martes, 26 de enero de 2016

REINALDO POLEO, UN DÍA MÁS… ¿O MENOS?

Son las 6 a.m., como es usual, comienzan las notas del himno nacional, la radio coloca la versión cantada por el difunto Teniente Coronel. Un recordatorio más de que “El Presidente Vive”. Hemos quedado sumergidos en una Necrocracia.

Aunque dentro de mi auto parecería un día normal, definitivamente no lo es, desde las 3:20 de la tarde del día anterior, dejó de serlo.
Habitualmente ya estaría llegando a mi oficina en el Este de Caracas, sin embargo, en este momento voy rumbo al Oeste, me dirijo a la Ciudad de Valencia, a 120 kilómetros de mi casa. Una aventura más, arrastrado por las circunstancias que nos ha tocado vivir… ¿o tal vez las que hemos permitido?
Para mayor exactitud, el martes 20 de enero, he recibido un correo el cual dice lo siguiente:
“Buenas tardes, puede pasar mañana jueves 21 de enero por la tienda XXXXXXXXXX XXXXXXXXXX, a partir de las 8:30 am para montar los dos cauchos que se le asignaron.
Su cita vence a las 10:00 am”
¡Vaya buena noticia!
Soy un hombre con “suerte” hace un año solo tardé 5 días en conseguir una batería para mi auto. Ahora he conseguido 2 cauchos, tan solo en mes y medio.
A partir del correo, decidí cancelar toda mi agenda del día jueves 21 de enero del 2016. No había nada más importante que obtener 2 cauchos para mi automóvil. “He corrido con la suerte” de recibir la mitad de lo solicitado, pero al menos ya solucioné 2 cauchos. Puede ser que me asignen los otros 2 faltantes en alguna de las 4 listas más en las que me he inscrito.
Al igual que las baterías, repuestos y otras especies automotrices, los cauchos se convirtieron en otro artículo regulado por el estado, en su lucha contra la “Guerra económica”.
La radio permanece apagada, no puedo evitar que mi mano salte a callarla cuando escucho lo que parece ser una eterna invocación, de alguna secta nigromante, en busca de un futuro perfecto, tras un pasado imperfecto.
Para la hora, debería estar en Maracay, sin embargo, mi ruta se extendió 186 kilómetros más, una protesta por agua, ha cerrado completamente la vía y me obliga a desviarme. En Venezuela, la protesta es variable a tomar en cuenta al planificar cualquier cita.
Un día perdido, un día en el cual dejo de producir. Un día más, el cual se suma al día miércoles, que es cuando puedo conseguir, si tengo suerte, algún producto de primera necesidad, después de recorrer establecimientos y hacer interminables colas; por mi número de cedula, solo ese día puedo aspirar a obtener alguno de los desparecidos artículos.
Un día más de “Guerra Económica”. Una guerra sin prisioneros ni caídos entre los ejércitos. Una guerra con solo víctimas civiles.
8:30 a.m., estoy puntual en el local. Una cola de vehículos hace guardia frente al lugar, a la espera de su apertura. No puedo negar que siento ansiedad, en estas circunstancias, el optimismo es difícil de sostener.
Una vez dentro del local, reviso la “documentación” exigida por el empleado:
“Debe llevar y entregar la cita que recibió vía electrónica impresa obligatoriamente.
El día de su cita debe llevar:
*copia de la cédula de identidad del propietario del vehículo
*copia del carnet y/o documento de traspaso del vehículo
Debe llevar el vehículo para el cual hizo la solicitud
Debe asistir en la fecha en que se le ha asignado la cita, en caso de no poder asistir debe hacer de nuevo todo el proceso de solicitud.
No vendemos cauchos para llevar.”
Una vez más la indignación está presente entre los “afortunados”.
Aún se pueden notar las glorias pasadas en el que un día fuera un local espectacular, aún los equipos de montura, alineación y balanceo se mantienen operativos, a pesar de que no se consiguen los repuestos para mantenerlos. El empleado alcanza a comentarme que “los usarán hasta que ya no funcionen”; las vitrinas que una vez estuvieron llenas de variedad de cauchos de exhibición, rines y otros, se encuentran vacías, las paredes manchadas y una gran puerta con doble candado, al final del local, delata en donde se guarda el tesoro en forma de caucho.
La amabilidad de los empleados, típico de nuestro gentilicio, la camaradería y jocosidad de algunos de los presentes, aligera la cola… todos somos víctimas, todos coincidimos en que queremos un cambio.
