miércoles, 20 de abril de 2016

PEDRO PABLO FERNÁNDEZ, GRITOS DEL SILENCIO

Para reactivar la economía hay que hacer muchas cosas, entre otras, resolver los desequilibrios macroeconómicos y microeconómicos, controlar la inflación, sincerar los precios

En Sidor, la más importante Siderúrgica de América Latina, que llegó a producir en manos del grupo trasnacional Techint 359 mil toneladas de acero, lo único que se escucha es un estruendoso silencio.

En las áreas industriales en donde unos pocos años atrás habían hornos y equipos trabajando sin parar hay un silencio ensordecedor. Ya no es solo un problema de mala gerencia, esta industria demanda grandes cantidades de energía eléctrica que no tenemos.

Dilema en número

Es un cementerio industrial donde ya no se hacen cabillas, ni planchones, ni láminas de acero, ni productos para línea blanca, automóviles, ni hojalata para envasar alimentos. La Industria está quebrada desde el 2014 y este año las pérdidas llegaron a la cifra récord de 13 mil 177 millones de bolívares. 10 mil hectáreas para sembrar papa en Táchira, Mérida y Trujillo están esperando 2.500 toneladas de semillas que vienen de Canadá. Si no llegan, 7 mil familias se quedan sin sustento. Si no hay semillas no hay producción, si no hay producción habrá escasez, con la escasez subirán los precios y con los nuevos precios se acabó la papa en la mesa de la clase media y popular. No solo es la semilla: hay incertidumbre en relación al suministro del resto de los insumos y los costos de producción han tenido un incremento por encima de 150%.

Esto mismo ocurre con el resto de la producción agropecuaria, y es igual a lo que pasa con la industria química, farmacéutica, textil y automotriz. Toda la industria está trabajando al mínimo de su capacidad. Reactivarla es imprescindible para combatir la escasez, la inflación y evitar que se pierdan empleos. Esa es la tarea más urgente que tenemos. Superar la crisis que estamos viviendo en Venezuela supone cambios profundos en la política económica.

Extremadamente complejo

Salir de esto va a exigir grandes sacrificios de una población que ya está sufriendo bastante. Con el petróleo a cien había recursos para desarrollar una política social generosa, pero emprender el urgente camino de la rectificación económica con el petróleo a treinta va a requerir de un equipo muy competente, mucha planificación y la ejecución de políticas públicas inteligentes, bien pensadas y desarrolladas.

Para reactivar la economía hay que hacer muchas cosas: resolver los desequilibrios macroeconómicos y microeconómicos, controlar la inflación, sincerar los precios, devaluar la moneda para estimular la producción, desmontar los controles, garantizar el estado de derecho y en particular el derecho a la propiedad, establecer un sistema cambiario que garantice el acceso a las divisas para que la  industria pueda comprar materia prima, hacer inversiones para mejorar en la infraestructura de servicios públicos, garantizar la seguridad de las personas y de los bienes, establecer estímulos fiscales y financieros para atraer inversiones, mejorar la legislación laboral y rezarle a San Isidro para que por favor no quite el agua y ponga el sol sino al revés.

La industria no se puede reactivar porque no hay energía eléctrica para que produzca. Para aumentar nuestra capacidad de generar energía eléctrica necesitamos mucho tiempo, grandes inversiones en infraestructura y que la naturaleza se apiade de nosotros y nos mande una agüita. 

La tarea es monumental

El muerto pesa mucho para que lo cargue un gobierno solo. Va a hacer falta un esfuerzo de la sociedad entera. En un ambiente de inestabilidad política como el que estamos viviendo y de confrontación es imposible que se genere la confianza necesaria para que haya inversiones que nos permitan superar la crisis.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo hace unos días: “No es del interés de Estados Unidos el ver fracasar a Venezuela, ya que si Venezuela fracasa, eso podría tener un impacto sobre las economías de Colombia, Centroamérica o México, y eso a su vez puede afectar a la economía de Estados Unidos”.

Esa es la verdad

Nadie está interesado en que la economía venezolana colapse: ni los gringos, ni los empresarios. La situación económica es grave y es consecuencia de una política económica equivocada. Darle al problema la dimensión que tiene es fundamental.

Pedro Pablo Fernandez
pfernandez@ifedec.com
@PedroPabloFR

Caracas - venezuela  

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