martes, 26 de enero de 2016

MARIO JAVIER PACHECO GARCÍA, LA AUSTERIDAD, SEGÚN SANTOS, DESDE COLOMBIA

A quienes parece absurdo que las FARC puedan poner presidente en 2018, hay que aclararles que ya lo pusieron.

A Juan Manuel Santos lo eligieron los despistados que votaron por la paz; los políticos de la mermelada con sus huestes; los antiuribistas, que están igual de arrepentidos que los ex chavistas de Venezuela, y los partidos y movimientos de izquierda, miembros del Foro de Sao Paulo: FARC, Marcha Patriótica, Partido Comunista y Polo Democrático, para quienes gobierna con mayor devoción que si hubiera sido candidato propio. Santos es el primer presidente de las FARC.

Las desembarazó del bien ganado rótulo de terroristas y les dio estatus de ejército beligerante e invencible; les ofreció curules y el cogobierno del país; la impunidad; la conservación de sus riquezas del delito; las reinstaló en la cima mundial del narcotráfico, multiplicando su coca con la eliminación del glifosato; las reivindicó ante las cortes penales y las autoridades internacionales incluidas la ONU, el Papa y EUA; se sometió a todas sus exigencias, que contemplan el Tribunal de la Paz que es en verdad el Tribunal de la venganza, y les firmará el acuerdo dejándoles las armas, y un salario de $1.800.000 pesos, el doble del que gana un soldado profesional, que son $902 mil pesos, más $220 mil de prima de orden público; y casi el triple del salario mínimo de los colombianos decentes.

El mundo padece una crisis económica que viene quebrando países y tiene prendidas las alarmas universales del hambre, iniciada, según algunos, en los efectos Tequila, México, en 1995; Caipiriña, Brasil en 1999 y jazz, Argentina en 2001, Para otros inició en 1997, en el sudeste asiático, y para los más, en Estados Unidos, asomada por el sector de las TIC en 2002, pero especialmente por la quiebra en 2008, del Banco Lehman Brothers, seguido por Merrill Lynch y el derrumbe bursátil que la corrupción bancaria y financiera generó en todo el orbe.

La globalización tiene conectadas las economías, así que el efecto dominó era previsible, y dio tiempo para que los gobernantes tomaran medidas de emergencia, sin embargo, en países como Brasil, Argentina, Venezuela o Colombia, siguieron robándose el erario público, tanto presidentes, como congresistas, contratistas y funcionarios del Estado.

En Venezuela, la obsesión de Chávez por la expansión de la revolución Castro Bolivariana, lo llevó a entregar la riqueza nacional, el petróleo, a cambio de simpatías internacionales, y en Colombia, la obsesión de Santos por la firma del acuerdo de paz con las FARC, lo llevó a dilapidar la estabilidad financiera que recibió en 2010, y los 70 billones de la bonanza petrolera, en mermelada política y en costear su proceso con los terroristas.

Desde el Fondo de Programas Especiales para la paz, se siguen girando miles de millones de pesos en la más grande contratación de la historia nacional, que favorece empresas y amigos del presidente, con el objeto contractual único, de ensalzar las bondades fariano/santistas.

Caracol Televisión recibió dos mil millones de pesos, y RCN, la W, El Tiempo y Semana, otro tanto, para entrar día a día  a los hogares y enredar a las familias con la mentira de la paz.

A Conecta S.A. cuya presidente  es Ángela Baena, esposa del Ministro de Minas, Tomás González, se le contrató por $5.800 millones de pesos; a Antanas Mockus por $830 millones; al ex guerrillero León Valencia, y su Nuevo Arcoiris, por más de 1.400 millones de pesos; a Etecsa, por internet en Cuba $2.400 millones; a la FAC, por viajes, $1.800 millones; a Aviatur, por pasajes, $419 millones; a Humberto de la Calle, por honorarios más de 700 millones, y a Natalia Springer por más de $4.500 millones de pesos. Por arriendos en Cuba se pagaron casi mil millones de pesos.

La comisión de historiadores, que reescribirá la nueva historia de Colombia, con las FARC como héroes y las Fuerzas armadas como villanos, recibió $594 millones de pesos. (Los nombres de los historiadores fueron aprobados por las FARC, igual que aprobaron los nombres de las víctimas que fueron a La Habana, a perdonarlos)

Los contratos directos de Montealegre, entre ellos el de la Tocarruncho, y uno por 609 millones al magistrado Cepeda quien le compró su casa de la Calera, suman más de once mil millones de pesos, mientras en las Cortes y en las Fuerzas Armadas la mermelada se traduce en cargos, presupuestos, puestos y prebendas, como los que adornan al Magistrado José Leonidas Bustos.

La corrupción tras el proceso de paz es lamentable, no sólo por el río de dinero, sino por el cretinismo de quienes todavía le apuestan a la paz de Santos. La meta es falsa. Todo es por nada. Ni las mismas FARC consideran que el objetivo sea la paz, sino el poder, y lo expresan sin tapujo a los sordos colombianos. El engaño es claro.