Mientras tanto, para esa tarde, los venezolanos esperamos que funcionarios del gobierno, claves en el desarrollo del “Decreto de Emergencia Económica”, les expliquen a los venezolanos, a través de una interpelación pública, solicitada por nuestros representantes en la Asamblea Nacional, el alcance, funcionamiento, mecanismos y objetivos del “Constitucional” mecanismo. Apenas el día de ayer el Tribunal Supremo declaraba la “Constitucionalidad” del mismo.
11:36 a.m. Estoy listo. Me retiro del local, aún tengo que seguir intentando la búsqueda de los dos cauchos traseros.
Quiero aprovechar mi estadía y parto a una de las grandes tiendas departamentales que caracterizan a la ciudad de Valencia, Estado Carabobo, quiero ver los precios de las computadoras. Me detengo en el enorme estacionamiento el cual circunda al impresionante galpón. Solo 10 autos se encuentran estacionados… mala señal.
Las puertas automáticas se abren al sentir mi presencia, el aire acondicionado helado me recibe refrescante, afuera hace 31 grados centígrados.
Un espacio impresionante, el mismo que un día caminé entre multitudes de compradores que inundaban los pasillos entre TV de última generación, computadoras, equipos de sonido, celulares, entre otros tantos artículos y tecnología de punta. Hoy está salpicado de sartenes, hornitos asadores, un solo tipo de impresoras, entre otras minucias. Pocos clientes caminan entre los grandes espacios vacíos, grupitos de vendedores conversan entre ellos… no se necesita mucha asesoría para comprar un sarten. Por cierto, compré uno. Tres somnolientas cajeras hacen guardia, manteniendo operativa 3 de las 12 cajas que un día funcionaban incesantes. De computadoras no tienen noticias, simplemente esperan que en algún momento vuelvan a llegar.
Pasado el mediodía regreso a Caracas con 2 cauchos, un sarten y convencido de mi compromiso de recuperar mi país y de que el himno debe ser cantado por un pueblo vivo y orgulloso de su herencia.
Tengo casi 200 Kilómetros para pensar mi próximo artículo, mi protesta, mi denuncia, mi lucha.
Esa misma tarde, mientras llegaba a mi casa escucho la noticia. Los ministros no se presentaron a la interpelación. Se niegan a que la misma sea pública.
Lo que tienen que decir NO LO PODEMOS ESCUCHAR LAS VICTIMAS DE LA GUERRA ECONÓMICA.
A su exigencia de hacer más de lo mismo, apremian a la Asamblea aprobar más de los poderes extraordinarios que han mantenido por 16 años.
Aún no despiertan de la realidad de haber perdido la Asamblea Nacional.
Reivindican la idea de que el pueblo continúe comiendo, vistiendo y viviendo de ideología hediondas a formol.
Obviamente, la maquinaria y el poco dinero que no se embolsen, lo destinaran a publicitar el rechazo de una Asamblea Pensante de un Decreto impensable.
Ahora escucharemos los gritos, desde Miraflores, diciendo que la Asamblea le da la espalda al pueblo.
Una vez más, 16 años después, exigen un cheque en blanco…
El 6 de diciembre, la chequera pasó a tener un administrador que exige cuentas claras.
Por más que trato… no encuentro la forma de cerrar este artículo…
No puedo invitarles a luchar porque en este momento, TODOS, estamos luchando.
No puedo arengar cambio, porque todos hemos manifestado nuestro deseo de cambio.
Mientras un gobierno “Mortífago”, considere más importante el ideario de un muerto que la seguridad de un niño venezolano, debemos continuar la lucha.
La Asamblea Nacional nos representa, pero no es la única responsable del cambio. Los Héroes de la Asamblea, hombres y mujeres cuyos nombres serán recordados como el frente de una Venezuela decidida a luchar por un futuro mejor para TODOS, no puede permanecer abandonada en un mar de intrigas y corrupción gubernamental.
ESTA VENEZUELA NO SE RINDE NI SE REGALA.
ES EL TIEMPO DEL FUTURO, EL TIEMPO DE LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y TRANSPARENTE DEL SIGLO XXI.
AÚN SIGUE SIENDO MI TIEMPO, TU TIEMPO, PORQUE TÚ Y YO, SOMOS VENEZUELA.
… Hasta acá llegaba este artículo…
Sin embargo, lejos de finalizar el día…
En horas de la noche, al momento del cierre de este artículo, me encontraba haciendo los últimos toques del mismo. Mi mente se llena de acontecimientos, noticias. En realidad, a veces siento que nos enteramos de demasiadas cosas. Pareciera que somos una “Planta de tratamiento” recibiendo más aguas servidas de las que puede procesar y al final termina pasando el agua contaminada.
