El trágico mundo de hoy destaca a diario a
los cubanos que tratan de escapar por cualquier medio posible hacia Estados
Unidos, el país que durante generaciones les enseñaron que era el gran Enemigo.
Otra muestra es el triste panorama de los
venezolanos que huyen por miles –cuando pueden– de un régimen corrupto y
despiadado que ha acabado, en 16 años, con toda la prosperidad y las libertades
de su historia.
Además señala al régimen de Nicolás Maduro,
indiscriminadamente, cerrando fronteras y levantando vallas de alambres de
púas.
Asimismo, en Europa, el drama de los
emigrantes está obligando a los gobiernos de varios países, desesperados ante
el éxodo interminable del continente africano y naciones pobres, a levantar
muros en un vano intento por contener a los miles que intentan cruzar sus
fronteras.
El mundo ha cambiado radicalmente en el
último medio siglo y los valores del individuo se han reducido a luchar por
sobrevivir en ambientes autoritarios, donde la primera enseñanza es el odio y
la desconfianza hacia sus semejantes.
Los castristas, cuando llegaron al poder,
convirtieron la isla en un infierno donde los círculos están marcados para todo
el pueblo, pero no para la élite. Unos pocos gobiernan con mano férrea,
temiendo y aplastando al menor de los soplos de inquietud de los disidentes.
Mientras tanto el pueblo cubano sobrevive
privado del bienestar, que es la calidad de vida natural en otros países. Por
eso es que escapa a la Tierra Prohibida, que tiene de todo en lo material y en
libertades.
La huida de los venezolanos de la patria es
incluso más dramática, porque conocieron de la prosperidad, reflejada en la
clásica frase de “Está barato, dame dos”… cuando iban de compras al extranjero,
especialmente a Estados Unidos. Incluso el escape de los venezolanos es aún más
desesperado debido a que huyen de la persecución política y ante el temor a
perder la vida. En la tierra del Libertador la existencia no vale nada y puede
terminar incluso en las manos del hampa.
Está comprobado que los problemas de Cuba y
Venezuela son la corrupción y el despotismo de sus gobernantes. Por eso,
mientras estos no cambien, el amargo éxodo proseguirá perdiendo a su población,
pese a todas las medidas que trate de crear y aplicar el gobierno de los
Estados Unidos.
Angelica
Mora
angelicamorabeals@yahoo.com
@copihueblanco
Nueva
York - Estado Unidos
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