Mi amigo José Cona en
Boca de Uchire me preguntó ¿Cómo vamos a vivir en medio de esta crisis? Dime
Rapozo, ¿Cómo vamos a sobrevivir? Tú sabes que no ha sido fácil, me refiero a
hacer patria en la provincia, levantar una familia, vivir en un pueblito
durante todo este tiempo revolucionario; nadamos en la escasez y ahora con la
baja del petróleo la vida se nos pone más dura. Me imagino que en El Esequibo,
es peor ¿Cómo hacemos? -me preguntó-.
Nos fuimos caminando
lentamente hacia el puente que se encuentra en La Boca de la Mora y nos
quedamos mirando la bella laguna de Unare, donde los flamingos retozaban como
si estuvieran en el paraíso.
-Mira José-le
respondí mientras trataba de organizar las ideas, como si fuera un gran Mago,
que trata de ver el futuro en una bola de cristal-, la verdad es que los días
que vienen van a ser muy complicados. No me cabe la menor duda que debemos ser
ingeniosos para salir adelante. Creo que la revolución ha lanzado al país en un
túnel del tiempo y aparecemos como si viviéramos en 1920. Yo pienso que debemos
cambiar nuestra conducta, entonces, es necesario sembrar, criar animales para
comer, es decir tener un buen gallinero con su respectivo conuco. Creo que no
hay de otra.
Si algún cristiano tiene un lugar donde se
pueda sembrar patilla en grandes cantidades, pues hay que hacerlo; un lugar
donde se pueda sembrar lechosa, pues hay que hacerlo; un sitio-como te dije-,
donde se pueda implementar gallineros horizontales, pues hay que hacerlo. No es
cuento. ¿Tu sabes cuánto cuesta un par de zapatos en un centro comercial en
Caracas?-le pregunté-. Bueno, te digo, cuesta miles de bolívares, eso significa
que un negocio de alpargatas no es malo, porque la gente no va a tener para
comprarse un par de zapatos decente, a menos que surja una empresa de calzados,
que se dedique a hacer zapatos populares a buen precio y que todos tengamos los
mismos zapatos y lo mismo sucede con el vestido y todo tipo de accesorio.
Cuidar hasta los
tornillos, es un asunto que debe normar la nueva conducta nacional. Pues, adquirir un televisor, una lavadora o
cualquier producto importado será una cosa del otro mundo, a menos que un
fabricante nacional se dedique a desarrollar esos negocios con productos
autóctonos, así sean feos y todos iguales, pero, que funcionen.
Es decir-me pregunta
José Cona-, ¿Qué viviremos una vida de restricciones? Yo pienso-le dije-, que
efectivamente, debemos asumir nuestra realidad de país en banca rota. No hay
familia que aguante esta inflación tan grande, esta improductividad que nos
deja por herencia la revolución.
Te digo una cosa
José, tu sabes que debes cuidar tus herramientas. Con ellas puedes hacer trabajos
de cualquier naturaleza en las casas que tienen los vacacionistas en la zona,
porque esa es la condición turística del sector. Conseguir herramientas con los
nuevos precios sería una compra de infarto. Igualmente, nuestras mujeres, sea
en esta zona rural, o en la misma Caracas van a tener que volver a aprender a
coser para confeccionar camisas y vestidos como lo hacían nuestras abuelas. Es
decir, que necesitamos encontrar el camino de la autogestión Es una necesidad
en tiempos de crisis.
Yo me quedé mirando
el horizonte azul, donde el mar se pierde en su grandeza, allí en la costa
anzoatiguénse y me puse a pensar que pasará un buen tiempo para superar la
plaga que le cayó a Venezuela. Entonces, le dije a José que recuperar el país
es una cosa de tiempo, mientras se pone orden, se valora la democracia, se
mejora las relaciones con el mundo y aprendemos a administrar nuestros recursos
con inteligencia, apoyando el trabajo y la inversión.
Entonces, necesitamos
cuidar todo; la moto, el carro y su uso, etc., es una nueva relación que
debemos implementar , porque hay que correr y entender el grito de guerra de
¡Sálvese quien pueda!
Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
Anzoategui -
Venezuela
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