En fin, como esas cosas típicas de un día cualquiera, mi esposa me avisa que la menor de mis sobrinas se ha roto la cabeza en el parque, se atravesó a un columpio. Debo reconocer que era cuestión de tiempo de que su inagotable energía, diera de frente contra algo.
A Dios gracias mi cuñada mantiene su póliza de seguros, no imagino, en las actuales circunstancias, llevar a la niña a una emergencia de hospital, nunca he podido sacar de mi mente, los momentos vividos con su padre ( http://unaaventurallamadavida.blogspot.com/2011/08/mash-hecho-en-venezuela.html )
Todo aquel que tiene niños, sabe que no hay peor idea que ir a la clínica más cercana, a menos que la emergencia lo amerita, de igual forma no hay garantía de atención.
Mi cuñada lleva a la niña a la casa, mientras llama al servicio de emergencia de su compañía de seguros. El servicio fue inmediato, a la casa se presentó una ambulancia con un médico o mejor dicho, en castellano chavista, una “Medica”.
La doctora se percata de que la herida necesita sutura, la cual no puede ser realizada por ella en esas circunstancias, razón por la cual, recomienda el traslado de la niña a una clínica.
Inmediatamente, el personal de emergencia consultó al proveedor de servicio de la compañía de seguros, el cual no autorizó su traslado a las clínicas grandes más cercana, sino a la Clínica Los Colorados, la ambulancia procedió a trasladar a madre e hija a la Clínica, sin embargo, al llegar les indicaron que no había personal para realizar la sutura.
Mi cuñada sugirió al personal de emergencia que les trasladaran al IEQ (Clínica IEQ Los Mangos), en donde fueron sorprendidos con la misma respuesta.
El Chofer de la ambulancia insistió nuevamente con su centro de operaciones, en donde le indicaron que la Clínica Eloín en la Urbanización La Isabelica podrían atenderla (cada vez más lejos del punto de origen), así que raudo y veloz se dirigieron al nosocomio. La Doctora residente intentó localizar al médico de guardia, ya que ella no podía hacer la sutura y nadie contestó los teléfonos…
De ahí, mi cuñada llamó a la Clínica la Viña, a fin de realizar la sutura contra reembolso, el tiempo pasaba, la niña ya no sangraba ni lloraba, pero seguía con la herida abierta. La recepcionista le indicó que en dicha clínica siempre hay pediatras de guardia, así como especialistas. Al llegar le hacen esperar hasta que la pediatra pudo atenderla, luego de revisar la herida le comenta que los pediatras tienen prohibido hacer sutura y que debía llamar a un especialista, sin embargo, de antemano le decía que los mismos no se trasladan de noche a las clínicas, por motivos debido a la inseguridad…
Efectivamente, ese fue el resultado.
Según le indicaba la Doctora de la ambulancia a mi cuñada, la premura de la sutura se debe a que posterior a 8 horas, no se puede suturar, sino que debía dejarse abierto hasta que sanara por si sola. Lo cual significaba otro tipo de cuidados, más delicados, en especial con un niño.
Es importante resaltar, que el personal del servicio de ambulancia de la compañía de seguros, se mantenía al cuidado de la niña en todo momento, ya su preocupación era manifiesta. Debido a esto, sugieren trasladar a la niña a “El Hospitalito”, como es conocido el Centro Medico Pediátrico Dr. José Gregorio Hernández, una institución adscrita a la Fundación Salud Para Todos de la emblemática Alcaldía de San Diego en Valencia.
Mi cuñada acepta y fue ahí, pasada la medianoche, en donde le dieron los cuidados adecuados a mi sobrina.
Siempre he honrado a quien honor merece, y es por eso que, a través de estas líneas, hago extensivo mi agradecimiento al personal de la ambulancia de @mapfre_vzla, que nunca abandonaron a mi cuñada, trasladándola, atendiéndola y confortando en este inusual proceso.
Así también vaya mi reconocimiento al personal de “El Hospitalito”, a la Fundación Salud para Todos y a la Alcaldía de San Diego @Alc_SanDiego , cuya labor siempre ha sido muestra de la Venezuela que todos queremos.
Cosas de cosas… así terminaba un día más…

¿O menos???
Dios les bendiga.


Reinaldo Poleo
rpoleo@gmail.com
@rpoleo
Caracas - Venezuela

No hay comentarios:

Publicar un comentario