martes, 26 de enero de 2016

LUÍS ALFREDO RAPOZO, ¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!

Mi amigo José Cona en Boca de Uchire me preguntó ¿Cómo vamos a vivir en medio de esta crisis? Dime Rapozo, ¿Cómo vamos a sobrevivir? Tú sabes que no ha sido fácil, me refiero a hacer patria en la provincia, levantar una familia, vivir en un pueblito durante todo este tiempo revolucionario; nadamos en la escasez y ahora con la baja del petróleo la vida se nos pone más dura. Me imagino que en El Esequibo, es peor ¿Cómo hacemos? -me preguntó-.

Nos fuimos caminando lentamente hacia el puente que se encuentra en La Boca de la Mora y nos quedamos mirando la bella laguna de Unare, donde los flamingos retozaban como si estuvieran en el paraíso.

-Mira José-le respondí mientras trataba de organizar las ideas, como si fuera un gran Mago, que trata de ver el futuro en una bola de cristal-, la verdad es que los días que vienen van a ser muy complicados. No me cabe la menor duda que debemos ser ingeniosos para salir adelante. Creo que la revolución ha lanzado al país en un túnel del tiempo y aparecemos como si viviéramos en 1920. Yo pienso que debemos cambiar nuestra conducta, entonces, es necesario sembrar, criar animales para comer, es decir tener un buen gallinero con su respectivo conuco. Creo que no hay de otra.

 Si algún cristiano tiene un lugar donde se pueda sembrar patilla en grandes cantidades, pues hay que hacerlo; un lugar donde se pueda sembrar lechosa, pues hay que hacerlo; un sitio-como te dije-, donde se pueda implementar gallineros horizontales, pues hay que hacerlo. No es cuento. ¿Tu sabes cuánto cuesta un par de zapatos en un centro comercial en Caracas?-le pregunté-. Bueno, te digo, cuesta miles de bolívares, eso significa que un negocio de alpargatas no es malo, porque la gente no va a tener para comprarse un par de zapatos decente, a menos que surja una empresa de calzados, que se dedique a hacer zapatos populares a buen precio y que todos tengamos los mismos zapatos y lo mismo sucede con el vestido y todo tipo de accesorio.

Cuidar hasta los tornillos, es un asunto que debe normar la nueva conducta nacional. Pues,  adquirir un televisor, una lavadora o cualquier producto importado será una cosa del otro mundo, a menos que un fabricante nacional se dedique a desarrollar esos negocios con productos autóctonos, así sean feos y todos iguales, pero, que funcionen.

Es decir-me pregunta José Cona-, ¿Qué viviremos una vida de restricciones? Yo pienso-le dije-, que efectivamente, debemos asumir nuestra realidad de país en banca rota. No hay familia que aguante esta inflación tan grande, esta improductividad que nos deja por herencia la revolución.


Te digo una cosa José, tu sabes que debes cuidar tus herramientas. Con ellas puedes hacer trabajos de cualquier naturaleza en las casas que tienen los vacacionistas en la zona, porque esa es la condición turística del sector. Conseguir herramientas con los nuevos precios sería una compra de infarto. Igualmente, nuestras mujeres, sea en esta zona rural, o en la misma Caracas van a tener que volver a aprender a coser para confeccionar camisas y vestidos como lo hacían nuestras abuelas. Es decir, que necesitamos encontrar el camino de la autogestión Es una necesidad en tiempos de crisis.

Yo me quedé mirando el horizonte azul, donde el mar se pierde en su grandeza, allí en la costa anzoatiguénse y me puse a pensar que pasará un buen tiempo para superar la plaga que le cayó a Venezuela. Entonces, le dije a José que recuperar el país es una cosa de tiempo, mientras se pone orden, se valora la democracia, se mejora las relaciones con el mundo y aprendemos a administrar nuestros recursos con inteligencia, apoyando el trabajo y la inversión.

Entonces, necesitamos cuidar todo; la moto, el carro y su uso, etc., es una nueva relación que debemos implementar , porque hay que correr y entender el grito de guerra de ¡Sálvese quien pueda!

Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo

Anzoategui - Venezuela

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