La dilapidación nos metió de lleno en la Gran Recesión, y ya no hay paso atrás. Las amas de casa la descubrieron en enero, cuando no les alcanzó la plata para el frijol, las frutas y la papa, y desde entonces encabezan un nuevo tipo de víctimas, las del proceso de paz.

Santos giró unos 2.6 billones de pesos, y percatándose de la quiebra, clamó por austeridad, con medidas tan extremas como la de ordenar a sus funcionarios que no vuelen más en primera clase, sino en económica, y así contribuir al crecimiento del 3.2% que auguró para 2016 el ministro Cárdenas, cuyo hermano, Jorge Hernán Cárdenas, fue bendecido con contratos por once mil millones de pesos.

Vaciadas las arcas, saqueó el presupuesto 2016, de salud, educación, cultura, vivienda y del campo, y tampoco le alcanzó. Entonces el ministro Cárdenas le recordó que cada punto del IVA equivale a 4 billones de pesos, y por eso la Reforma Tributaria lo ampliará del 16% al 19%, y lo extenderá a útiles escolares y salarios bajos.

Solo incrementó el 7% al SMLV, y con ello, el número de colombianos por debajo de la línea de pobreza, pues si el aumento es menor que la inflación, es una rebaja, y con los $689.450 no se compra ni la canasta básica que vale un millón trescientos mil pesos. Quedamos peor que Cuba, con sus 20 dólares de SMLV, porque en la isla, la canasta básica está en 19 dólares, y les alcanza.

Viéndose todavía corto para cumplir con la guerrilla, Santos decidió vender ISAGEN, uno de los activos más importantes del país, con el pretexto de las vías 4G. Sus áulicos saltaron de la dicha, pues recibirían 6.6 billones más, para la feria contractual.

Igual euforia se suscitó en el gobierno de Pedro Nel Ospina, cuando recibió los 25 millones de dólares por la venta de Panamá, que también irían a la conectividad vial, a la que llegaron recursos, pero otros terminaron en el Banco de la República y en el pantagruélico y lento Cable Aéreo de 37 kilómetros de extensión, entre Ocaña y Gamarra, cuyos últimos tornillos se vendieron por chatarra en 1950.

Bueno es comparar la abismal diferencia entre aquellos 25 millones de dólares (A la fecha  unos USD 700 millones) con los dos mil seiscientos millones de dólares, que recibió Panamá, sólo por ingresos del Canal del año pasado. Así lamentarán los nietos la pérdida de ISAGEN a manos de los canadienses, compradores de energía y terrenos acuiferos, en el planeta que se seca.

Santos, según un psiquiatra amigo, sufre de una enfermedad mental denominada Neurosis obsesiva, con síntomas que Freud llamó Ungesche henmachen, consistentes en que el paciente crea y vive una realidad irreal, como “mecanismo de defensa del yo”  y característico tanto de la histeria, como de la paranoia.

Dicha enfermedad mental explica el por qué Santos no soporta opinión en contrario, y el por qué vendió ISAGEN, y firmará el acuerdo con las FARC, contra la oposición de millones de ciudadanos. También explica su megalomanía y vocación de sátrapa, que no le permitió trastearse a la Casa Privada del Palacio de Nariño, sino cuando le dio el último toque a su remodelación fastuosa, y el por qué, en plena crisis, adornó las ventanas con cortinas de seiscientos millones de pesos, y le compró un avión a Tutina, que podrán usar de vez en cuando sus ministros, para evitar las críticas.

Santos hace lo que le da la gana, porque el pueblo que lo increpa masivamente por las redes sociales, no sale a la calle, es una masa amorfa que solo se percibe electoralmente, una entelequia movida al capricho de los poderosos y la influencia de los medios. Por eso se le abusa, se le usa y se le violenta sin consecuencia alguna.

La venta de ISAGEN es más grave que un pésimo negocio, porque transfirió la propiedad de 23 mil hectáreas de bosque, agua y biodiversidad, que son, para los canadienses, más apetecibles que la misma hidroeléctrica, pues saben que la tercera guerra mundial podría ser la guerra del agua, ya que la carencia del líquido vital desatará el mayor conflicto geopolítico y militar del siglo XXI.

Las grandes multinacionales, Exxon, Vivendi, RWE y algunas canadienses, como la Brookfield  Asset Management. BAM, que compró ISAGEN, y que suma en su inventario 250 hidroeléctricas, están comprando bosques baratos, y selvas con riqueza acuífera en países del tercer mundo, que es donde cambiamos el oro por lentejuelas. Ellos persiguen el monopolio del 75% del recurso hídrico mundial.

La sal se corrompió y no hay a quien acudir, porque el presidente sátrapa, las cortes, la Fiscalía, las Fuerzas armadas, y hasta el Defensor del pueblo que nos debería defender, están podridos.

El proceso de paz nos deja sin ISAGEN, con crisis económica, con FARC aspirando a gobernarnos, y con el pueblo medroso rasgándose las vestiduras y susurrando protestas por las redes.

Mario Javier Pacheco García
mariojavierpacheco@gmail.com
@mariojpachecog

Colombia

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