En Venezuela, muchos aportes de alto valor intelectual
referidos al pésimo desenvolvimiento económico de los últimos años impulsado
por un decadente “proyecto socialista”, se insertan en un contexto
“interpretativo” de nuestra realidad asumiendo propuestas democráticas para un
régimen autocrático cuya mayor demostración de democracia se ha reducido al
derecho a votar; al tiempo de irse perfeccionando un tipo especial de “dialogo
político” entre sordos y mudos teniendo como testigo presencial la neurótica
desesperanza del pueblo.
Etimológicamente, es clara la diferencia entre democracia
(cracia: gobierno y demos: del pueblo) equivalente a “poder del pueblo”
sustentado en la soberanía popular y en presencia de una división de poderes
como garantía del respeto del derecho de los ciudadanos y de un control sobre el manejo de las finanzas
públicas; dictadura (ura: actividad y
dictaré: de quien apunta) donde el “dictador”
tiene el poder para hacer y aplicar las leyes sin conocer límites
legales e igualmente los derechos ciudadanos se restringen según disponga la
“autoridad”; totalitarismo como un
sistema político donde una sola persona tiene todos los poderes sin ningún
límite hasta regular la vida pública y privada, siendo el Estado el soberano
absoluto que restringe la participación ciudadana al igual que los derechos
individuales; y autocracia totalitaria donde el poder se concentra en pocas
manos y se ejerce todo el control político, económico, social e ideológico,
teniendo la precaución mediática de conservar algunas instituciones de la
democracia pero bajo un rígido control del Gobierno en un contexto nada
equivalente a la soberanía del pueblo, y muy por el contrario se perfila como
una “democracia dictatorial” Estos sistemas tan opuestos, tienden a coincidir
cuando p.ej. un “gobernante democrático” ejerce el mando de forma autoritaria
(¿?), persigue a los opositores, gobierna para un solo sector del país y limita
la libertad de actuación política-partidista al extremo de criminalizar con
cárcel su ejercicio.
La crisis socio-económica de tipo estructural que
presenta la Venezuela del presente, hace necesario mantener una actitud de
lucha con espíritu crítico ante el definitivamente imperfecto socialismo del
siglo XXI que ¡está cavando su propia tumba! con la potencialidad de
¡enterrarnos a todos!; ante lo cual (y para salvarnos todos) debemos liberar
nuestra energía creadora con la
finalidad de propiciar una inmediata revolución social entendida como un
movimiento que se origina en la sociedad en aras de enfrentar las élites
gubernamentales, a la luz de grandes protestas
utilizando el proceso político como vía para lograr un cambio, en aras
de romper la estructura económica,
política y social con el propósito de sustituir la “sociedad económica” en
conjunto con los métodos de producción (generación de bienes consumibles a
partir de materia prima bruta) y con los modos de producción (diferentes formas
de organizar la fabricación e intercambio de bienes), bajo la figura de una
“autodestrucción innovadora” para posteriormente estabilizarla. Vale recordar,
que Lenin Vladimir Ilich Ulianov (Lenin)
en su condición de líder del primer “Estado obrero” del siglo XX condujo una
revolución social para derrocar una autocracia; acción ciudadana nada parecida
a un “golpe de estado” que se afianza en procurar un cambio de régimen por
medios usualmente militares, que a nivel mundial han demostrado históricamente
ser peor como remedio que la enfermedad que pretenden “curar”. Es de resaltar,
que en general las revoluciones sociales son altamente desorganizadas con mucha
espontaneidad en las protestas que usualmente concluyen en disturbios (no
intencionales) sin dejar de mencionar lo atinente al mínimo papel activo que
juegan las élites sociales; escenario integral en mucho generado por no existir
un objetivo único y uniforme cuya ausencia nos sitúa en un indeseable conflicto
ideológico entre los
participantes(cuando el “enemigo” es el
mal gobierno) como por ejemplo cambiar por completo la estructura de poder
existente versus procurar reformas políticas y legislativas (en deseable
dialogo) para mejorar las condiciones del bienestar social. Indefinición, que
para el caso venezolano, es aprovechado por el gobierno para inducir una
incompatibilidad funcional entre los dos poderes originarios (Ejecutivo y
Legislativo) bajo el amparo cómplice del tsj (minúsculas intencionales), que
p.ej. emitió recientemente una “sentencia” (de nuevo minúsculas) para
restringir la materia contralora de la AN, fijando “limites democráticos para
garantizar el equilibrio entre poderes” (¿?).
Capítulo especial merece la corrupción, que es la mayor
enemiga de la democracia al deteriorar las condiciones económicas, habida
cuenta de generar incertidumbre y aversión al riesgo limitando la inversión y
obviamente las posibilidades de crecimiento, desarrollo y progreso. Resulta
ilustrativo señalar, que en América Latina durante los últimos 30 años han sido
condenados por corrupción unos ¡12
expresidentes!: Antonio Noriega (Panamá), Luis García Meza (Bolivia), Rafael
Videla (Argentina), Efraín Ríos (Guatemala), Alberto Fujimori (Perú), Carlos
Menen (Argentina), Alfonso Portillo (Guatemala), Jorge Quiroga (Bolivia),
Rafael Calderón (Costa Rica), Arnoldo Alemán (Nicaragua), Miguel Ángel
Rodríguez (Costa Rica), y para el caso venezolano Carlos Andrés Pérez
(condenado por un “delito económico”), mientras que a la fecha se está iniciando un proceso judicial
contra el expresidente Lula Da Silva (Brasil); configurando un contexto de
trascendencia que puede aplicarse en la Venezuela del presente y del futuro, ya
que visionariamente los delitos contra el patrimonio público no prescriben, es
decir nadie podrá salvarse del castigo al cometer delitos de corrupción.
Nos permitimos una puntualización, especialmente dirigida
a los “revolucionarios venezolanos” que continuamente citan al marxismo con
frases construidas que ni ellos entienden ante la ausencia de conocimiento
sobre su vida y pensamiento: Karl Heinrich Marx nació el 05/05/1818 en Prusia
(actual Alemania) en el seno de una familia económicamente acomodada y culta,
su padre fue un brillante abogado judío y un hermano ocupó el cargo de ministro
del interior. Carlos, por su parte, vivió exiliado durante muchos años en
Londres mientras luchaba y escribía en un ambiente de absoluta miseria que
motivó la muerte de varios de sus hijos. Una vida cargada de VALORES (al margen de la acera
donde nos encontremos) que impulsó el “marxismo” sin llegar a ciencia ya que
carece de fórmulas y tablas, incluida la explicación sobre las debilidades del
capitalismo que a su parecer lo llevaría a su autodestrucción y que paradójicamente
lo convirtió en “salvador del capitalismo”; siendo por tanto tarea de los
“marxistas” edificar su indefinido socialismo-comunismo.
Reflexión final. La “explosión” de nuevos ricos surgidos
del “proceso revolucionario”, la mayoría provenientes de familias humildes que
violentaron su estructura de Valores muy especialmente la honestidad, están
configurando un cuerpo de “apátridas del mundo” por su delictiva conducta;
razón por la cual aspiran convertir a Venezuela en un refugio territorial de su
oscuro comportamiento personal “en revolución”.
Jesús Alexis González
jagp611@gmail.com
@jesusalexis2020
Coordinador General ,
Observatorio 2012
Miranda - Venezuela
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