jueves, 21 de enero de 2016

GUSTAVO ROOSEN, DE PERIFÉRICO A MEDULAR

La creación de nuevos ministerios es vista normalmente con preocupación por lo que anuncia como incremento de la burocracia. Sin embargo, podría entenderse también, y esa sería la perspectiva positiva, como el reconocimiento de la atención especial que se decide dar a un sector o a un aspecto de la vida nacional. Colocar una actividad en el plano de las prioridades debería ser visto como respuesta a una necesidad o como el descubrimiento de una oportunidad. Habría que esperar que este fuese el caso del recién creado ministerio para la Pesca y la Acuicultura.

La creación del ministerio puede ser la coyuntura para revivir una actividad importante por varias razones: el empleo que genera, el aprovechamiento racional y productivo de los recursos, la oferta de alimentos para la población, la apertura de un posible rubro para la exportación, la activación de una industria y de una cadena productiva que congrega a pescadores artesanales e industriales, procesadores, investigadores, envasadores y una extensa red de comercialización.

Si se piensa que Venezuela tiene más de 2.300 Km. de costas y más de 600 mil kilómetros cuadrados de mar e importantes cuencas acuíferas, la comparación con otros países que han sabido desarrollar su vocación pesquera evidenciaría una lamentable pérdida de oportunidad. Decisiones tomadas en los últimos años, inspiradas algunas en argumentos no siempre sostenibles de protección de la naturaleza o en la intención de privilegiar economías de menor escala, han terminado por debilitar una industria que llegó a tener importancia. Los estudios conocidos coinciden en señalar un desplome de la producción de rubros emblemáticos como los de atún y sardinas, importante fuente de proteínas, comparable con ventaja a otras de origen animal. En este como en otros campos hemos pasado de cubrir en buena medida autónomamente la demanda interna a depender de la importación. Hemos convertido una industria básicamente manejada en bolívares y con insumos nacionales en una actividad comercial dolarizada. Víctima de la presión de un sistema cambiario artificialmente complejo, la actividad pesquera terminó transformándose de productiva en financiera. La función del ministerio recién creado debería ser, en consecuencia, estimular un encadenamiento productivo del que viven muchas familias y que ofrece a la población una fuente de proteínas de gran calidad y bajo costo.

Para retomar la actividad hay que empezar por definir hacia dónde se quiere ir y cómo hacerlo. Hay que entenderla como una fuente de alimento para la población pero también como una industria generadora de empleo y de riqueza. Implica deslastrarse de consignas vacías o retardarías y poner el foco en la producción, el procesamiento y la comercialización. Implica también escuchar a los expertos, volver al cultivo de bancos de sardinas y su racional aprovechamiento, modernizar la flota artesanal, desarrollar una bien controlada pesca de altura, procurar acuerdos con las flotas de atuneros en condiciones favorables de intercambio, asegurar la representación formal del país en las comisiones multilaterales de negociación de acuerdos pesqueros, apoyar el desarrollo de la infraestructura necesaria, recuperar las plantas enlatadoras y garantizar el suministro de insumos nacionales para la fabricación de envases.

El país estará sin duda de acuerdo en abordar el tema de la industria pesquera de manera sistemática, buscando el justo equilibrio entre los aspectos sociales, alimentarios, económicos y ambientales. Urge un plan para desarrollar una industria pesquera competitiva, capaz de generar empleo, satisfacer las necesidades de alimentación de la población, estimular el emprendimiento y contribuir a mejorar la balanza de pagos por la vía de la exportación.

Lo importante no será la creación de un ministerio, sino su organización, la claridad de sus objetivos, la capacidad para desarrollar una estrategia bien concebida y logar resultados. El rango de la entidad importa poco. Importan su orientación y los resultados. Solo entonces el ministerio de Pesca y Acuicultura pasará de periférico a medular.

Gustavo Roosen
nesoor10@gmail.com
@roosengustavo

Miranda – Venezuela

1 comentario:

  1. Dr. Roosen, si la segunda premisa tuviera la más mínima lógica, los países industrializados tendrían infinitos ministerios, porque aunque los atienden, enfrentan infinitos problemas, medulares muchísimos. Similar el caso venezolano de hoy a lo que hizo la banca criolla a partir de 1973 y no recuerdo hasta cuándo, que se burocratizó tanto, que por cada papelito se creaba una gerencia con la parafernalia propia de la improvisación. Los ministerios y las gerencias son redes que pueden atender una inmensa problemática con gerencias o direcciones de línea, sectoriales o de cualquier título. Este gobierno es una eterna improvisación porque adolece de la más mínima idea de lo que traduce gobernar. No hay que darle más vueltas a esta realidad.

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