TRUCO Y MENTIRA
En días pasados los representantes del régimen forajido de
Nicolás Maduro participaron en reuniones extraordinarias del Consejo Permanente
de la OEA. En la primera, solicitada por Venezuela para denunciar los “excesos”
del Secretario General Luis Almagro por haber presentado un contundente Informe
sobre la gravísima situación política del país, participó en nombre del régimen
la desapacible responsable de sus relaciones exteriores. En la segunda, convocada a solicitud de 18
gobiernos democráticos de la región, para examinar dicho Informe, el régimen
estuvo representado por un segundo del Ministerio de Relaciones Exteriores, a
la vez representante ante la Organización.
La enviada de Maduro en una extensa y agresiva intervención
recurrió a la mentira y a la farsa, como es usual en el plano interno, en su
intento de descalificar y acorralar al “injerencista” y “lacayo” del imperio,
Luis Almagro, Secretario General de la OEA. Presentó con igual desvergüenza una
Venezuela imaginaria, un modelo económico, político y social único,
especialmente en cuanto al respeto de los derechos humanos y de la democracia.
A pesar de que la mayoría consideró una burla la irrespetuosa intervención de
la canciller, por los términos y las expresiones utilizadas, los embajadores de
los países de la región se limitaron diplomáticamente a escucharla, sin mayores
consecuencias. Sólo un par de intervenciones de países del grupo chavista que
condenaron la “injerencia” de una OEA al servicio de Washington y de la
burguesía regional que busca “desestabilizar” al régimen de Maduro y dar fin a
la revolución bolivariana.
Un día más tarde, a solicitud de un grupo de gobiernos
comprometidos con la democracia en la región, se reunió de nuevo el Consejo
Permanente, para examinar el Informe del Secretario General, reunión en la cual
el representante de Maduro mostró, en un estilo muy peculiar, propio de una
diplomacia marginal, no sólo el desconocimiento de las reglas de procedimiento
de la Organización, sino del fondo del tema que se examinaba, es decir, el
sentido y el alcance de la Carta Democrática Interamericana.
Un discurso grosero y altanero que causó en la Sala una
indignación que provocó, como nunca antes en el Consejo, un sin número de
solicitudes de “puntos de orden” para exigirle el respeto de las formas en la
presentación de sus argumentos. Los insultos y las descalificaciones a los
gobiernos de la región, a los que calificó de golpistas, traidores y lacayos
fueron rebatido con altura por los representantes de los otros países.
El rechazo de la mayoría de los presentes fue contundente,
muy lejos de una “victoria” de la revolución, como el mismo Maduro lo dijo en
público horas más tarde. Un par de apoyos, algunas abstenciones, muchas
críticas. La solidaridad expresada estuvo siempre y exclusivamente relacionada
con el pueblo venezolano y no con el cuestionado régimen. Si la forma fue
decisiva, el fondo fue aún más determinante. En sus enredadas intervenciones el
representante del régimen rechazó la activación de la Carta Democrática,
argumentando el derecho de los pueblos, el de Venezuela en este caso, a su
autodeterminación; a la vez que exigía con igual cinismo el respeto de la
soberanía, la misma que paradójicamente ha sido entregada a los cubanos.
También reclamo el respeto del principio de la no injerencia en los asuntos
internos, de parte de la OEA y de los gobiernos “reaccionarios” que defendían
el derecho a la democracia que exigen los venezolanos.
El representante del régimen desconoció el origen, el sentido
y el alcance del “derecho a la autodeterminación” que con tanto entusiasmo
mencionan aquí y allá. La inmensa mayoría de los venezolanos, ignorada en sus
incoherentes intervenciones, quiere democracia y libertad y eso es precisamente
el ejercicio más claro del derecho a la autodeterminación de los venezolanos en
general, que el régimen niega.
También desconoció, el representante de Maduro, el desarrollo
del Derecho Internacional a pesar de que
los embajadores de los otros países se lo recordaron en varios momentos. Todo
lo relativo al respeto de los derechos humanos se extrae hoy de las
jurisdicciones nacionales. El tema ya no es más de la exclusividad de las
jurisdicciones internas. Por el contrario, el tema es hoy del interés de la
comunidad internacional que tiene la obligación de velar por su respeto y
promoción. La democracia es precisamente el derecho humano fundamental que
permite el único espacio en el que se pueden ejercer los demás derechos humanos
reconocidos y protegidos por las Constituciones Nacionales y los Tratados
internacionales.
El chavismo se hizo lamentablemente “notorio” en la región y
no precisamente por su contribución a la integración de la región, menos a la
paz y a la democracia. A partir del 1 de abril le corresponde a Bolivia ejercer
la presidencia del Consejo Permanente. No por méritos, por cierto, sino por una
simple rotación establecida por el orden alfabético. Ninguna sorpresa si desde
esa posición el confuso representante de Evo Morales intente, como buen
militante de lo queda de chavismo, trate de impedir que el Consejo se reúna y
considere el tema como lo han pedido más de 20 Estados Miembros. Sería un error
garrafal, un esfuerzo inútil que violentaría el orden de la Organización.
Independientemente de cualquier esfuerzo contrario, el
Consejo seguirá considerando el tema y adoptará en su oportunidad las medidas
necesarias para que se reestablezca el orden democrático en Venezuela, en el
más corto plazo, en aplicación de la Carta Democrática que completa la
activación acordada el sábado pasado por los Cancilleres de Mercosur, de la
Cláusula Democrática prevista en el Tratado de Asunción y sus Protocolo. El
estado de la democracia se ha agravado. El hilo constitucional no se restablece
con la “nulidad” anunciada y parcial de dos sentencias del TSJ. Ello sólo será
posible cuando se liberen todos los presos políticos, cese la represión, se
respete la autonomía de la Asamblea Naciones y de los Poderes Públicos y se
elabore un cronograma electoral sin dilación.
Victor Rodriguez Cedeño
vitoco98@hotmail.com
@vitoco98
internacionalista
Caracas - Venezuela
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