del país, así como la
multiplicación de oportunidades y empleos en todas de ellas.
La construcción fue un
factor de crecimiento económico y progreso social en el desarrollo de nuevas
viviendas e inmuebles comerciales y oficinas. La instalación de nuevas
industrias y agroindustrias fue impresionante, así como el desarrollo de
la producción de pollos, huevos y porcina.
Se creó un complejo pesquero que
nos convirtió en un gran productor de variedades de peces y mariscos, así
como el quinto productor mundial en pesca y procesamiento del
atún.
Hay que destacar que
estábamos plenamente abastecidos de alimentos producidos en el
país, apenas se importaba algunas fallas coyunturales.
Se llegó a exportar
pollos, café, arroz, pescado enlatado, así como otros alimentos procesados.
El costo de la
canasta alimentaria nunca supero la mitad de los ingresos familiares mensuales
y casi un 70% de los venezolanos cubrían la cesta básica, a pesar de
haber familias pobres la abundancia de alimentos les
garantizaba la
adquisición de productos para cubrir sus necesidades.
Los sistemas de créditos
por cuotas mensuales, permitieron que en los hogares más humildes se
pudieran obtener una nevera, cocina o televisor.
Los salarios de los
trabajadores, técnicos, gerentes o de quienes ejercían la actividad docente,
estaban de los cinco más elevados del continente.
Nuestra calidad de
vida sostuvo niveles satisfactorios a pesar de situaciones
coyunturales de reducción de la actividad económica nacional, las cuales siempre
fueron superadas.
Los venezolanos
tuvimos grandes oportunidades para educarnos tanto en el país como en el
exterior donde cientos de miles de compatriotas estudiaron con el apoyo familiar
o con becas logradas con organismos públicos (Gran Mariscal de Ayacucho)
y privados. Lo cual nos doto de excelentes profesionales y
técnicos que apuntalaron el desarrollo de Venezuela.
Pero hoy observamos
con preocupación una dramática alta desmejora en los niveles
socio-económicos de los venezolanos lo demuestra la pérdida constante de nuestra
capacidad adquisitiva y las bajas existencia de: alimentos, ropa,
zapatos, electrodomésticos etc. así como la notoria imposibilidad de
obtener un vehículo o vivienda propia cuyos precios se hacen inaccesible a
la gran mayoría de los venezolanos.
A pesar de los altos
precios del petróleo en casi una década, vimos desmejorar con
tristeza nuestra economía y con ello los niveles socio-económicos, así
como las ventajas y oportunidades de que disfrutábamos; al ver
como pasamos a convertimos en un país altamente dependiente de las
importaciones de nuestros alimentos y demás productos.
Hoy nos encontramos
sometido a la mayor inflación del mundo, causadas por el errático manejo de
las políticas monetarias y cambiarias del Banco Central, para cubrir
el creciente déficit fiscal causado por el excesivo gasto público y con
ello desmejorando y limitando nuestra calidad de vida.
Esta situación real
que vivimos nos ubica como uno de los países del mundo que alcanza las
mayores desmejoras socio-económicas en tan corto tiempo y que afectan
angustiosamente nuestra forma de vida.
Las limitaciones que
tenemos y el preocupante crecimiento de los niveles de pobreza que afecta
a casi 80% de las familias Venezolanas así lo afirman.
Vicente Brito
vicent.brito@gmail.com
redporladefensaaltrabajo@gmail.com
@vicentejbrito
Red por la defensa al
Trabajo, la Propiedad y la Constitución
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